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¡Puro Nacionalismo!

Y se murió...En la sala de velación rondaba la misma inquietud entre los chismosos de turno: "¡Tan buen tipo qué fue! Cómo amaba a ese equipo...Una lástima que nunca lo vio en una final, menos aún campeón, pobre Casimiro". De Casimiros está lleno el infierno y el cielo. Eso sí, no son de Nacional. Hoy la historia y este magnífico club me pone ante una cita que, a diferencia del pobre Casimiro, me llevaré a la tumba con satisfacción. La Libertadores del 89 la viví junto a mis tíos y padres en El Campín, la final de la Libertadores del 95 junto a mis tíos y primos en el Atanasio, la final de la Sudamericana me tocó desde Bogotá. Tres finales continentales, una ganada. De sobra mi balance es mejor que el del pobre Casimiro. Hoy de nuevo viviré una final continental de Atlético Nacional en vivo, en el estadio, con ese olor peculiar que solo tienen los estadios míticos. Hoy tiene un tinte especial: será al lado de mi hija. Ella, heredera del legado de mis abuelos, padres, tíos y primos (no me canso de repetir esto por agradecimiento) y heredera de mi pasión por el fútbol, vivirá esto a sus 15 años. Será su primera final continental, les aseguro que no será la única. Esto me da un tinte de más orgullo y de un profundo agradecimiento con este equipo, con Osorio y cada uno de sus jugadores, con todo Atlético Nacional. Hoy no debe existir esa idiotez que han contagiado como clamidia los imberbes hinchas 2.0 al hablar de “cardonismo”, “shermanbielevers”, “bocanegrismo “y otras "locuritas". No, esto es NACIONALISMO PURO, es Atlético Nacional en su raza montañera forjada a punta de berraquera. Tampoco es el espacio de algunos que interpretan la final contra River como una venganza porque le van a Boca, no niños, esto es, repito, es Atlético Nacional puro. Menos aún es el trillado: le voy a River porque odio a Nacional. No jóvenes, eso es bipolarismo y les recomiendo un buen psicoanalista. No pido que le hagan fuerza a Nacional, no, pido que respeten sus propias camisetas y convicciones, es coherencia en el discurso. Hoy es una fiesta, una fiesta que el pobre Casimiro no pudo vivir. Por eso hay que gozarla, vivirla, respetarla y recordar este día como un día memorable. Porque yo al igual que Casimiro estaré en un cajón y al lado estará mi hija, y ella dirá con orgullo: "Mi padre amó el fútbol como ninguno, amó a su equipo y qué agradecido fue Nacional con él: se cansó de darle alegrías. Por cierto, ¿pueden enterrar rápido a mi papá? Debo irme a la final continental que disputa de nuevo Atlético Nacional. Gracias". ¡SOY DEL VERDE, SOY FELIZ! Seguir a @poterios

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