En inferioridad numérica, en el minuto 87, después de haber sido remontado por el Arsenal, el Fulham resurgió de repente, Joao Palhinha marcó el 2-2 y frustró la reacción del conjunto 'gunner', que falló en su asalto del liderato de la 'Premier' League con su primer borrón de la temporada, tras dos triunfos consecutivos.
En una montaña rusa, cada uno se quedó un punto. Pudo ganar el subcampeón de la última liga, porque levantó un 0-1 en contra y se sintió vencedor cuando aún quedaba más de un cuarto de hora de partido, como también pudo perder, porque el Fulham se adelantó muy pronto, a los 57 segundos, sostuvo su renta hasta el minuto 69, igualó en el 87 y rozó el 2-3 en el 97, cuando Aaron Ramsdale negó la hazaña a Adama Traoré.
El 2-2 aplacó a Fabio Vieira, el impulsor de la remontada del Arsenal, objeto del penalti del 1-1 y pasador del 2-1. Inédito este curso en la Premier hasta el minuto 56 de la tercera jornada, el centrocampista ofensivo de 23 años, que entró como extremo izquierdo, cambió el encuentro en el segundo tiempo, cuando el Arsenal no encontraba las vías hacia el empate, cuando Bernd Leno apenas sufría en su portería, sin necesidad aún de ninguna gran parada (luego con 2-2 hizo una magnífica), cuando perdía por 0-1 por un error de Saka.
En su innovación, en su variedad, en su atrevimiento, el Arsenal también asume riesgos evidentes, tan visibles como el fallo de Saka.
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Hay una constante en el equipo este curso. En las tres primeras citas, la misma polivalencia de Thomas. Lateral derecho en la salida o la defensa, medio centro en la transición en el ataque. Este sábado le condenó con el 0-1 antes del primer minuto, en una combinación de factores inesperados, quizás también estudiados por el Fulham, que presionó primero y se benefició después.
La primera jugada del partido, a raíz del saque de centro, la mareó el Arsenal en su territorio, entre su zaga, de un lado a otro, hasta que activó el mecanismo que lo distingue en este comienzo de la 'Premier': la doble función de Thomas. Ben White avanzó, Thomas divisó la vía libre, Declan Rice combinó con Saka y el fenomenal extremo entregó el balón.
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Su pase atrás al lugar que había dejado libre Thomas, en su incursión hacia el medio para la transición, lo ocupó -y lo aprovechó- Andreas Pereira: de primeras, con un tiro que sorprendió a Aaron Ramsdale, desubicado en su carrera hacia atrás, como todo el Arsenal con el gol en contra en tan solo 57 segundos de juego.
Normalmente, hace falta mucho más para doblegarlo. Ni siquiera un 0-1 tan rápido lo aplacó. El Fulham dejó un rato espacios. Su exposición fue una invitación a los 'Gunners', que lo arrinconaron unos minutos con una secuencia de ocasiones y remates inverosímiles e ineficaces que advirtió que era cuestión de tiempo. No lo fue tanto. Porque el Fulham se ajustó y porque el Arsenal no fue el mismo de siempre.
Cada acción en el área fue un atasco desproporcionado, a cada cual peor finalizado por el Arsenal. Nada que ver con el Fulham, que, cuando salió, con terreno tan libre, descubierto su adversario en los contragolpes, visibilizó más determinación. Trepidante a la contra, una volea de Raúl Jiménez silenció de miedo el estadio Emirates. Salió fuera. Se intuyó el gol.
Derrotado al descanso, Arteta puso en juego a Nketiah, un delantero más de referencia en lugar de Trossard.
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Cuando observó que tampoco le había funcionado, movió otras dos piezas del rompecabezas: Fabio Vieira por Thomas y Zinchenko por Havertz. En el minuto 56. Lanzó Odegaard desde lejos. Leno la embolsó, siempre seguro, siempre en el sitio justo, cada vez que lo exigió el conjunto local, tampoco sin necesidad de lucirse hasta entonces.
Y Fabio Vieira relanzó al Arsenal. El 1-1, originado por su conducción dentro del área, pero, sobre todo, por la imprudencia desproporcionada de Kenny Tete, lo transformó Saka en el minuto 69; el 2-1, con la polémica y el debate que abrirá la falta no señalada y el comportamiento del Arsenal en esa jugada (siguió como si nada con un rival en el suelo, por una falta recibida y no señalada), lo logró Nketiah.
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La infracción de Saka en el origen del segundo gol es indudable. En su caída, arrastró a su marcador (Bassey) con fuerza, con un agarrón en el brazo derecho, del que tiró. Dañado, el defensor se quedó en el suelo. El árbitro, Paul Tierney, gesticuló que no era penalti a favor del Arsenal, pero no deparó en sí era falta del atacante. El juego siguió. Y fue gol.
Insuficiente para la victoria. Porque, cuando todo parecía hecho, cuando nadie intuía la reacción del Fulham, además con un hombre menos por la expulsión en el minuto 83 por doble amarilla del propio Bassey, Palhinha remató con el pie, nada espectacular, sí muy efectivo, el córner botado por Harrison Reed desde la esquina derecha. Después, Ramsdale impidió el 2-3 a Adama Traoré en el 97 y Leno voló para frustrar el 3-2 en el 99.