El sábado pasado, una presentadora de un programa televisivo de la cadena privada MBS Misr, sentada frente a la estrella del Barcelona, alardeaba mientras mostraba las botas que el jugador le acababa de dar para que hiciera una subasta y donara los beneficios a una obra de caridad en su país.
"Messi, sinceramente, gracias", le dijo la presentadora en árabe al argentino, que sonrió con modestia.
Pero en Oriente Medio, golpear con un zapato a alguien, simplemente lanzarlo en su dirección, llamar al alguien "un zapato" o "hijo de un zapato" o simplemente poner los pies encima de la mesa enseñando la suela a alguien está considerado como uno de los peores insultos.
Messi no se imaginaba sin embargo que su gesto sería mal visto por algunos.
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En otro programa de televisión, el diputado egipcio Said Hasasein eructó literalmente contra Messi. "Este es mi zapato", afirmó blandiendo un viejo mocasín desgastado antes de soltar: "¡Lo dono al argentino!". "Es un insulto al pueblo egipcio", continuó, golpeando con el puño sobre la mesa.
En el mismo programa, el portavoz de la Federación Egipcia de Fútbol, Azmi Mogahed empezó a decir "Sí, incluso en nuestra religión...". Pero Hasasein le cortó con brusquedad. "¿Su religión? ¡Es judío!", espetó sobre Messi.
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"Sé que es judío. Hace donaciones a Israel y visitó el Muro de las Lamentaciones", respondió Mogahed. "No queremos sus zapatos y los pobres de Egipto no necesitan ayuda de alguien que es judío o de nacionalidad sionista", añadió.
En las redes sociales, otros egipcios también se indignaron y el hashtag en árabe '#LabotadeMessi para el pueblo egipcio' causó furor en Twitter.
"No culpa tuya, perro de Messi, es culpa de esta hija de zapato de la cadena de TV, de esta hija de zapato de presentadora", escribió un hombre.
Otros salieron en defensa del argentino, como Mido, una estrella del fútbol egipcio. "El bien más preciado de un escriba es su pluma, el bien más preciado de un futbolista, sus botas", tuiteó.
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