Esta boxeadora japonesa de 27 años también es una enfermera que lucha a diario contra los estragos que el coronavirus ha causado en su país.
Arisa comenzó a practicar boxeo hace solo dos años como una manera de perder peso, pero descubrió que tenía un don luego de ganar el campeonato japonés y ser seleccionada para el equipo nacional.
Sin embargo, apareció la pandemia del coronavirus y sus planes para los Olímpicos se vieron aplazados.
"Cuando se pospuso por un año pensé que era una ventaja para mí, dándome más tiempo para entrenar, aunque no estaba segura de si debía estar tan feliz porque la razón fue la propagación de la enfermedad infecciosa", reconoció.
Por eso ahora aprovecha el tiempo para "entrenar mucho más y convencer a la federación de que puedo pelear en la clasificación final".
Pero Arisa no solo es boxeadora, combina sus duros entrenamientos con largas jornadas laborales en un hospital de Tokio, cambiando los guantes de boxeo por los quirúrgicos.
Habitualmente trata pacientes con cáncer, pero asegura que el coronavirus
es una amenaza constante.
"Siempre enfrentamos el riesgo de infección en las instalaciones médicas. Mis colegas y yo hemos trabajado bajo el estrés de posiblemente infectarnos", afirmó.
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