Un amigo hincha de Millonarios comentaba que la literatura acerca de Millos era escasa. Que hacia falta que aparecieran mas escritos sobre Millonarios y sus gestas. También en esa charla comentábamos que en el 2.0, había que apoyar los espacios de hinchas de Millos que forman opinión y que expresan ese sentimiento hacia nuestro equipo amado. La entrada de hoy fue escrita por mis amigos de "Azul en cinco matices", que es un blog formado por Luisa Paez @UnTalGato09, Carlos Martínez @SeymourDieraMfc, Andrés Sarmiento @Salfermento, Felipe Correa @meprendorapido y Nando Gomez @HNandoGB. Espero que sigan con esta buena iniciativa compartiendo sus impresiones con nosotros los hinchas del mas veces campeón. Todos unidos por la estrella 15¡¡¡¡¡¡¡¡ Mauricio Gordillo @maugor Cuando juega Millonarios hay un largo ritual que no sólo incluye las casi 2 horas que dura el partido, sino muchos días previos en que las ansias se disparan. Hay unos que compran el abono semestral y obvian este paso pero otros lo repiten muchas veces en todo el semestre: Compra de boletas al menudeo (lo cual aunque quita privilegios no hace más ni menos hincha a alguien). Hay veces en las que no hay gente y todo está perfecto, pero hay días donde el sistema no funciona, quien atiende lo hace en una actitud de desidia o hay largas filas, sobre todo en instancias finales como el cuadrangular venidero. Usted adquiere su boleta y la guarda como su vida esperando el día del partido. La ansiedad suele crecer y máxime si se juega contra un "rival clásico", de enfrentamiento directo en la tabla e incluso, si el partido es de ésos “de seis puntos" en los que se juega algo crucial. En esos días previos uno suele ver cómo está la tabla de posiciones y cómo nos favorecería una victoria o en qué grado nos perjudicaría la derrota en cada caso, así como leer en la prensa cómo enfocan los distintos medios deportivos "la previa" del partido respecto a la actualidad de los equipos involucrados. No hay una respuesta absoluta sobre cómo calmar la ansiedad porque no todos la sufren en un mismo grado; algunos vemos vídeos de victorias previas de Millonarios ante el rival que viene para recordar momentos felices, algo que aunque no calma esa ansiedad del todo sí es gratificante para el alma y hace que uno tenga una mente positiva y se prepare para alentar más el día del partido. Otros harán otras cosas, desde cantar canciones de Millonarios hasta dedicarse de lleno al trabajo o irse de paseo con la familia para distraerse, todo tan válido como las distintas formas POSITIVAS de alentar en la cancha. En muchas ocasiones el reloj biológico, el estrés de la semana, la vida profesional o algún otro factor hace que desde la mañana uno empiece con cara larga. Sin embargo, hay uno o dos días a la semana en que es diferente la situación. El día que juega Millonarios el hincha común abre los ojos con una actitud diferente, con una mirada diferente; busca bañarse y arreglarse rápido para portar con orgullo la camiseta de los guerreros desde temprano. Generalmente, sin importar si el partido es a las tres o cinco de la tarde o siete de la noche, amanecemos pensando en cuál será el equipo titular, qué incluirá la fiesta, cómo nos afectará en la tabla y simplemente contamos las horas para que llegue el anhelado momento. No es una cita cualquiera, simplemente es una cita con nuestro primer amor, con ese amigo incondicional que logra contentarnos hasta los peores días y por eso hay que arreglarse para la ocasión. Por último, sale uno de la casa y sin importar en el sector en el que uno viva ve los buses que se dirigen al coloso de la 57 con energía azul, los buses de Transmilenio pintados de rojo por fuera pero de azul por dentro y carros pitando como si se tratara de una final, ondeando las banderas azules y blancas al viento. Las horas previas sí que son eternas. Muchos con la azul puesta viniendo desde las universidades, las oficinas, los almacenes, las casas. Ésas rutas de transporte público que se acercan al Campín se llenan de una energía que sólo un hincha de Millonarios puede sentir y emanar, mientras que la 57, la 24, la NQS, todas las calles aledañas son un completo carnaval. Algunos departen (departimos) unas cuantas cervezas con conocidos y amigos para mitigar la ansiedad mientras los minutos corren y llega la hora de pisar el que, para muchos, es nuestro segundo hogar. Cuando por fin llegamos a los filtros, despojados de elementos que sabemos siempre nos quitan, sacamos la boleta del bolsillo con las manos temblorosas, como si llegáramos a una primera cita. Requisas, cremalleras abiertas, bufandas sacudidas y soltadas de cabello son los rituales de la fuerza pública, mientras que los nuestros son bendiciones, pisar el suelo al pie de las registradoras con pie derecho, besar la boleta o simplemente sentir cómo se enlagunan los ojos cuando vemos a lo lejos el verde de la grama y sólo queda aguardar la salida de 11 jugadores que llevan en la camiseta y el alma la pasión de millones de hinchas que laten y vibran por el azul y blanco. Luego del último manoseo policial viene la ubicación. En algunos sectores definida por orden y respeto por la numeración. En otros elegida bien por comodidad o visibilidad, por un encuentro con otros enamorados que pasan de ser conocidos que comparten su pasión a amigos entrañables (como los Matices, por ejemplo) o por preferir una zona en la que predominen los cánticos y el sonido de instrumentos. Inclusive, algunas estrictas cábalas de seleccionar un mismo m2 y hasta una misma silla durante toda la Liga. De ahí en adelante todo es preparación de la fiesta para la salida del Eterno Campeón: Los rollos y su despliegue de sueños y euforia, una extensión de nuestras manos que se abalanza casi queriendo abrazar a los guerreros azules que pisan la grama; el papel que nos recuerda esas fiestas con los amigos a las que queremos adherirnos y que sean interminables, tal cual como el momento en que los trozos rasgados de periódicos o directorios viejos se agotan y seguimos recogiendo del suelo para lanzarlos una y otra vez; y los desaparecidos extintores, el humo de colores que disfrazaba de azul y blanco nuestros rostros y ropa de forma temporal, con el que se le daba el "Buenas tardes" o "Buenas noches" a Millonarios, aún cuando a causa de las nubes mágicas y momentáneas les era imposible a los jugadores vernos pero no escucharnos. Todos éstos, ingredientes con el que simbolizamos un ‘Bienvenido a casa Millos, te amamos y nuestra vida vuelve a recuperar su sentido’. Ubicados ya los jugadores en la gramilla de nuestro templo empiezan un sinnúmero de expresiones de afecto que con el tiempo han cobrado un auge impresionante contrastando con los rituales más tradicionales. Los TIFOS hacen de vez en cuando una aparición estelar en las tribunas del Nemesio, engalanando con color y mensajes el panorama de los jugadores; frases, banderas, ilustraciones, todo lo imaginable se materializa cuando llenos de emoción los asistentes levantan y extienden su respectivo plástico o cartón y, cual hormigas obreras, consiguen enviar un mensaje gigante. O qué decir de nuestra bandera, la MÁS GRANDE DEL MUNDO, la que en situaciones por demás especiales baja desde lo más alto de las tribunas pasando sobre la cabeza de cada uno de los enamorados quienes ayudan, con sus propias manos, a extender un símbolo de amor puro, una bandera que cubre casi en su totalidad las tribunas del coloso de la 57 y que lleva con orgullo los colores de nuestro amada institución y de la ciudad que lo vio nacer. Pero entre todo siempre hay espacio para las tradiciones; en cuanto empieza a entonarse el himno de la Capital los asistentes toman una postura de respeto absoluto y, cual si fuera un ritual, se levantan al unísono los brazos derechos de los asistentes quienes señalan, siguiendo el compás, a la tribuna Norte donde, aun cuando ya no estén exhibidas, reposaban en tiempos pasados las astas donde tremolaban nuestros gloriosos símbolos. De un momento a otro la quietud es interrumpida solamente por un grito incesante que nunca ha faltado, el “¡BOGOTÁ, BOGOTÁ, BOGOTÁ!” estalla a una sola voz y de la mano de bombos, gritos y tambores culmina el recibimiento al Más Veces Campeón. El estallido está completo y solamente queda ver a los guerreros que defienden al amor de nuestras vidas batallando no solo por puntos o goles, sino por todo un sentimiento Millonario. Éste tal vez sea el reflejo de los días que llevamos viviendo por años y que gracias a la entereza del equipo seguiremos viviendo por muchos años más. Sin irnos tan lejos, será nuestro diario vivir de las próximas semanas con los cuadrangulares venideros. Lo viviremos en clásicos inolvidables con “papá” Wason y el Crack Candelo como principales verdugos de nuestros hijos, en las batallas a muerte contra el equipo del Valle que a son de hoy ha sacado de Millonarios una de sus mejores facetas del semestre y contra el equipo manizalita que vendrá por todo y a quien debemos dejar maniatado. Estos factores hacen que esta etapa del semestre sea no sólo difícil sino atractiva, emocionante y por demás disputable. En Millonarios TODO lo podemos y el cuadrangular de ser posible será nuestro. Hoy el Orgullo Embajador debe estar más aferrado al corazón, nuestro aliento ha de estar intacto y las tribunas del Nemesio deben lucir repletas. Porque es ahora o nunca, porque es todo o nada, ¡porque somos los hinchas del más veces campeón! AZUL EN CINCO MATICES azulencincomatices.blogspot.com
Actualizado: enero 25, 2017 02:49 p. m.