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¿Qué le pasó a la Selección Colombia?

No, no sólo era el discurso de los hinchas que soñaban con un debut triunfal frente a Venezuela y que hasta este primer partido estaban, en su mayoría, hablando de pelear el título. Tampoco se trataba de la ilusión de medios patrioteros ni de anunciantes a los que los triunfos de la Selección Colombia les engordan los bolsillos. Tanto Pékerman como los jugadores hablaron en la antesala de esta Copa de mantener el prestigio obtenido en Brasil 2014 y de pelear el campeonato. Ellos hablaron de ganar, de levantar trofeos, de demostrar cosas. Por eso es inevitable preguntarse: ¿por qué ese debut frente a Venezuela? No se trata sólo de la derrota, que de por sí duele y pesa, pues ahora hay que jugarse la vida con Brasil para tratar de llegar con opciones de clasificación frente a Perú, se trata del juego: ¿qué le pasó a la Selección Colombia que nos enamoró en la eliminatoria y el Mundial? ¿Qué pasó en este 2015 con el equipo ordenado y lleno de talento y enjundia que nos cautivó en 2012, 2013 y 2014? Claro, los jugadores no son los mismos, y no hablo sólo de la renovación en la nómina: ya no están Yepes o Perea, no vinieron Aguilar y Guarín, pero, además, Falcao, Zúñiga, Armero, Zapata y Valencia no son lo que fueron. Detesto decirlo, pues he admirado su fútbol desde que jugaba en Nacional, pero frente a Venezuela vi la versión más triste de Camilo Zúñiga en muchísimo tiempo. Las lesiones y la falta de ritmo le han pasado factura al que fue un lateral fantástico y que en el primer duelo de esta Copa América dejó todo qué desear. Yo, Falcaísta como el que más (lo admiro, me parece un goleador tremendo, detesto lo que vivió en  el Manchester United), sentado en la tribuna del Teniente de Rancagua pude ver a pocos metros lo que tantos le criticaron al Tigre en Inglaterra: no es el mismo que vi en la Eliminatoria, no está fino, está ansioso, le cuesta demasiado hacer lo que en 2013 le salía como respirar. Como tampoco es el mismo Zapata, antes eterno suplente de Yepes cuando era titular en el Milan y hoy su reemplazo en la zaga cuando pocos partidos ha tenido desde enero; ni es el mismo Armero, recién contratado por Flamengo, ni es el mismo Valencia, antes 5 temible y ahora, tras varias lesiones, reinventado como volante por izquierda sin salida ni presión. Y ahí van otras preguntas, ¿por qué si el discurso oficial es que se venía a Chile a pelear el título, en el primer partido pareció que el equipo fue planteado para reivindicar a los que no han tenido un buen año en sus clubes? ¿Por qué el primer tiempo pareció que el reputado equipo colombiano menospreció a un rival que hasta el más ignorante aficionado sabe que siempre ha sido complicado para la Selección (sí James, hablo de ti)? ¿Por qué queda la sensación de que Pékerman respetó de más a un camerino que no tuvo cómo responderle? El miércoles, frente a Brasil, un equipo al que sólo le hemos ganado una vez en la historia (precisamente en la Copa de 1991, también en Chile), se esperan las respuestas. En Twitter: @PinoCalad

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