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¿Qué haría usted en el caso del “Bolillo” Gómez?

Lamento lo sucedido. “Bolillo” se toma media de aguardiente, lo cual no tiene nada de extraño ni de malo, pero se va de largo y termina en horas de la madrugada agrediendo a una mujer. Eso no es digno de nadie. Menos para el líder deportivo del país. Tampoco se hace fácil asimilar que un indigente con cuchillo en mano le ayude para salir del bar gracias a los cientos de miles de pesos que le entrega. Todo es una vergüenza. Una pena para Colombia. Lo que pasó deja lecciones más allá de la discusión airada acerca de si el técnico debe renunciar o ser despedido. No se trata sólo de irse o quedarse. Había una gran oportunidad de enviar un mensaje claro al país y se perdió. Si renuncia Gómez, ya nadie creerá que lo hace por su pecado o un real arrepentimiento. Y si lo despiden, no será por una decisión oportuna y unánime por parte de la Federación. La situación sólo será consecuencia de una consecuencia. Si existieran principios definidos, escritos en papel, y castigos concretos, la determinación correcta se hubiera conocido de tajo. Es más, no nos hubiera dado tanto tiempo de discutir al respecto. Y era simple: el técnico de Colombia no puede hacer quedar mal al país, ni en la cancha ni fuera de ella. Si comete la falta, debe pagar por ella. El problema, además, es que criticamos la violencia con violencia. La cantidad de groserías que van a esta hora en contra del “Bolillo” ratifican que somos gente de reacciones primarias. Se leen y escuchan afrentas personales que no van al caso. El tema debería hacernos reflexionar, más que sacarnos la ira que sí escondemos ante tantas otras atrocidades. Cuando Luis Moreno pateó una lechuza en el estadio Metropolitano surgió una reacción similar y no creo que para hoy haya disminuido el maltrato animal en el país. Cuando Silvestre Dangond le cogió las huevas a un niño en plena tarima hubo escándalo, pero tampoco creo que eso haya servido para bajar los índices de explotación o violación infantil. Esta vez, el “Bolillo” Gómez golpeó a una mujer y, cualquiera sea el final de esta historia, la indignación no servirá para acabar con este flagelo. Sin embargo, nadie, por más técnico de fútbol que sea, debe escapar de su merecido. Renuncia confirmada Apenas horas después de escribir este post, dimitió Hernán Darío Gómez. Reitero lo que había escrito y agrego que es difícil comprender la situación personal que debe estar pasando el entrenador. Todos nos equivocamos, así que no hay que juzgar a la ligera a las personas. Por demás, hay que pasar rápido la página. En mes y medio comienzan las Eliminatorias y Colombia necesita rápido técnico en propiedad. Que la decisión sea la más acertada. En Twitter: @javieraborda

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