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Macnelly, ¿fuiste capaz de cambiar el Mundial por plata?

La jugada de Macnelly Torres está en los bolsillos del pantalón. Se va de Medellín rumbo a Arabia Saudita y se va también de la Selección Colombia que estará en el Mundial de Brasil 2014. ¿A quién se le ocurre hacer eso? Ese cambio, por más dinero que suponga, se ve mal, es mezquino. Macnelly, ficha de Nacional en dos títulos de Liga, una Copa Colombia y una Superliga, ya ganaba muy bien en Nacional y, a pesar de eso, le sonaron más los dólares del exterior que confirmar su presencia en la Copa del Mundo. Muy distinta sería la situación si MacNelly no se estuviera ganando 100 millones de pesos mensuales en Nacional, si no hubiera ido ya al exterior, si no le hubieran pagado bien en Junior, Colo Colo y en el San Luis de México. En Colombia, un jugador de fútbol gana, en promedio, $4 millones, según Acolfutpro. Imagine usted cómo estaba Macnelly. Nada menos que entre los mejores pagos de todo el país, incluso fuera del fútbol. Nadie es quién para juzgar si es mucho o poco lo que se recibe. Se gasta tanto como se gana. Sin embargo,la decisión de Macnelly se me parece a su juego en la cancha. Desinteresado en muchas ocasiones, talentoso en algunas otras. Frío y, aun así, suficiente para ser el estandarte del equipo que formó Pékerman para retomar las riendas de la Eliminatoria. Equipo que, salvo una catástrofe, estará en pocos meses jugando el Mundial de Brasil. Ofrezco disculpas por calificar decisiones ajenas, repito, aunque me permito el enojo. Es que a estas alturas de la vida tomar una decisión de esas es renunciar al Mundial, dejar a la Selección, no cantar el himno nacional en el mediocampo, cambiar todo por más dinero. ¿No era mejor aguantar un poco, solo un año, cambiar a un equipo de más reconocimiento si acaso el jugador se quería ir de Nacional y después del Mundial irse a ganar toda la plata del mundo, en Arabia, en Rusia o donde quiera que fuera? Es enfermiza esta situación. La misma que ya le pasó, con otras connotaciones, a Giovanny Moreno, que se fue a probar perro y suerte a China y se desapareció del mapa, y a tantos otros futbolistas del Tercer Mundo. Pensar que a Macnelly no le va a suceder lo mismo en el Al-Shabab de Arabia es una quimera. Dependerá del amor que le guarde Pékerman porque futbolísticamente sería una perversión. Bien ido, Macnelly. A rey muerto, rey puesto. Juan Fernando Quintero ya está calentando para reemplazarlo en el Mundial. En Twitter: @javieraborda

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