Tengo serios problemas con la violencia de género. Debe ser por ser hijo único de una madre separada o porque me criaron en el imperio femenino de mi abuela, mi mamá y mis tías, pero agredir a una mujer es algo que no se me pasa por la cabeza. Incluso hace unos años terminé en una Estación de Policía por romperle la cara a un tipo que abofeteó a su esposa en plena calle, en un hecho del que no me vanaglorio en lo absoluto pues fui un salvaje y creo que pude haber arreglado la situación de otra forma; especialmente porque mientras me peleaba con un total desconocido, su esposa, a la que en mi mundillo imaginario yo estaba defendiendo, me daba carterazos al grito de "¡suéltelo, suéltelo asesino!". A veces pasa. Lo que no debería pasar nunca es que un hombre agreda a una mujer, por más insultos que ella haya proferido en su contra, por más trago que se tenga en la cabeza, por lo que sea: es algo que nunca debe pasar. Por eso creo que la disculpa pública de Hernán Darío Gómez, técnico de la Selección Colombia, que en la madrugada del domingo pasado golpeó a una mujer en la salida de un bar en una escena de malos tragos , es insuficiente. Claro, me parece bueno que al menos se arrepienta, que admita que fue un error, que diga que tomará "todas y cada una de las medidas necesarias para evitar que actos como estos se repitan". Pero no es suficiente. Para mi no lo es. Me parece poco que diga que "este acto me da vergüenza con mi madre, con mi esposa y con todas y cada una de las mujeres de mi familia y mi país", porque creo que es obvio que se sienta mal; si no lo hiciera, si no hubiese ofrecido disculpas públicas, estaríamos hablando no sólo de un terrible ser humano sino de un desvergonzado. Pero acá quiero hacer una pregunta: ¿por qué estas disculpas públicas de 'Bolillo' aparecen después del escándalo? Me parece de mal gusto: me queda el gustillo en el paladar de que Gómez no se disculpa por haber agredido a una mujer, se disculpa por haber generado un escándalo mediático. Ahora bien, todo ser humano tiene derecho a equivocarse, y eso incluye a los técnicos de fútbol. Pero creo que el gesto de la disculpa es poco, corto, inútil. Si de verdad Gómez quiere redimirse por ese pésimo ejemplo (porque todo personaje público es eso para bien o para mal, un ejemplo) tiene que hacer mucho más que mandar una carta que dice "lo siento", y esta es la hora en la que no lo ha hecho. Y debe hacerlo. En serio, esto no se puede quedar así. Precisamente por eso el tema del momento es si 'Bolillo' debe seguir o no al frente de la Selección. La posición de la Federación es clara: "Desde el punto de vista institucional de la Federación Colombiana de Fútbol, obviamente no compartimos esta situación. Es un hecho de carácter personal que no se puede mezclar como la labor profesional que viene desarrollando Hernán Darío Gómez como seleccionador nacional de Colombia", le dijo Luis Bedoya a El Tiempo, ratificando que el técnico se queda, lo que me lleva a pensar en un dilema ético de enormes proporciones para el país. Yo, el autor de este Blog, prefiero a un buen ser humano por encima de un buen profesional. A mi de nada me sirve tener en Golcaracol.com al mejor periodista del universo si no estoy convencido de que es una buena persona, simple y llanamente porque creo en la responsabilidad social del periodismo y en que los periodistas realmente buenos son personas de verdad buenas, pero es claro que así no funciona el mercado y que soy un cursi de quinta. La vida laboral me lo ha demostrado ya varias veces y lo que sobra son profesionales exitosos que son pésimas personas. En este mundo, y en nuestra sociedad en particular, los valores no se miden con la misma vara en diferentes entornos, lo que para mi es absurdo. El argumento de Bedoya lo ratifica; es algo así como: estamos contentos con el trabajo de Bolillo y no nos importa si le rompe la nariz a una mujer; lo reprobamos, claro, pero no nos importa de veras. Porque si Bedoya de verdad creyera que en la Federación "no comparten esta situación", le habría pedido la renuncia a Gómez: si la reprobación de Bedoya fuera cierta, Hernán Darío no podría seguir trabajando en Colfútbol. Por supuesto, no es el primer caso de esa absurda tergiversación de valores en Colombia, ni el más importante: acá los muertos de Soacha y los falsos positivos no importan y nadie se acuerda de ellos porque eran pobres, pero matan a un estudiante de Los Andes y ahí sí el país "se fue a la mierda", ¡como si unos muertos fueran más dolorosos que otros! Acá muchos creen (cinco millones de firmas lo demuestran, para mayor estupor) que es preferible que una mujer que fue violada tenga el hijo producto de esa agresión sexual, a que tenga el derecho de ejercer control sobre su cuerpo y aborte si quiere hacerlo. Acá un ciudadano de a pie le pega a una mujer y la ley le cae encima; el técnico de la Selección lo hace y parece que una disculpa basta... Claro, el tema es que es el Bolillo, un personaje público, y la situación está siendo aprovechada por todos; por sus detractores para caerle con todo, por las agrupaciones de lucha de género para posicionar su agenda en un país en el que las mujeres son objeto de todo tipo de agresiones con escalofriante frecuencia, por los políticos de turno que buscan captar el voto femenino e incluso, y patéticamente, por esos enfermos que no pierden oportunidad para echarle gasolina al incendio permanente de las disputas regionales, que no vienen al caso. Incluso yo aproveché para escribir este post y los medios, en general, nos hacemos agua la boca con esta noticia que le está dando la vuelta al mundo: el técnico de la Selección Colombia golpeó a una mujer. Y es una noticia lamentable -decorada además con la historia del personaje que defendió cuchillo en mano a Gómez, al que alguien le iba a hacer lo que yo le hice hace años a otro agresor de mujeres... en fin, violencia por todas partes-, pero al menos espero que sirva para que nos demos cuenta de que eso que hizo Gómez es un desastre, que las mujeres son intocables, que vivimos en un país terriblemente intolerante y que en estos casos, no sólo por ser Bolillo, una disculpa es insuficiente. Los hombres que agreden a las mujeres no tienen excusa. Es absurdo que sólo porque esto pasa nos pongamos a discutirlo. Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad
Actualizado: enero 25, 2017 12:02 p. m.