“Llega la hora de cenar y empezamos la charla”, titula esta mamá que es víctima de su propio invento: su hija le conoce todos los trucos y la cámara la adora.
Carito Padilla sabe que necesitará más que una cantaleta, para que su hija se coma el puré de papa y calabaza que le preparó.
La bebé ha aprendido a mover los brazos y las manos, como su madre argentina cada vez que quiere llamarle la atención.
A la habilidad corporal, se suma el poder de la palabra: esta pequeña traviesa también sabe cómo funciona la cantaleta y la pronuncia a media lengua y sin parar, repitiendo como los “loritos” lo que su mamá le dice.
Y para llevar al máximo nivel su actuación, voltea la cabecita hacia la cámara y sonríe, para dejarnos a todos completamente derretidos de amor.
El final es predecible: jamás se come su puré.
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