Las derrotas siempre serán dolorosas, aunque debo reconocer que la del sábado en Córdoba ante Perú por los cuartos de final de la Copa América no lo fue tanto, por lo menos, no para mí. Es normal que haya desazón y por qué no, frustración, luego de caer ante un rival al que Colombia dominó durante casi todo el partido; al que le creó múltiples opciones de gol, incluyendo dos remates en los palos y un penalti desperdiciado; y al que se le permitieron dos goles en tiempo extra por culpa de errores infantiles. Entiendo la rabia y la impotencia que pueden sentir muchos en este momento con el seleccionado, que los ilusionó para después propinarles un involuntario nuevo golpe. Sin embargo, para quien escribe, el dolor de la derrota fue amortiguado por la buena imagen que dejó el equipo en el torneo. Razón suficiente para recobrar la esperanza de realizar un buen papel en las durísimas Eliminatorias Suramericanas que se aproximan y lograr el objetivo de regresar a un Mundial, el de Brasil 2014. Como lo expresé en anteriores posts, en los juegos de preparación para la Copa América, exceptuando el de España, no le vi mayor cosa al conjunto dirigido por Hernán Darío Gómez. Me parecía desordenado, confundido y, sobre todo, falto de identidad. El ‘Bolillo’ probaba y probaba jugadores y sistemas de juego, sin parecer definirse por uno. Sin embargo, como por arte de magia, la fisonomía de Colombia cambió en el torneo continental. La victoria en el debut 1-0 ante Costa Rica llenó al equipo de confianza y despejó las dudas del ‘Bolillo’, que se decidió, por fin, por un esquema: el del 4-1-4-1. Después vinieron los enfrentamientos ante el encopetado dueño de casa, Argentina, y Bolivia. A los dos se les pasó por encima con buen fútbol y pundonor. Aunque ante el primero no llegaron los goles que hubieran redondeado la faena (0-0), estos aparecieron frente a los bolivianos (2-0) para asegurar a Colombia como líder indiscutido del Grupo A. Colombia demostró solidez en su zona posterior (no recibió goles en los tres partidos), capacidad para pasar con rapidez de defensa a ataque y para crear múltiples opciones de gol. El gran lunar, la falta de puntería. Ante Perú no cambió en mucho el libreto, por lo menos no en los 90 minutos reglamentarios. En los 30 adicionales una jugada infortunada (minuto 101) en la que se estrellaron Yepes y 'Neco' Martínez tras un cobro de costado, echó al traste con la ilusión de seguir avanzando. El error, más de tipo individual que del accionar en sí del equipo, llevó a Colombia a la confusión, al segundo tanto ‘inca’, desencadenado por otro error de Martínez, y a la eliminación que dolió, insisto, pero no tanto. A Colombia ya se le puede identificar con una palabra que es fácil de utilizar para los que escribimos, pero muy difícil de lograr para los técnicos y es la que he venido subrayando: equipo. Colombia dejó de ser la sumatoria de jugadores sin un rumbo fijo, para formar un bloque; muy sólido, por cierto. Eso sí, señor ‘Bolillo’ Gómez, y aquí debo ser enfático, a esta plantilla de jugadores hay que agregarle para las Eliminatorias volantes de armado. Los que en mejor momento estén. Está bien que quiera seguir jugándose la cabeza con volantes externos, que ya vimos que pueden dar resultado y con los que el equipo parece sentirse cómodo; pero también en cierto que en determinados partidos y momentos puntuales de los mismos, hay que tener la opción del cambio, de la sorpresa y de la solución a problemas cuando se carece de claridad. Esa alternativa la dan los centrocampistas netos de creación, los número ‘10’; los mismos que no quiso llevar al torneo y los que le hicieron falta cuando Colombia perdió los papeles. Juan Carlos Calderón Medina. Editor Golcaracol.com
Actualizado: enero 25, 2017 12:00 p. m.