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Gloria Buitrago, mamá del pequeño Daniel Duque, les dice a los asesinos: "No tengo rencores”

“La paz empieza desde nosotros, en nuestros corazones", afirmó la mamá del niño muerto en atentado a CAI. La alcaldesa Claudia López, que estaba junto a ella, no pudo contener las lágrimas al oírla.

Gloria Buitrago, mamá del pequeño Daniel Duque, les dice a los asesinos: "No tengo rencores”

La mamá de Daniel Duque, Gloria Buitrago, ofreció unas conmovedoras palabras de agradecimiento a los profesores y compañeros del colegio donde estudiaba el niño de 12 años que murió por el atentado en Bogotá contra el CAI Arborizadora Alta de la localidad de Ciudad Bolívar.

Recordó que su hijo menor estudió allí “desde Jardín, estaba en séptimo, nunca tuve quejas de él. Siempre las profesoras me felicitaban por ser ese gran estudiante”.

La mamá de Daniel Duque afirmó que su pequeño “donde quiera que esté me está dando la fortaleza que necesito porque a él no le gustaba verme sufrir. Él siempre que me veía llorar, que me veía triste, me decía ‘mami, ¿qué tiene?, ¿mami no esté así?’. Me abrazaba, me llenaba de amor, porque era un niño cariñoso, en su corazón no había maldad. Siempre que veía que algo malo sucedía decía ‘¿por qué pasa eso?’”.

También expresó que no tenía rencor contra quienes acabaron con la vida de su hijo, porque “nada me va a devolver el niño, así como las personas que hicieron esa maldad no me lo van a revivir”.

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Solo le pido a Dios que donde quiera que esté Danielito lo tenga bien. Él decidió venir por él, me lo dejó muy corto tiempo, pero lo disfruté, pasé con él los mejores momentos, disfruté con él los primeros pasos, la primera sonrisa, hasta el momento en que salió para la tienda y desafortunadamente no volvió a la casa”, dijo en su sentido discurso.

Por eso, le dio “gracias infinitas a Dios por haberme dado ese niño tan maravilloso, lleno de valores”.

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Reconoció que “el vacío se siente, sé que ahorita no es tan duro, a partir de mañana, cuando lo despidamos por última vez, es cuando voy a empezar a vivir la soledad”.

Pese a esto, invitó a sus compañeros y profesores “a recordarlo con esa alegría” y pidió una cosa más: “La paz empieza desde nosotros, en nuestros corazones. No tengo rencores”.

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