Joseph Ligon, considerado el preso que más tiempo llevaba en prisión en Estados Unidos, fue puesto en libertad a sus 83 años.
Había ido tras las rejas cuando tenía 15, en 1953, y estuvo preso en el centro penitenciario Phoenix en el condado de Montgomery, Pensilvania.
Aunque admitió haber participado en el crimen junto con un grupo de adolescentes, negó haber matado a alguien.
Pese a haber sido condenado a cadena perpetua, la Corte Suprema de EE. UU. indicó en 2017 que este tipo de sentencias para menores de edad era cruel, lo que permitió a muchos reclusos pedir la libertad condicional.
Pero Ligon no quería dejar la prisión bajo esas condiciones, ya que “con libertad condicional tienes que ver a los supervisores de vez en cuando. No puedes salir de la ciudad sin el permiso”, le dijo al The Philadelphia Inquirer.
Por eso siguió luchando hasta quedar libre sin condiciones y en noviembre de 2020 una jueza ordenó que lo sentenciaran de nuevo o soltaran en un plazo de 90 días.
La fecha llegó y finalmente quedó libre el 11 de febrero. Sin embargo, sus padres y hermano ya no estaban ahí para verlo.
“Estoy mirando los edificios altos. Todo esto es nuevo para mí. Esto nunca existió”, dijo Ligon.
“Me gusta ser libre”, remató.