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“Espósame, pero te vas a cagar a todo Chile”, le dijo Arturo Vidal, ‘El Rey’, el crack de la selección anfitriona de esta Copa América 2015, al carabinero que lo detuvo tras el accidente de tránsito que causó la primera gran novela de este torneo. Resumamos: Sampaoli les dio el día libre a sus jugadores tras el 3-3 con México, el volante de Juventus se fue en su Ferrari y se tomó unos tragos en un casino con su familia, y regresando a la concentración, pasado de tragos y de velocidad (no es buena combinación, ¡menos en un Ferrari!), se estrelló con otro vehículo. No hubo muertos, pero la esposa de Vidal sufrió contusiones "de mediana gravedad", según el parte médico. Según la ley chilena, Arturo Vidal tenía que ir a la cárcel, y efectivamente pasó la noche detenido; sin embargo, en la mañana, en la audiencia frente al juez, le dieron libertad condicional, le quitaron la licencia de conducción, le pusieron una multa y le dijeron que se tiene que reportar mensualmente en el consulado chileno en Milán. Tras esto, que de por sí es arbitrario pues según consulté en el código de policía de Chile lo que hizo Vidal da entre 61 y 540 días de cárcel, vino el colofón: el técnico Sampaoli, en una rueda de prensa en la que dejó claro que perdona el error de su figura porque lo necesita para poder dar la pelea en la Copa América, cerró un nuevo episodio de cómo el fútbol está sobre la ley en nuestras tierras latinas. De eso sí que sabemos en Colombia y el primer nombre que se viene a la mente, claro, es el de Jairo ‘El Tigre’ Castillo, que estuvo implicado en la muerte de dos jóvenes en 2001, “homicidio culposo” dijo el juez, dictando una condena en prisión de 36 meses que nunca se cumplió. Porque en esta parte del mundo el fútbol está por encima de la ley: Javier Flórez asesinó a tiros a un hincha del Junior en 2009 pero su tiempo en la cárcel fue mínimo, Freddy Rincón aparece en la lista de buscados de la Interpol y aún así firma autógrafos y da entrevistas en Cali y Bogotá, Eudalio Arriaga le disparó a una joven en Turbo y le dieron casa por cárcel… La lista sigue y tal vez la única excepción en Colombia es René Higuita, quien sí tuvo que ir preso siete meses por intervenir en la liberación de un secuestro. Se le acusó de enriquecimiento ilícito. Ahora, el problema no está en que las figuras públicas estén por encima de la ley. El tristemente famoso “usted no sabe quién soy yo”, que va de falsos sobrinos de expresidentes a jovencitas de escote generoso y camisa con botones firmes, nace precisamente porque en Colombia (y en Chile, y en general en Latinoamérica), hay un serio problema de institucionalidad: no respetamos a las instituciones y a quienes las representan. El análisis va más allá de los casos de tránsito: por tradición respetamos al líder, no a la ley, pues la ley ha sido violada tantas veces –mostrando la debilidad de las instituciones- que buscando legitimidad le apostamos al fuerte, al famoso, al “importante”. De ahí la corrupción y el abuso; es decir, si sabes que no te va a pasar nada porque puedes darle la vuelta a las leyes amparado en tu poder/fama/dinero/contactos, ¿para qué cumplirlas? El caso es que los hinchas chilenos están felices con el perdón a Vidal, olvidando que seguramente si uno de ellos hubiese sido el del accidente a esta hora estaría detenido. Pero eso qué importa, el discurso continental es que el bien común es el fútbol, no el respeto a las instituciones, y gracias a su valor en lo primero el crack puede saltarse lo segundo. Piénselo de la siguiente forma: si James protagonizara un accidente así en Colombia, seguramente tampoco le pasaría nada judicialmente hablando. La opereta de Vidal, además, terminó como tocaba. Entre lágrimas, tras ser perdonado por la justicia y por el técnico, el ídolo salió a disculparse con todos en una rueda de prensa en la que dijo estar muy avergonzado, demostrando que Latinoamérica no sólo es la tierra de la falta de peso de lo institucional, sino del melodrama. Varios aplaudieron. Pero la novela sigue en la medida en que todos están pendientes de Vidal y su rendimiento: si Chile fracasa, será su culpa y la de Sampaoli por no haber sacado del equipo a un díscolo. Es más, como bien lo señaló un colega chileno: ¿con qué criterio le dice el técnico algo ahora a cualquiera que se salte la disciplina de la selección? Ya suficiente presión tenía Chile para ganar su primera Copa América... ahora, si la gana, el mensaje será aún más extraño: saltarse la ley y el orden vale siempre y cuando seas exitoso. Sí, éticamente delicioso. En Twitter: @PinoCalad