Ya han pasado muchos meses después de ese fatídico diciembre, han pasado jugadores y, por supuesto, técnicos. Con Alberto Suárez, ya es el séptimo. Más allá del nuevo proceso yo insisto en algo, por más que la “excelentísima” dirigencia de América traiga a Guardiola o a Mourinho, no habrá un buen futuro si no hay jugadores comprometidos con la principal causa, el ascenso. Con Suárez, de inicio ya hubo varios cambios. El nuevo dueño del pórtico es Carlos Bejarano, salió Cristian Subero de la lateral para darle paso al venezolano Layneker Zafra, en la zona de ataque Feiver Mercado reemplazó a Ernesto Farías. Pero el cambió más trascendental, para mí, y que no fue para bien, fue el de meter a Wilmer Largacha y sacar a Amilkar Henríquez. ¿Por qué fue malo? El ‘6’, jugador por el que pasa todo el juego del equipo, debe tener muchos minutos en el terreno y no entrar así porque sí, luego de tener un buen entreno; en síntesis, Largacha estuvo muy desaparecido y evidentemente debe estar otro volante ahí. Volviendo al tema anterior, siempre he ido con la opinión de que esto no es tema 100% de técnico, esto es un tema de jugadores; de un equipo competitivo que esté diseñado para ganar y buscar el ascenso, ¿pero qué vemos? Una nómina (porque eso es lo que es, una nómina) fría, sin ideas y a la cual Suárez le tiene que cambiar el chip en las pocas fechas que quedan, algo que, pensando positivamente, veo posible; en el primer partido de Suárez se vieron algo diferentes los jugadores en sus ganas por buscar el juego. ¡Ah! Y otro de los puntos a tener en cuenta en los últimos partidos es el de Néider, quien claramente es un crack, pero, por esta hinchada: ¡que corra un par de metros más! El fútbol no se puede jugar tan pero tan quieto. Yo me quedo con las ganas que él intenta inyectarles a sus compañeros, pero por favor, un último esfuerzo para quedar en los anales de la historia del gran ‘escarlata’. Espero que ese dicho que reza “Lo que inicia mal, termina mal” no sea nuestro caso y que, como muchos dicen… América va a pasar (a las patadas) a los ocho, pero va ascender. En otros temas: Ahora, la semana en la que se estaba decidiendo la continuidad de Fernando Velasco, diferentes declaraciones hicieron que se armara un circo mediático impresionante; con justa razón, nuevamente, fuimos el chiste de los aficionados del fútbol colombiano. “Que cuatro partidos más, que otra fecha más, etc.”, el caso es que se finalizó el contrato del técnico más manipulable que la terrible dirigencia americana pudo haber conseguido. No discuto el profesionalismo del señor Velasco, pero así fue, se le terminó el contrato a este señor que les sirvió a los señores administrativos para seguirse acomodando más en la segunda categoría del fútbol en Colombia. Señor Oreste y sus secuaces, si alguno lee esta columna, por favor, pónganse la mano en el corazón y dense cuenta de que no están haciendo mayor cosa por la institución. Esto, diplomáticamente hablando. Como culmino mis escritos… Espero que en diciembre todos celebremos la vuelta del más grande al lugar de donde nunca debió haberse ido. Para comentarios, felicitarme, echarme la madre y demás, síganme o escríbanme a Twitter en @Campepaez Camilo Perdomo Páez
Actualizado: enero 25, 2017 11:58 a. m.