A Andrés Felipe González le ocurrieron dos milagros al mismo tiempo en mayo de 2014. Tras dos meses de constante lucha e incertidumbre, sus dos amores, Alexandra Gómez y Julieta González, sobrevivieron a lo imposible y se quedaron para alegrar la vida del que en ese momento era jugador del Junior de Barranquilla.
En otro plano quedaba la final que estaba por disputar en el torneo apertura de ese año frente a Atlético Nacional. Las oraciones, el pensamiento y las fuerzas de Andrés, estaban en la clínica Portoazul de la capital del Atlántico.
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Dos meses atrás, su esposa, Alexandra, tuvo un paro cardiorrespiratorio en el séptimo mes del embarazo de Julieta, su hija; ocasionado por unos trombos que le taponaron la arteria pulmonar.
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“Las dos son un milagro, mi milagro. El tiempo que estuvimos allí fue muy difícil, a nosotros siempre nos decían que nos preparáramos para lo peor. Pasábamos de la etapa más critica a una peor”, afirmó González a GolCaracol.com
El nacido en Cali, en 1984, habla en plural porque junto a él estaba su otro hijo, Juan Diego, quien en ese momento tenía 9 años.
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“’Juandi’ fue hijo único por mucho tiempo. Se le daban todos los gustos y era al que le poníamos toda la atención. De un momento a otro todo cambió. Ha sido muy maduro y muy fuerte, nos ha dado una mano inmensa en todo esto. Julieta lo adora, no lo puede oír porque ahí mismo se está riendo, con ella ha sido muy especial y él también merece un párrafo aparte”, aseguró.
Y es que tras la tormenta llegó el diagnóstico: Julieta había sufrido parálisis cerebral infantil. Ahí, Andrés y su familia no lo pensaron dos veces, hicieron maletas y pese a que todavía tenía seis meses de contrato con Junior, decidieron irse a Cali. Desde ese momento, todo gira en torno a uno de los milagros que ocurrió en la familia González Gómez.
“Conversé con Julio Comesaña (el DT en ese momento) y Fuad Char, ellos la verdad me colaboraron mucho. Junior se portó muy bien conmigo. De hecho, a pesar de que se rompió el contrato, me ayudaron con una parte económica para que tuviéramos con qué afrontar la situación”, añadió.
El vallecaucano de 34 años fue el primero en reconocer que, si seguía con su carrera como futbolista, dejaba a su esposa en una condición de vulnerabilidad. “No le podía dejar toda la carga a mi esposa, también era mi deber como padre”.
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Ese deber, del que habla Andrés no le debe sorprender a nadie porque “es nuestra labor, nosotros estamos haciendo lo qué debemos hacer como padres, es nuestra obligación. Agradecemos profundamente todo el apoyo, pero sentimos que es nuestra responsabilidad y ella merece todo nuestro trabajo”.
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Porque Julieta nunca ha estado sola. Junto a sus padres, el mundo del fútbol se ha volcado en el siguiente paso que Andrés y su esposa quieren brindarle a su hija: un tratamiento con células madre.
Y para esto, Paulo Dybala, Cristiano Ronaldo, James Rodríguez, Radamel Falcao, Juan Fernando Quintero, Gustavo Cuéllar, Dávinson Sánchez, Adrián Ramos, Wilmar Barrios, Carlos Bacca, entre otros, pusieron un granito de arena y donaron sus camisetas firmadas para recaudar fondos este próximo 5 de diciembre, con el fin de ayudar en el tratamiento de Julieta.
“Nuestro anhelo es poder hacer de ella una persona independiente. Pero, así como es nuestro anhelo, también es nuestro mayor temor. Sabemos que no vamos a estar toda la vida, por lo que nosotros esperamos que ella en un futuro pueda salir adelante solita”, señaló.
“Tenemos esperanza porque a muchos pacientes le ha servido. Además, la condición de Julieta da para ilusionarse. Ella es ideal para ese tratamiento. Ha logrado avances que posiblemente la gente no nota, pero que son muy significantes para nosotros. Como que tenga su cabeza quieta por siete segundos para nosotros es mágico. Que intente agarrar algo, que reconozca a personas diferentes a nosotros, son tipo de cosas que a uno le da muchas esperanzas”, concluye el orguloso padre, un luchador incansable que solo está cumpliendo con su responsablididad.
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