En 1992 fue congelado el embrión de quien, a principios de este año, en febrero, vio la luz del mundo como Molly. Su récord es el de ser el recién nacido productodel embrión más largamente congelado.
Tina Gibson, su mamá, bromea con qué pudo pasar si ella hubiera nacido antes: “Probablemente hubiéramos sido mejores amigas”.
Tina y su esposo Ben tenían problemas de fertilidad por lo que recurrieron al Centro Nacional de Donación de Embriones, una organización cristiana sin fines de lucro que almacena embriones congelados que pacientes de fertilización in vitro han decidido no usar y que las familias adoptivas pueden transferir al útero de la nueva madre.
Curiosamente es la segunda vez que rompen este récord, pues Emma, su hija mayor, ostentaba antes el título al estar su embrión 24 años congelado.
Se estima que en Estados Unidos hay un millón de embriones congelados almacenados.
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