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Jorman Campuzano: ayudó en un asadero de pollos, fue figura de la B y ahora jugará en Nacional

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Tiene 21 años, nació en Palestina Tamalameque, en Cesar, y se abrió camino en el fútbol desde hace seis años cuando decidió viajar a Bogotá, en donde jugó con Equidad, luego tuvo opción de irse a Banfield, de Argentina, y terminó como destacado del Pereira.

Helibelton Palacios, lateral procedente de Brujas, de Bélgica; Vladimir Hernández, proveniente de Santos, de Brasil; y el arquero argentino Fernando Monetti y su compatriota Diego Braghieri, subcampeones de la Libertadores con Lanús; fueron las caras nuevas anunciadas en los últimos días por Nacional para enfrentar la temporada 2018.

Y ahí, en medio de esas contrataciones y movimientos millonarios, apareció el nombre de Jorman Campuzano, un joven talento surgido en las filas del Pereira, de la Primera B del fútbol colombiano, en el que dejó unos números contundentes en 2017: jugó 34 partidos, con 3.005 minutos disputados.

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Pero para llegar a cumplir sus metas, el volante de marca ha hecho camino al andar. Como un alto porcentaje de las figuras del balompié de nuestro país nació en una cuna humilde y comenzó jugando en las calles de Palestina Tamalaque, su pueblo natal.

“Ese ‘pelao’ jugaba y jugaba, salía a patear balón al frente de la casa junto a su hermano, al principio era arquero, pero después poco a poco cambió de posición. En los Intercolegiados, ya más grandecito, era delantero y ya cuando me di cuenta se volvió volante en la profesional”, relató Aristides, el maestro de química y orgulloso padre de Jorman Campuzano.

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La fiebre de fútbol corría en la sangre del nuevo jugador de Nacional desde muy niño, para él no pasaba nada diferente por su cabeza, que ser futbolista.

Por eso, a los 15 años decidió cambiar su calurosa tierra para marcharse a la ‘nevera’. Así, Bogotá fue su destino. Con nostalgia y llanto, Jorman arrancó a buscar mejores horizontes.

“Yo vi en un programa de televisión a Wilington Ortiz y finalizando, él dio un número para los interesados en probar en su escuela. Jorman se fue con un tío, se presentó allí; pero Willington solo tenía categorías de niños. Entonces, nos recomendó otra escuela llamada ‘Churta Millos’ para jugar torneos locales de la Liga”, agregó Aristides.

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En poco tiempo, Campuzano mostró cualidades que lo llevaron a destacarse por encima de sus compañeros y así despertó el interés de Equidad, que no tardó mucho en hacerlo parte de sus divisiones menores.

Ya con la camiseta de los ‘aseguradores’ se siguieron abriendo puertas, posibilidades de mostrar el talento del cesarense. Un viaje a Argentina, en 2014, apareció en el camino de Jorman Campuzano, quien ni corto ni perezoso aprovechó y de qué manera.

“Por ese viaje de mi hijo a Argentina me embargaron el sueldo, por una libranza que hice. Incluso después para ayudar a solucionar, pusimos una cantina en el pueblo con mi esposa. Pero más allá de eso, lo importante fue que Banfield lo vio, lo querían dejar; pero se dieron unos problemas de papeles y no se pudo dar”, dijo Aristides, dejando escapar una sonrisa.

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Pero como no hay ‘mal que por bien no venga’, desde territorio argentino le recomendaron al joven mediocampista a Hernán Lissi, quien en 2015 se convirtió en técnico del Deportivo Pereira.

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Y dicho y hecho: para el mes de abril de ese año ya integraba la Sub-20 y en poco tiempo fue ascendido al plantel profesional de los ‘matecañas’.

“Jorman llegó a Pereira con algunas muditas de ropa, con su maleta con muchas ilusiones y de entrada, se le veía su humildad. Ya yo me encargué de ayudarlo, de buscarle una casa hogar, pero no se amañó mucho y terminó viviendo en mi casa, junto a mi familia”, contó Rubén Darío Marín, jefe de seguridad y logística del Pereira, quien se convirtió en un segundo padre para el futbolista.

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Con la camiseta de los pereiranos comenzó a destacarse, se ganó un puesto en la titular para afrontar el torneo de la B y durante tras tres temporadas empezó a llamar la atención de varios clubes grandes de nuestro país.

Primero fue Once Caldas, después Cali, Millonarios y en el último mes Nacional los que buscaron a Campuzano para llevarlo a su disciplina. Incluso, cuando fue ofrecido al América la respuesta desde las oficinas del rojo en la capital del Valle fue: “él no encaja para el fútbol que hace Hernán Torres”.

“El muchacho se desesperaba y me decía que se quería ir, que qué pasaba. Pero yo le contestaba que nunca le había fallado: así se hizo lo de los arreglos a la casa de su mamá en su pueblo, con el carro que quiso y que con lo de la ida a otro club le iba a cumplir”, agregó ‘papá’ Marín, quien conoce bien a uno de sus ‘hijos’ por adopción.

 

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Finalmente, el viernes de la semana pasada se confirmó la transferencia a Nacional, el gran salto de Jorman Campuzano que no olvida sus raíces, ni tampoco que para levantar unos pesos en Bogotá ayudó en un asadero de pollos y por ese camino de humildad espera seguir ascendiendo en el fútbol, ganarse un puesto en el verde, ser convocado a la Selección Colombia e ir al exterior.
 

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