Este siempre ha sido un dilema palpable dentro del fútbol. Algunos futbolistas eligen la primera opción, otros la segunda, y unos pocos afortunados y superdotados logran obtener las dos cosas al tiempo. Durante las últimas dos semanas hemos conocido tres casos de jugadores cercanos a nuestros afectos, tres colombianos que han tenido que tomar esta difícil decisión. Sí, hablamos de Fredy Guarín, Fredy Montero y Jackson Martínez. El caso de los tres es muy similar: futbolistas contemporáneos, jugaban en clubes importantes de ligas de peso como la italiana, portuguesa y española, y que decidieron irse a una liga de un escalafón mucho menor como la china, donde tendrán la oportunidad de ganar una cantidad de dinero nada pequeña, de esas que dañan mentes. Es un tema espinoso. Muchas han sido las reacciones en redes sociales y en los medios sobre lo ocurrido con estos tres señores; el caso de Jackson es el que más eco ha producido y el que más llama la atención. Vamos a verlo de la siguiente forma: si a usted en una empresa no lo quieren, además de eso le consiguen contrato en otro lugar en el que va a tener que hacer menos cosas y va a ganar más dinero ¿Usted qué haría? ¿Diría que no?... Esto es más o menos lo que se les puso sobre la mesa a los personajes anteriormente mencionados. En sus equipos no eran tenidos en cuenta de la forma que ellos querían, como es el caso de ‘Cha-cha-cha’ y Guarín, y además les ofrecieron más dinero por menos esfuerzo, porque no nos digamos mentiras, que a mí me marque Sergio Ramos o Mascherano, no es lo mismo a que lo haga “Chung Wang Shu” o cualquier jugador de la Superliga China. Sin embargo, lo que da más guayabo en el caso de Jackson Martínez por ejemplo, es que hace pocos meses era el goleador de la liga de Portugal, es el máximo anotador colombiano en la Champions League y un jugador con un futuro inmediato muy prometedor como para que tirara la toalla tan rápido. Son muchos los argumentos que tenemos en contra de su decisión, pero no conocemos los del chocoano, que tal vez estén alrededor de asegurar el futuro económico de su familia, algo que también es muy loable. Es ahí cuando entra el gran dilema propuesto al inicio de este texto, en el caso de Martínez, él ya eligió y su opción fue la segunda, dinero. Tal vez si hubiera aguantado un poco más habría llegado a tener las dos, pero aún no recibo mi título de profeta como para estar del todo seguro. Amanecerá y veremos, lo que si no podemos negar es que nos queda ese sabor agridulce y la preocupación de tal vez perder a jugadores de selección en un momento tan neurálgico como el que se viene en la eliminatoria. No sabemos que pase por la cabeza de Pékerman y si estando en China se interese por convocarlos, pero bueno esa es harina de otro costal. Por: Andrés Felipe García Franco // Twitter: @siranfega
Actualizado: enero 25, 2017 12:00 p. m.