En un partido más que entretenido, el técnico Antonio Tapia calcó en su visita al estadio Santiago Bernabéu el "once" que recibió hace una semana al Barcelona (1-4) en La Rosaleda, mientras que su colega Bernd Schuster, que afrontaba el choque con las bajas de los holandeses Arjen Robben y Ruud van Nistelrooy y del portugués Pepe, optó por alterar su sistema habitual.
Después de probar durante el calentamiento, decidió alinear al "tocado" Sergio Ramos-, sacó al holandés Royston Drenthe, dejó en el banquillo a Raúl y otorgó el brazalete al recuperado José María Gutiérrez "Guti".
Tras contribuir a la rehabilitación de un renqueante Juventus -con doble derrota en "Champions", primero en Turín (2-1) y luego en Madrid (0-2)- y después de un empate en Almería (1-1) que les pareció poco a algunos, el Madrid debía evitar un nuevo traspié, con el fin de mantener bloqueado su dispositivo de alarma.
Que, sin embargo, se activó pronto, en el sexto minuto, cuando el portugués Eliseu dejó en evidencia a la defensa madridista, "sentando", en gran jugada por la derecha, al brasileño Marcelo y al argentino Gabriel Heinze, antes de introducir en la portería de Iker Casillas un balón que, previamente, salió rebotado de su poste izquierdo.
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La situación se corrigió por momentos tras una gran acción de Guti, habilitando a Marcelo, cuyo trallazo despejó Arnau, que no pudo impedir que Higuaín nivelara el marcador al aprovechar su rechazo. Justo un minuto después de que ambas aficiones unieran sus cánticos en memoria del malogrado Juanito, que vistió las dos camisetas y al que en el Bernabeu se le recuerda siempre en el siete, dorsal que lucía el fallecido delantero malagueño.
El visitante Duda había manifestado que para él, jugar en el estadio capitalino suponía hacer realidad uno de sus sueños de infancia. Y el mediocampista luso no dejó pasar la oportunidad de hacerlo de forma destacada, pellizcando constantemente la banda derecha de la retaguardia blanca.
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Advirtió con un disparo lejano, primero. Y, pasado el primer cuarto de hora, le puso un balón de oro -al que no llegó Heinze- al francés Baha, que adelantó de nuevo al conjunto andaluz, para mayor alegría de su presidente, Fernando Sanz, que fue jugador del club que presidió su padre, Lorenzo.
El holandés Wesley Sneijder lo intentó desde lejos, pero de nuevo por la izquierda del ataque blanquiazul, Adrián López ponía en aprietos a los locales, que recobraron la respiración a ocho para el descanso, gracias a una doble acción de Higuaín que, primero, picó un balón que tocó con la mano el brasileño Weligton; y, después, transformó el penalti que señaló Eduardo Iturralde González.
Un árbitro que, cuando suena la música, no desaprovecha la ocasión de salir a bailar. Más aún en los grandes escenarios. Acompañado siempre por un halo de controversia, el colegiado fue el protagonista del tramo final del primer acto: desenfundó tres veces la cartera de las tarjetas y provocó las iras del público local al mostrarle la roja directa al no menos controvertido Ramos. Que había pisado, no obstante, el pecho de Eliseu, caído sobre el césped.
En el descanso, Schuster se vio obligado a mandar a Sneijder a la ducha para defender la banda derecha con Michel Salgado, cuñado del presidente del club visitante. Y si ya presentaba dudas con el conjunto completo, al jugar con uno menos, el Madrid se quedaba a merced de un Málaga cuya afición comenzaba a vislumbrar que podría regresar a la capital de la Costa del Sol con las alforjas llenas.
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No fue así, aunque a punto estuvo. El argentino Fernando Gago, en el 15, casi sorprende a Casillas. Pero unos minutos después protagonizó una jugada que pudo haber sido decisiva, al derribar a Duda dentro del área, provocando un penalti que transformó de potente "chut" de Antonio Galdeano "Apoño".
Al Madrid sólo le quedaba apelar a la casta y si hay alguien que podía encabezar la gesta, ése no era otro que Higuaín, uno de los chicos más aplicados del campeonato español, que decidió enviarle desde la capital española una postal a Diego Armando Maradona, nuevo responsable de la "albiceleste".
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De fuerte disparo, en el 70; y tras aprovechar el rechace de Arnau a un penalti que provocó y lanzó, en el 77, el "Pipita" se sacó de la manga un póquer, salvó a su equipo y salió del Santiago Bernabeu por la puerta grande.
Madrid (España)