Cuando todos empezamos a creer que un empate es un triunfo caemos en la pena de la mediocridad. La inferioridad no es solo el resultado porque cualquiera pierde, gana y empata. Se da por no confiar antes en la victoria. El rival es Bolivia, no solo el aire de La Paz. Si no se quiere entender que Colombia tiene a su favor un mejor precedente y jugadores más capacitados tendremos que resignarnos a no creer en nosotros mismos. Ese precisamente ha sido el resumen de nuestra historia, hacernos incapaces antes de tiempo y subestimar al contrario cuando nos creemos más. Lo primero está pasando para el juego inicial de las Eliminatorias. Sumar un punto ante Bolivia satisface los propósitos de muchos. Por fortuna, se perciben opiniones en contra del conformismo, voces que dicen que hay que salir a la cancha a vencer, sin timbrarle a la soberbia. No lo dude, derrotar a los bolivianos no es una hazaña irrepetible. Nadie es invencible y mucho menos un equipo que, según la FIFA, es hoy el 81 del planeta. Colombia, que tampoco es una panacea, está mucho más arriba (casilla 32) y debería hacer todo lo posible por ganar y no por empatar. La diferencia es notable. Marcelo Martins no es Falcao. Con Gustavo Quinteros al mando, Bolivia acumula seis derrotas y cinco empates. Dicha selección no gana hace catorce partidos, desde octubre de 2009, cuando venció 2-1 a Brasil, y casi no hace goles. Colombia, es cierto, sufre en sus visitas a Bolivia, se le va a veces el oxígeno y tampoco es una máquina goleadora. Asintió por demás el cambio de técnico a mitad de este camino y no recuerda triunfos recientes en Eliminatorias ante su enemigo deportivo de turno. No a domicilio. Para el Mundial de 1998 empató 2-2, para el posterior igualó 1-1, luego fue vapuleada 4-0 y para Sudáfrica 2010 se fue con un 0-0. Si no vamos al Mundial hace tanto tiempo (1998 ya es siglo pasado) es porque no ganamos. Tremendo cliché y obviedad es nuestro karma. Cuánto diéramos todos por comenzar ahora con una victoria ante el rival más débil de las Eliminatorias. En la altura no nos podemos hacer pequeños. Ojalá que en La Paz no empiece nuestra guerra interna. En Twitter: @javieraborda
Actualizado: enero 25, 2017 02:44 p. m.