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Varios aficionados del Bari, equipo de Serie B de Italia, protagonizaron tras la derrota ante el Empoli (5-0) un enfrentamiento con los jugadores del equipo a bordo de un avión, lo que obligó a la aerolínea a requerir de asistencia policial para evitar que el conflicto fuera a mayores, lo que retrasó la salida del vuelo alrededor de una hora.
El Bari, equipo propiedad de la familia De Laurentiis, que también es propietaria del Nápoles, cayó el sábado derrotado por un abultado 5-0 ante el Empoli, lo que deja al equipo en puestos de 'play-out' de descenso.
Piove sul bagnato in casa #Bari. Sull'aereo di ritorno da Empoli, ieri notte sono scoppiate tensioni tra la squadra e alcuni dei tifosi presenti sul velivolo, degenerati in alcuni spintoni reciproci e un calcio sferrato da un giocatore biancorosso a un tifoso, placate da DiCesare pic.twitter.com/EJpPuz4T5M
— PianetaBari (@PianetaBari) November 30, 2025
Después de las críticas en el estadio, parte de la afición coincidió en el aeropuerto para volver a la ciudad de Bari, situada en la región de Apulia, en el sur del país. También en ese momento hubo protestas y críticas contra los jugadores.
Algunos de esos seguidores incluso coincidieron en el mismo vuelo que los jugadores y acompañaron la entrada de los futbolistas en el avión con aplausos irónicos, gritos y expresiones fuera de tono.
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En un momento dado, tal y como evidencian vídeos que se publicaron en redes sociales durante el fin de semana y que se hicieron virales este lunes, algunos jugadores reaccionaron a las provocaciones de los aficionados y llegaron a encararse con alguno de ellos.
De hecho, según informó el diario 'Repubblica', un jugador fue golpeado durante ese paso por el pasillo del avión y respondió con una patada.
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La tripulación de cabina, para evitar que la situación se agravase, requirió la presencia de las fuerzas del orden italianas, algo que obligó a retrasar el vuelo cerca de una hora.
El club presidido por Luigi De Laurentiis, hijo de Aurelio, máximo responsable del Nápoles, despidió la semana pasada al técnico Fabio Caserta y contrató a Vincenzo Vivarini por los malos resultados, movimiento que no frenó la crispación de la afición, enfadada tras la abultada derrota en el estadio de la ciudad toscana de Empoli (norte).