A diferencia del llamativo equipo de hace dos décadas, con figuras como el propio Figo, Rui Costa y Paulo Sousa, esta vez fue un bloque sin fisuras y sin grandes estrellas el que se ha aupado al pódium mundial después de eliminar anoche a Francia.
Ahora, como en 1991, se enfrentará de nuevo a Brasil, aunque en Colombia, en vez de en el estadio de La Luz de Lisboa.
El éxito de sus jóvenes ha incitado un intenso debate en Portugal: "¿Por qué se fichan a tantos extranjeros cuando se tiene una cantera de calidad?", se preguntan entrenadores y analistas deportivos.
A comienzos de este año, el 56,4 por ciento de los futbolistas de la primera división habían nacido fuera de Portugal -un tercio de ellos en Brasil- y era el tercer campeonato europeo con más extranjeros en sus filas, solo por debajo de Inglaterra y Chipre.
Los tres grandes del país, que suman varios trofeos internacionales, apenas alinearon a cinco titulares portugueses en sus más recientes encuentros.
El Oporto contó con Joao Moutinho y Silvestre Varela; el Sporting, con Joao Pereira, Rui Patricio y Hélder Postiga; mientras que el Benfica no utilizó a ningún portugués en su último partido oficial.
No obstante, esta exitosa selección sub-20 tiene jugadores en los tres grandes. El delantero Nelson Oliveira, el central Roderick y el portero Michael, ambos del Benfica, el medio Sérgio Oliveira, del Oporto, y el lateral Cédric Soares, del Sporting, son algunos de los talentos emergentes de la selección de Idilio Vale.
Sin embargo, las oportunidades en el primer equipo han escaseado para ellos y para las generaciones precedentes. Portugal, cuna de estrellas como Cristiano Ronaldo, Figo o Nani, revela talentos gota a gota.
El último, el lateral izquierdo del Real Madrid Fábio Coentrao, necesitó de varias sesiones y la suerte de encontrar un entrenador que le dio confianza para afianzarse en el Benfica antes de dar el salto al Bernabéu.
Con una selección absoluta sin grandes éxitos, el logro de la selección sub-20 ha llenado de orgullo al mundo futbolístico luso.
El presidente de la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF), Gilberto Madaíl, se apresuró por felicitar a sus chavales y pidió que sus clubes les den una oportunidad.
"Merecen, sin duda, a parte de los máximos elogios, la oportunidad de continuar a mostrar su valor a nivel de clubes", consideró Madaíl, quien aprovechó para defender la labor de su organismo.
"Portugal y la FPF consiguen, una vez más, demostrar que se trabaja mucho y bien en la formación de los jóvenes futbolistas lusos", resaltó Madaíl.
El dirigente recordó además el mérito de que un país "pequeño" lejos de la dimensión "demográfica y/o económica de España, Inglaterra o Francia" alcance de nuevo una final de la categoría.
La selección sub-20 portuguesa, a la que el propio Madaíl apodó como "la generación coraje", espera ahora lograr su tercer cetro mundial en la categoría.