Gol Caracol
Resultados de fútbol
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Seguir a un equipo que pierde más de lo que gana puede ser una carga difícil de llevar, pero no todo es paridera y sufrimiento, y aunque usted no lo crea, formar parte de este selecto grupo tiene algunas ventajas. Inicialmente, debo aclarar que yo formo parte de este grupo de ‘infelices’ y más que por elección, fue una cuestión de herencia familiar; mi abuelo fue hincha del Deportes Quindío, mi papá igual, por su puesto yo también y, espero tener los argumentos suficientes para convencer a una futura generación de hacer lo mismo, de ahí la idea de escribir este texto. Acá, les dejaré constancia de esas situaciones en las que hacer fuerza por un equipo sin fama y sin gloria, puede no ser del todo malo. Si usted es de los míos, seguramente se sentirá identificado, sino siéntese cómodo, lea cuidadosamente y déjese tentar: 1 El bullying no le afecta. Su equipo tiene tan poca trascendencia que si gana o pierde a nadie le va importar. Sin embargo, puede que en alguna ocasión alguien intente hacer uso del ‘matoneo futbolístico’ en su contra, cosa que a usted le va a dar lo mismo, su club casi nunca gana y usted está acostumbrado a verlo perder. 2 Tiene libertad para hacer bullying. Seguramente, algunos de sus amigos son hinchas de equipos que ganan títulos y juegan torneos internacionales, por eso, cuando estos queden eliminados o pierdan alguna final, usted podrá con toda libertad hacer uso del matoneo contra ellos. 3 Ir a ver a su equipo es un plan económico. Normalmente, las entradas para ver a un club que no pasa de media tabla o que juega en la ‘b’, son baratas, por lo que su bolsillo no se verá muy afectado si decide ir al estadio. Aunque si a su equipo, en un acto de locura, le da por clasificarse a unos cuadrangulares o una copa internacional, es posible que ese valor incremente, pero es una situación poco probable, usted y yo lo sabemos. 4 Ponerse la camiseta de su equipo no significa un peligro. A diferencia de lo que ocurre con los hinchas de equipos grandes, que cuando usan la camisa de su club se convierten en blancos fáciles de una puñalada; usted puede salir con ella, caminar con total libertad y sin correr ninguna clase de peligro, es más, algunos lo verán como un irreverente y hasta lo tildarán de ‘crack’ por su atrevimiento. 5 No más filas ni multitudes. Si hacer largas filas y estar en medio de mucha gente no es lo suyo, entonces ser hincha de un club pequeño lo es. Cuando quiera un plan relajado y sin mucho ajetreo, entonces vaya al estadio; la entrada es fácil, va poca gente y ya dentro del estadio se encontrará con un plan tan tranquilo y sin emociones, hasta puede quedarse dormido. 6 Jamás se creará falsas esperanzas. Aunque en algunos casos se nieguen a aceptarlo, los fanáticos de este tipo de clubes tienen muy claro para que está su equipo en cada torneo: perder, vender jugadores del mayor accionista del club, ser un equipo ascensor (ascender y descender cada 4 años, más o menos) y ser el mamarracho del campeonato. 7 Gastará muy poco dinero en indumentaria. Por más deseo que usted tenga de comprar una camiseta oficial de su equipo o algún objeto relacionado con el club, no lo va a encontrar a la venta. Entonces relájese, su bolsillo se mantendrá intacto. 8 No tendrá que aprenderse ninguna canción. Los clubes pequeños tienen poca hinchada y por ende, los canticos para animarlos son fáciles, poco creativos, cortos y repetitivos, por lo que no tendrá que hacer un uso sobrenatural de su memoria para alentar a su equipo. 9 Jamás tendrá problemas con un barra brava. Si el número de seguidores de estos clubes es limitado, entonces imagínese el tamaño de la barra brava; habitualmente está integrada por ‘10 gatos’ que saltan todo el partido pero que no lo obligarán a tener puesta la camiseta de su club o a que sea de determinada región del país para que pueda entrar al estadio. Por: Andrés Felipe García // @siranfega
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Es la hora de la verdad para los 16 equipos que siguen en carrera para cumplir el deseo supremo de tener la Copa Libertadores en sus vitrinas. Llegó el momento de demostrar la jerarquía que llevan a cuestas la gran mayoría de ellos, o también para ratificar el excelente juego mostrado en fase de grupos, o simplemente para mantenerse con la suerte que los puso en esta ronda de octavos de final. Desafortunadamente para nuestro país, de los 3 cupos alcanzados desde el 2015 para este torneo, sólo el club Atlético Nacional de Medellín sigue haciendo uso del suyo, con una participación en fase de grupos casi perfecta, mostrando un juego efectivo, colectivo y agradable a la retina del espectador suramericano, donde muchos, inclusive, lo perfilan como uno de los favoritos para quedarse con el trofeo continental. Santa Fe, el equipo de la capital del país se quedó a mitad de camino con la sensación de que la historia pudo haber sido diferente y haber merecido más, perdiendo su último chance de ingresar al selecto grupo de octavos de final al caer derrotado con un equipo inferior en fútbol y nivel como lo fue Cerro Porteño de Paraguay. La historia con el Deportivo Cali definitivamente merece un análisis aparte, puesto que la Copa jamás fue la prioridad para jugadores, cuerpo técnico ni para los directivos, mostrando una imagen que no concuerda con la historia e importancia del club de la capital del Valle. Para el onceno paisa, la presentación del día martes fue aceptable, desde el punto de vista resultadista, entendiendo que por la lógica del fútbol, aquella que a veces no existe, debería cerrar sin problemas esta llave con un triunfo ante su público en Medellín frente a un Huracán que definitivamente sigue debiéndole en espectáculo al prestigioso torneo. Atlético Nacional fue claro dominador del partido, sin embargo un tanto más de ambición y buena suerte faltaron en el Parque Patricios de Buenos Aires. En la noche del miércoles los dos equipos que completan la llave de cuartos de final y que enfrentarían al ganador de la serie entre paisas y bonaerenses se encontraron en la ciudad de Porto Alegre. Gremio y Rosario Central de Argentina midieron fuerzas para buscar acercarse a la fase siguiente. Desconocido lució el equipo brasilero, errático en su fútbol, en su propuesta y en su definición, mientras que Rosario Central, un equipo con oficio, sacrificio y pasajes de buen fútbol (De ese tan escaso por estos días en el torneo argentino), lo paseó en su propia cancha. El resultado de un gol de diferencia no concuerda con lo visto en el terreno de juego, donde perfectamente los Canallas pudieron llevarse un botín mayor. Tanto fue así que el local salió silbado por sus torcedores, quienes curiosamente, acompañaron a medias en las tribunas a su equipo en esta jornada copera. Así las cosas, esperamos con la poca lógica que deja el fútbol que el club colombiano siga avanzando camino al gran objetivo de traer de nuevo para Colombia el trofeo continental y que Rosario Central no tenga problemas en quitar del camino a un disminuido y deslucido Gremio, para verse las caras en cuartos de final del torneo que sin duda es uno de los más emocionantes, disputados y difíciles del planeta. Comienza la verdadera y apasionante Copa Libertadores. A disfrutar cada sorbo de ella. Por: Iván Liévano // @ivanlievano
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La iniciativa cuenta con el apoyo de varias universidades bogotanas, así como de varios integrantes de barras de equipos a nivel nacional.
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Es tanto el desbarajuste que existe en el fútbol femenino en Colombia, que no sé por dónde empezar, pero como me aconseja mi mamá; empecemos por lo más urgente. Selección Colombia La preparación para los Juegos Olímpicos no ha sido la mejor; y no es por falta de talento, jugadoras o cuerpo técnico, el ambiente alrededor del equipo no es tan tranquilo como aparenta. Parece curioso pero varias jugadoras han dejado de ser llamadas después de haber reclamado algunos premios que se les debía por haber jugado el Mundial. Jugadoras con experiencia internacional, varios Mundiales, Copas Américas, Copas Libertadores y Juegos Olímpicos. Y no, esto no es contra de las nuevas jugadoras, solo quiero resaltar un mal manejo que se hace sobre la selección, un manejo que está en las manos de la dirección técnica y que la Federación poco o nada hace al respecto. Las convocatorias nunca se hicieron oficiales pero sin embargo se realizaba el micro-ciclo. Algo que no se puede tapar con un dedo es la diferencia que hay entre los pagos a las selecciones masculinas y la selección femenina. Bastante han luchado y han logrado las jugadoras como para que las ‘bajen del bus’ por exigir algo que era un deber de la Federación; el pago de los premios. Los problemas que hubieran existido en la intimidad del grupo debieron solucionarse hablando y no creando una censura en contra de jugadoras, que por el bienestar de todo el grupo exigieron lo que les correspondía. Fueron pocas las jugadoras que salieron a reclamar y esas pocas jugadoras hoy en día no están en la convocatoria, perdieron el respaldo del cuerpo técnico, Federación y demás compañeras. “Se fueron de redentoras y salieron crucificadas”. La separación de las jugadoras solo ha traído un bajón para el equipo; antes se veía un grupo unido, un grupo de amigas, compañeras, hermanas que venían creciendo desde la categoría Sub-15 y Sub-17. El ambiente en los entrenamientos, en los camerinos, los canticos antes de salir a una cancha, todo eso que las unía tanto ya casi no se ve. Y si hablamos del nivel futbolístico, pues en el Mundial de Canadá (Junio de 2015) se perdió 2-0 ante Estados Unidos. El 6 de abril de 2016, Colombia cae 0-7 ante el mismo rival. Es sencillo, aquellas ‘guerreras’ han llegado muy lejos sin mucho apoyo como para empezar a darle un manejo equivocado y retroceder cuando se tiene todo para crecer y avanzar. Sin tener una liga profesional se consiguió un subcampeonato en Juegos Panamericanos y octavos de final en un Mundial, consiguiendo el cupo a los Juegos Olímpicos. ¡No se puede dañar el proceso! Fútbol profesional en Colombia Por fin Dimayor confirmó que se creará la liga de fútbol profesional en Colombia (un poco tarde pero se logró) de inmediato los clubes grandes se interesaron en ello, pues aparte de todo el principal requisito para poder participar en este torneo es ser filial de algún club grande del país. Lamentablemente desde ya se puede evidenciar que el fútbol femenino, de no cuidarse como se debe, puede convertirse en un negocio muy fructífero, pues nuestras jugadoras están siendo cada día más reconocidas a nivel mundial. Ante todo esto, hay que decir la verdad; si el fútbol femenino ha logrado lo que ha logrado, es gracias a esas escuelas, clubes y equipos “amateur” que se formaron y apostaron por el fútbol femenino cuando nadie en este país lo conocía y mucho menos lo apoyaban. El punto de esto, es que los grandes equipos pueden quedarse con las ganancias de muchos años de trabajo de personas que impulsaron pero hoy en día no tienen el respaldo. El fútbol femenino es como un niño en crecimiento, hay que cuidarlo, educarlo, edificarlo y no dejar que se corrompa. Esto más que una columna de opinión es un llamado a que le prestemos más atención a algo que va en ascenso porque el futuro futbolístico femenino que se avecina en Colombia es algo muy prometedor. Cuidemos, apoyemos y respetemos el fútbol femenino de Colombia. Sebastián Sarmiento // @sarmientoosorio
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Tras leer un artículo del diario El Espectador, titulado “En el Campín mandan los barrasbravas”, donde recopila el testimonio de varios asistentes al partido entre Millonarios y Atlético Nacional, quienes afirmaban haber sufrido discriminación al interior del recinto deportivo, junto con lo que yo mismo pude constatar, ya que asistí al evento, he decidido escribir esta pequeña reflexión sobre hasta dónde la rivalidad entre los dos equipos más grandes de primera división, ha pasado a ser un odio, diría casi que irracional, entre simpatizantes de sendos equipos. Antes de empezar, me gustaría precisar que no hay nada más malo que el hecho de generalizar, y que por tanto no todos los hinchas azules realizan estos penosos actos de los cuales fui testigo. Porque así como habemos quienes queremos vivir la fiesta del fútbol en paz, hay otros que dejan mucho que desear. Desde el momento en que bajamos por el puente de Transmilenio se podía ver la prevención en algunos hinchas, ya que estaban en estado de alerta, si se puede llamar así, ante cualquier posible infiltrado. Ya una vez dentro del estadio, la cosa fue a mayor. Yo me encontraba en la localidad occidental lateral sur alta, asistí con mi mamá y un amigo. De un momento a otro, se empezó a escuchar un montón de improperios hacia los paisas, el cual provenía de la tribuna oriental, sector norte. Se podía ver un tumulto de gente; habían encontrado un Paisa en la tribuna, y le estaban pegando entre varios hinchas, la policía aledaña al sector corrió rápidamente al sector para rescatar así al hincha infiltrado, quien salió escoltado por la policía bajo una lluvia de insultos. Más adelante vendrían escenas más vergonzosas. El papelón no había hecho más que empezar. Un rato más tarde, ocurrió un caso similar, también en la tribuna de oriental, sólo que en el sector central de la misma. La diferencia respecto al caso anterior, es que fuese por la proximidad policial al sector, tratarse de una mujer, o lo que sea (no lo sé con exactitud) la persona infiltrada fue retirada del recinto deportivo solamente tras recibir insultos. Cuando salió Atlético Nacional a hacer su calentamiento, fue como si la gente descargara toneladas de odio acumulado hacia unos jugadores que lo único que hacen es jugar en uno de los máximos rivales. Se repitió la escena que recoge el diario El Espectador en su artículo previamente mencionado en el testimonio al ex jugador de Independiente Santa Fe quien dice “el insulto más bajito fue HP...”, pues bien, yo alcancé a escuchar gente que le deseaba la muerte a los jugadores. Sinceramente, sentí vergüenza ajena. Una vez comenzado el encuentro, las barrasbravas entonaban un cántico bastante reconocido, en el cual se burlan de la muerte del ex defensor colombiano Andrés Escobar Zaldarriaga, quien desafortunadamente fue asesinado por sicarios tras su autogol en el mundial del 94. Había quienes sólo atinaban a seguirles el ritmo. Justo en este momento, ya que estoy narrando todo lo que observé en orden cronológico, entran las dos escenas más vergonzosas, penosas y bochornosas que pude haber visto y haber tenido conocimiento del día de ayer: la primera sucedió en el estadio, en el entretiempo, en la misma tribuna donde yo me encontraba. Repentinamente se presentó una lluvia de insultos hacia una persona a quien, en principio, no pude identificar quién era, pese a que una gran multitud les señalaba. Luego, de un momento a otro, entre un montón de personas, se levanta un hombre, quien bajo los gritos de “fuera, fuera, fuera” y uno que otro insulto, levanta un niño pequeño quien, al igual que su padre, no llevaba camiseta de Millonarios; el niño no tendría más de 6-7 años, y pese a ello, la gente no dejaba de insultarles y pedir su salida. Del segundo episodio bochornoso tuve conocimiento al llegar en la noche a mi casa, tras entrar a redes sociales para revisar lo acontecido en el partido: por redes sociales pude ver un video en el cual un grupo de hinchas en la tribuna oriental popular sur, hacían lo posible para que un hombre hincha de Millonarios, quien portaba su camisa, fuese retirado del estadio, por el hecho de que dicho hombre había asistido con sus dos hijos, quienes no llevaban ninguna camiseta o prenda alusiva al equipo capitalino. Dichos niños, a mi parecer, no superan los 7 años de edad. ¿Hasta dónde hemos llegado como sociedad cuando desde antes del partido se empieza a generar violencia con el simple uso del lenguaje en redes sociales? ¿Hasta dónde hemos llegado cuando desde antes de ingresar al estadio se empieza a “hacer cacería” a posibles hinchas de Atlético Nacional? ¿Hasta dónde hemos llegado, cuando la rivalidad deportiva pasa a ser un factor de odio, xenofobia y violencia en las tribunas? ¿Hasta dónde hemos llegado cuando se hacen cánticos ofensivos sobre un hecho desafortunado como el asesinato de una persona por haber cometido un simple error? ¿Hasta dónde hemos llegado como sociedad cuando se le desea la muerte a un jugador, que lo único que ha hecho es jugar en un equipo rival para así poder ganarse la vida y sostener a su familia? ¿Hasta dónde hemos llegado cuando ni siquiera los niños, quienes –quizás- apenas están teniendo sus primeros contactos con el ambiente del fútbol, se salvan de los insultos, la discriminación, el odio, y la xenofobia? Sería bueno que todos los hinchas que participaron en estos penosos hechos, recordaran que esto es un deporte, y que por tanto la rivalidad se queda en la cancha. No hay motivo para hacer esto, ya que a la larga esto sólo genera más violencia, lo cual corrompe nuestra sociedad. Por: Santiago Acosta González // @saacgo
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El clásico pendiente por la novena fecha de la Liga Aguila generaba miles de expectativas. No sólo por lo que representa el choque entre los dos más grandes del fútbol en nuestro país sino por el momento actual de cada uno de ellos, ubicados antes de la contienda en el tercer y cuarto puesto. El buen momento de Nacional en liga y Copa Libertadores y el repunte del “ballet azul” en las últimas fechas del rentado local invitaban a sentarse detenidamente a observar el desarrollo y desenlace del partido de partidos en Colombia. Un primer tiempo parejo, con llegadas de ambos bandos, donde los arqueros debieron esforzarse en varias ocasiones para evitar la apertura del marcador. Un primer tiempo que invitó a las 2 hinchadas a soñar con llevarse el rótulo de ganadores del crucial juego. El segundo tiempo, sin embargo fue diferente. El inteligente planteo de Ruben Israel y sus dirigidos, evitando la salida de Nacional por los costados y cortando la conexión del cerebro Macnelly Torres con la ofensiva verdolaga logró la incomodidad del conjunto paisa que no se halló en la grama del Campín, la misma que tantas alegrías le ha dado. Robayo y Estrada, los artífices de esa incomodidad. Marlos e Ibarbo fueron intrascendentes y no pesaron gracias a ellos. Millonarios presionó desde bien arriba la salida de Nacional, lo invitó al error, lo sofocó y lo arrinconó. Dos presiones, dos errores, y dos goles vitales de David Macalister Silva, un jugador que ayer en especial sudó su camiseta, y que permiten que el cuadro embajador pueda encarar lo venidero desde la tercera posición, gane confianza y se consolide su forma de jugar, a veces criticada por muchos, pero eficiente. Un párrafo aparte fue el gol del descuento nacionalista. Tan aparte que fue producto de un descuido del arquero Vikonis que no trascendió, salvo por la actitud arrogante de su autor, Berrío, quien lo cantó a rabiar sin entender que faltaba hacer otro para salvar la noche. Ganarle a los grandes y más de la forma en que se logró ayer tiene que tener al hincha azul contento. Ellos sí que saben corresponder a los buenos resultados y al buen fútbol adornando y coloreando de azul el estadio, como lo hicieron ayer. Esta es la forma en que los hinchas de Millonarios piden que su equipo juegue y demuestre pundonor por los colores que defiende. Para el fútbol nuestro, siempre será mejor ver a los grandes arriba en la tabla y peleando el título, siempre. Atlético Nacional deberá entrar en un periodo de reflexión, puesto que ayer nada salió, ni la calma, ni la definición, ni la paciencia ni mucho menos, el fútbol. Felicidades a todos los Embajadores, dueños del último clásico. ¡A disfrutarlo! Por: Iván Liévano // @ivanlievano
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Las derrotas en el fútbol como el despecho en el amor, deben durar poco, así sea de dientes para afuera. Es fútbol, el sol siempre sale y la frente siempre debe estar altiva, apuntando al horizonte. La victoria de Millonarios fue clara, diáfana y merecida. Hasta el minuto 56 el partido fue parejo, con opciones en ambas áreas pero siempre me quedó la sensación de ver a un Nacional tipo Muhammad Alí. Y no lo digo por ser el boxeador, libra por libra, más grande que ha visto la humanidad. No, Alí tenía unas fases de soberbia en las que dejaba que el rival le atizara golpes. Alí le daba la iniciativa a su retador, le entregaba la opción del puño, lo desgastaba y luego lo remataba. La diferencia es que siempre percibí que Nacional le dio muchas largas y confianza a Millonarios, y nunca lo remató. Y el azul, con un planteamiento inteligente y una dosis impresionante de actitud y sacrificio, pasó por encima de Nacional y lo noqueó. En el fútbol perdono que me pasen por encima a nivel táctico (Millonarios ayer lo hizo) pero hay algo que causa urticaria con asma: que a uno le pasen por encima a punta de actitud. Millonarios avasalló en actitud a Nacional. Salvo Franco Armani, en la nómina de Nacional no se salva ninguno a nivel futbolístico y, peor aún, repito, a nivel de actitud y entrega. Nacional quiso ganar de escudo, y ese escudo, que es sagrado y se respeta, lo irrespetaron los mismos jugadores. Mientras que el 10 de Millonarios era un derroche de entrega, planchazos (de ahí nace el segundo gol), pedir el balón, asumir las riendas del equipo. El 10 verde buscaba su "magia sublime estratosférica" en el sombrero, sombrero de mago que tampoco encontró (ese vicio de endiosar y endiosar y denigrar y denigrar, ambas igual de nocivas). Y es solo un ejemplo. Todos en el azul corrieron, metieron, sintieron la camiseta. En el verde, repito, solo Franco Armani. Y no me quedaré en nombres: no se salva nadie más. El punto es que hoy el sol volvió a salir. Uno hace digestión de la rabia, de la frustración, masca la derrota y debe escupirla. Bien lo ha dicho el profesor Rueda: "Cuando ganamos no somos el "dream Team", cuando perdemos no somos un desastre". Como suele suceder bajo el razonamiento tuitero, hay gente que pide que se vayan todos, que Rueda es un burro, que ya estamos para arder en una caldera del averno. Pero no. Este equipo ha mostrado cosas muy buenas, bellas por demás, con un fútbol que llena la retina. Seguimos en Libertadores, seguimos en el torneo local, seguimos con una nómina de lujo, seguimos siendo muy grandes. Fue una noche fatal. No para el olvido. Millonarios nos ganó muy bien, nos dio una cachetada que hay que recibir con humildad. A veces nos sobra fútbol pero nos falta humildad. Esas enseñanzas no se deben olvidar. Gran partido del azul. Felicito de corazón a sus hinchas,especialmente a mi hermano y a todos los amigos que son embajadores. Como hincha verde debo crecer en la derrota ¡Soy del Verde, Soy Feliz, siempre! Seguir a @poterios
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Todo era alegría, fiesta, optimismo. Todos pensábamos en golear para el segundo tiempo. El mito de la altura una vez más se estaba derrumbando y con razones de peso: dos goles bien confeccionados, inteligencia al jugar manteniendo bloques cortos y dando muy pocos espacios entre líneas, con los laterales (Diaz y Medina, de buen comportamiento) dedicados a la marca y todos en la cancha ahorrando energías. Teníamos 3 puntos en el bolsillo. Cinco minutos bastaron para que todo comenzara a cambiar: Un trueque en la posición de James con Cuadrado, que ellos mismos ni entendieron, el físico y la altura que comenzaron a hacer mella en el sector medular, errores que se presentan cuando el oxígeno escasea (Murillo y su mano), desorden táctico que permite espacios enormes entre líneas (segundo gol boliviano) y unos cambios que pocos entendieron, no por los jugadores que entraron, sino por los que salieron. La debacle se veía venir porque Colombia no se encontraba en la cancha. Ospina aportaba para detenerla, tratando de llenar de confianza a los cafeteros. Sin embargo, el juego en cuestión de minutos volvió a cambiar: los Bolivianos empezaron a sentir también su altura, aflojaron en presión y en marca y eso sólo bastó para que el crack colombiano y figura del partido, James Rodriguez le pusiera con un cambio de frente hermoso un dulce al novato Marlos Moreno para devorarse la cancha, para pensar por un segundo si se consagraba, pateando al arco y hacer el gol o entregar el balón al mejor posicionado. Su gran decisión le da un mayor valor a este juvenil y, por supuesto, los 3 puntos a esta Selección que venía colgada en la tabla de posiciones. Sufrido, como hace cuatro años. Duro, como siempre. Pero definitivamente son 3 puntos con los que sí o sí hay que contar. El reto ahora es mayor: conseguir el triunfo frente al líder Ecuador en la casa, porque de nada servirá estos cambiantes 3 puntos ganados ayer si no logramos los restantes en juego el próximo martes. Sin duda alguna el equipo cambiará en cada una de sus líneas, pero la fe sigue intacta. El sueño de estar en Rusia 2018, ese gran sueño, por fortuna no cambia. Por: Iván Liévano // @ivanlievano Todo era alegría, fiesta, Optimismo. Todos pensábamos en golear para el segundo tiempo. El mito de la altura una vez más se estaba derrumbando y con razones de peso: 2 goles bien confeccionados, inteligencia al jugar manteniendo bloques cortos y dando muy pocos espacios entre líneas, con los laterales (Diaz y Medina, de buen comportamiento) dedicados a la marca y todos en la cancha ahorrando energías. Teníamos 3 puntos en el bolsillo.
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La historia cruzará por vigésima octava ocasión a Colombia y Bolivia, hasta aquí la tricolor nacional cosecha 12 victorias, 9 empates y 6 derrotas ante su rival de turno. Sin embargo si miramos los duelos disputados por la selección nacional en suelo boliviano, los números marcan una tendencia muy distinta: Sumando todas las competiciones Colombia ha jugado un total de 18 partidos en este país dejando un saldo es de 9 derrotas, solo 3 victorias y 5 igualdades. Al local logró vencerlo en su patio en dos ocasiones, 1-0 por Copa América en 1983 y en 2011 cuando lo derrotó por ronda eliminatoria al mundial de Brasil 2014 (2-1). La otra victoria colombiana en suelo boliviano la consiguió en Santa Cruz de la Sierra ante Costa Rica en la Copa América de 1997. Colombia y su invicto ante Bolivia. En lo que respecta a los enfrentamientos generales, Colombia registra un invicto de ocho partidos consecutivos ante su rival de turno. De hecho Bolivia sólo ha podido marcarle 2 goles en los últimos 720 minutos disputados con la selección nacional. A pesar de ser una geografía difícil para cualquier visitante, la selección Colombia no cae en tierras bolivianas desde la ronda clasificatoria al mundial de 2006, desde entonces sumó un 0-0 en 2007, un 1-1 en amistoso en 2011 y el reciente 2-1 con Leonel Álvarez como director técnico. Pese a su dominio constante en los últimos enfrentamientos, hay que anotar que la selección nacional sólo ha ganado en uno de los últimos seis partidos disputados en condición de visitante por eliminatorias al mundial. Goles colombianos en suelo boliviano por eliminatoria Hasta aquí sólo cinco compatriotas se han reportado con goles en suelo boliviano por eliminatorias, el primero en hacerlo fue Mauricio Serna (penal) en las clasificatorias al mundial de 1998, en su orden también marcaron Freddy Rincón, Jairo Castillo, Dorlán Pabón y Falcao García. Si tenemos en cuenta los técnicos, sólo Efraín Sánchez y Leonel Álvarez son los únicos al mando de la selección nacional que han derrotado a Bolivia en condición de visitante, este último tiene el registro de ser el único timonel en sumar los tres puntos luego de visitar los 3.600 metros sobre el nivel del mar de la ciudad de La Paz. Otros datos - Por Eliminatorias a la Copa del Mundo Bolivia sólo ha ganado 1 de los últimos 11 partidos disputados. - En el Hernando Siles, Bolivia solo ha ganado uno de sus últimos cinco partidos disputados, cosechó 3 empates y 1 derrota. - Dirigida por un técnico no colombiano, la selección nacional consiguió 42 victorias, 27 de ellas al mando de José Pekerman las mismas que alcanzó Hernán Dario Gómez. De ganar el técnico argentino sería el segundo con más victorias al frente de Colombia, sólo superado por Francisco Maturana (50). Por: Javier Atencia Escudero Twitter: @JAtenciaSports Facebook: Javi Atencia Escudero
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La foto registró el histórico momento en los últimos años de la década de los setenta, cuando Edson Arantes do Nascimento jugada en el Cosmos en Estados Unidos.