Hace un año, Harry Maguire ocupó titulares a su pesar por una condena tras una pelea en Grecia. Ahora su imagen se ha rehabilitado y es uno de los líderes ejemplares de la selección de Inglaterra, que el domingo buscará su primer título en la Eurocopa, en una final apasionante ante Italia.
Queda ya lejos esa noche en agosto de 2020 en Mykonos, que terminó con una pelea en una discoteca, seguida de un altercado con policías a los que habría intentado sobornar.
El relato de aquella noche cambia según los protagonistas, pero tuvo en cualquier caso consecuencias importantes para él, que fue condenado, antes de recurrir, a 21 meses y 10 días de prisión con el cumplimiento de la pena en suspenso. El episodio desequilibró emocionalmente al jugador, cuyo inicio de curso fue fallido, tanto en su club (Manchester United) como en la selección nacional.
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Tocó fondo en octubre, cuando fue expulsado tras media hora de partido en un duelo de la Liga de Naciones de la UEFA contra Dinamarca, el equipo precisamente al que su selección venció el miércoles para clasificarse a la final de la Eurocopa. La actuación de Maguire el miércoles demostró de forma simbólica que todo ha cambiado para él en estos meses.
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Lenguaje florido
Tocando 112 balones y acertando en el 90% de los pases, seis de ellos en el último tercio del terreno de juego, demostró su calidad. Un nivel así era difícil de concebir en el inicio de la competición, que para Henry comenzó lesionado en un tobillo. La Eurocopa arrancó para él de verdad a partir del tercer partido de la fase de grupos, contra los checos, 45 días después de su anterior partido oficial.
Más que estadísticas, es su personalidad de líder y su comunicación directa con sus compañeros, a veces con un lenguaje muy adornado que ha provocado bromas de los tabloides cuando los partidos eran a puerta cerrada y se escuchaba mejor. Es en cierta medida un capitán 'oficioso' de la selección de Inglaterra, pese a que el brazalete oficial lo ostenta otro compañero, Harry Kane.
Con 1,94 metros de altura y un peso no lejos de los 100 kilogramos, es un jugador muy sólido que intimida a los rivales, sin perder la precisión en los pases y su visión para romper las líneas.
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"Nunca temí por mi carrera internacional" tras el episodio de Grecia, admitió Maguire antes de la semifinal, consciente de que la confianza absoluta que siempre le ha brindado el seleccionador Gareth Southgate.
"Él me brindó mi debut internacional y desde entonces creo que he jugado casi todos los partidos en los que he estado disponible", subrayó. "Cada vez que entro al terreno de juego intento responder a ese fe y a esa confianza porque cada vez que salto al campo quiero hacer lo mejor para mi país", asegura.
Hace cinco años asistió a la Eurocopa como espectador, en compañía de amigos, con los que fue a Francia para ver a Inglaterra en una Eurocopa en la que los 'Tres Leones' quedaron congelados ante Islandia en octavos de final.
Unas semanas antes había ayudado al Hull City a ascender a la élite, antes de firmar un año después por el Leicester, y dos temporadas después por el Manchester United por 80 millones de libras (93 millones de euros, 110 millones de dólares). Ahora tiene la oportunidad de proclamarse campeón de Europa con su selección y entrar así a lo grande en la historia del fútbol inglés.
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