Almirón: Fracaso.
No saludaba. Rumbo al vestuario de la sede, sin una sonrisa. Estableció distancias con los jugadores las que superaba a través de sus asesores. Recalcaba y recalcaba videos de Lanús con el que fue campeón en Argentina, pero de innovación en el juego local, nada. Su equipo desconectado, sacaba ajustados resultados. Se empecinó en alinear a sus coterráneos de nivel inferior a los colombianos. Tres eliminaciones en medio año. Trató desde el comienzo de desmontar las pachangas de fin de semana en fincas cercanas a Medellín, pero chocó con los líderes que nunca las aceptaron. Sus correcciones a la disciplina fueron inútiles. Eligió, alineó y ensambló su equipo de manera equivocada. Nómina de lujo para el medio, sin gestión adecuada.
Se marcha con el bolsillo lleno y con sonoro fracaso.
Cristiano aburre.
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Irrelevante en su nuevo club que sin sus goles gana. No digiere el cambio de estilo. Todos para el a través de centros y “bombazos”, incluido Cuadrado, pero nada de juego elaborado. A trompicones, lo que no es de su agrado. Es el centro de atención, pero su rendimiento es discreto. No celebra, sufre, son forzados sus controles e inefectivos sus amagues. Como siempre implicado en el trabajo. Con su trasferencia pagó la multa al fisco de los españoles a los que había engañado. Se aburre, se ve inconforme. No es Cristiano… No es el Real Madrid, donde todos aplaudían.
‘Pecoso’, sin mascaras.
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Baraja de nuevo el América y encuentra al pecoso Castro en su aislamiento voluntario. De vuelta al fútbol, al que tanto le ha dado, entre títulos y escándalos. Su forma de hablar sigue siendo la misma: frentero. No caben en la falsedad ni la pereza. Es dueño de sus decisiones y no acepta imposición de jugadores. Honesto. No cobra por alinear a los recomendados. Alcanza altos niveles de simpatía y rechazo.
Ambiente volátil en el rojo e inminente cambio de actitud. Sus equipos juegan como él vive. Nunca con un maletín en la mano llena de videos ni papelera con diagramas para engatusar. Sus conceptos están en su memoria y es amplia su experiencia.
Sentido común para él, sin discursos “futboleros” empalagosos. “Hacer la fácil” lo difícil, es su lema.