En el otro duelo de la jornada, el Milan derrotó 3-1 al Genoa, que sigue con la maldición de los cuartos de final que no alcanza desde hace exactamente treinta años desde la última vez que lo consiguió en la temporada 1991/92.
Campeón en 1937 y finalista en 1940, el Genoa no es un equipo acostumbrado a grandes gestas en la Copa y ahora seguirá soñando con ellas cuando estuvo clasificado hasta el minuto 74.
Hasta ese instante, cuando el francés Olivier Giroud empató con un cabezazo a centro de su compatriota Theo Hernández, el Genoa rozó la victoria con el tanto al inicio del noruego Leo Ostigard.
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La entrada al terreno de juego del español Brahim Díaz revitalizó al Milan, incapaz de encontrar agujeros por los que penetrar y hacer daño a su rival. El jugador cedido por el Real Madrid dio una marcha más a sus compañeros y, en la prórroga, llegó la sentencia.
La dio el portugués Rafael Leao, que encarriló definitivamente la eliminatoria para el Milan con una jugada que tendrá que aclarar si fue una casualidad o un acierto, un centro o un disparo. Y es que, después de deshacerse de Ostigard en la banda izquierda, lanzó una vaselina casi sin ángulo que superó al portero croata Adrian Semper, incapaz de evitar un tanto que sería definitivo.
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Con el Genoa ya de rodillas, el belga Alexis Saelemaekers, con otra asistencia de Theo Hernández, en su mejor estado de forma en mucho tiempo, cerró un resultado favorable al Milan, que se enfrentará en la siguiente fase al ganador del Lazio-Udinese.