Cerrada la venta de tiquetes. El último boleto para la gran fiesta futbolística fue conseguido por la selección peruana de Ricardo Gareca, sorprendiendo a propios y extraños, quienes tres años atrás difícilmente hubiesen apostado por la clasificación ‘inca’. Guerrero, Farfán y Cueva difícilmente emulan a Cubillas, Sottil y Cueto, mas lograron una hazaña impensada para un país que deambuló por el desierto futbolístico durante 36 años.
Los de Gareca no son la única sorpresa para Rusia 2018: los debutantes Islandia y Panamá seguramente pondrán su granito de arena para hacer de este un mundial extraño. Las inusuales coreografías y combatividad del país del frío llegarán a la máxima cita, esperando duplicar la buena actuación de la Euro 2016, mientras que ‘Bolillo’ Gómez buscará acrecentar su leyenda consiguiendo algunos puntos en la Copa dirigiendo a la Panamá de Román Torres y compañía.
La otra cara de la moneda la viven los compradores del amargo tiquete a casa. Las ausencias más sonadas son las de Italia, Holanda y Chile, siendo la primera la más lamentada. El fracaso transalpino pone fin a 60 años de historia, donde Italia se convirtió a partir de su ‘catenaccio’ en un rival siempre temible, jugando bien o mal; pocos querían enfrentarlos, sobre todo en la instancia de eliminación directa. Este modo de jugar le permitió a los ‘azzurri’ sumar dos títulos y dos subcampeonatos a las dos victorias conseguidas en los años treinta. Sin embargo, tras la máxima conquista en 2006, quisieron olvidarse de él como si se tratase de una enfermedad, acudiendo a técnicos de pocos galones (exceptuando a Antonio Conte) y persiguiendo un ideal ‘guardiolista’ que jamás se materializó. Lo que sí terminó por materializarse: una crisis administrativa a todo nivel, tanto en la Serie A como en la Federación. El llanto de Buffon vale más que mil palabras.
Históricamente, Holanda representa lo impredecible; sin capaces de todo, incluso de lo peor. Siempre entusiasman con su fútbol electrizante y sus innovaciones tácticas, pero el desastre parece estar siempre a la vuelta de la esquina. Riñas internas y recambios generacionales difíciles también son parte de su historia, dejando a la ‘naranja mecánica’ en una crisis similar a aquella que los dejó fuera de España 82 y México 86. Al igual que Italia, deben empezar de cero y pensar en armar un equipo para la Euro 2020.
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Chile merece un capítulo aparte. Víctima de su soberbia y constantes actos de indisciplina de algunos jugadores, la realidad es que ‘la roja’ era un equipo intenso, veloz y contundente, el cual se ganó el respeto de todos. Pero fue aquella sobradez, encarnada en las provocaciones y los excesos etílicos del crack Arturo Vidal, la que los alejó de los corazones de los aficionados y, finalmente, de una Copa del Mundo en la que hubiesen sido protagonistas.
Estados Unidos y Camerún, clientes asiduos de esta competición, completaron el frío tren de la eliminación; un tren en el cual Argentina y Messi tuvieron un pie adentro, lo cual hubiese sido igual o más lamentable. En conclusión, Rusia será sin duda un Mundial diferente. No brillarán algunas de las estrellas más fulgurantes, pero seguramente será el escenario para que nazcan algunas nuevas. El fútbol es Mundial y todos tienen derecho. En palabras de Francisco Maturana, “la historia se escribe todos los días”.
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