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Leicester, o cuando el trabajo en equipo le gana a los millones

Cincuenta millones de Euros. Ese fue el presupuesto asignado para contrataciones en la presente temporada 2015-2016 para los "Foxes", conocidos así por la afición a la caza de zorros de los habitantes de la ciudad de Leicester, Inglaterra. Hoy sus 294.000 habitantes con seguridad tienen otra afición: delirar por su equipo de fútbol, líder flamante de la English Premier League. Ese dinero perfectamente lo puede valer un sólo jugador del Arsenal, Liverpool o Chelsea. De hecho, el Manchester United al inicio de temporada desembolsó 80 millones de Euros por Anthony Martial, promesa del país Galo. Sin embargo esa y otras inversiones no han alcanzado para hacer ver a los diablos rojos como un verdadero equipo. Leicester City hoy disfruta con razones de peso el liderato de la Premier League. Todos lo hemos visto con resistencia y con la incredulidad de que pueda aguantar el ritmo de los grandes Ingleses, pero fecha tras fecha este equipo, que el año pasado prendía veladoras en el vestuario para no volver a descender puesto que venían en el 2014 de ganar la Football League Championship (segunda categoría), con cada partido jugado nos deja con la boca callada. La exhibición dada por el onceno de Claudio Rannieri en el Etihad Stadium ante la hinchada citadina el sábado pasado es la fotografía perfecta de la concepción de juego que tiene el Italiano, muchas veces resistida por los amantes del buen fútbol. Sin embargo nadie, después de ver el partido contra Manchester City, el segundo en la liga, puede dudar de su efectividad. Un 4-4-2 bien organizado, bloques cortos y, eso sí, poca o nula posesión del balón. Ellos sólo usan el balón para una idea clara, la de hacer con él daño al rival con sus mortales contragolpes y rápidas transiciones de defensa-ataque. (Véase el segundo gol). El balón para Rannieri es para meterlo al fondo de la red, no para transportarlo de lado a lado por todo el terreno de juego. Sin embargo, después de analizar varios partidos del líder, lo más llamativo es el sentido colectivo del equipo. Todos, absolutamente todos tienen el overol puesto y jamás dejan de correr, en especial los volantes de marca quienes quitan, roban y corren todo el partido. No hay figuras, no hay egos, no hay marcas, sólo obreros que se convierten en guerreros al saltar a la cancha. Sus goleadores, Jamie Vardy y el argelino Riyad Mahrez, eran unos perfectos desconocidos la temporada pasada. Hoy son reconocidos ya por sus 32 goles y aun así sólo piensan en la gloria colectiva. La fuerza de un buen trabajo en equipo y una filosofía de bienestar colectivo superan la fuerza de los millones. Los 5 puntos de ventaja alcanzados el fin de semana pasado ilusionan a toda una institución, fundada en 1884, y a toda una ciudad. También ilusiona a los que a veces se cansan del mercantilismo futbolero, el mismo que a veces lo hace ver aburrido y sin sentido. Falta todavía mucho por recorrer en la liga, pero creo que muchos estaremos pendientes de este humilde equipo, de este verdadero trabajo en equipo. Por: Iván Darío Liévano M. // Twitter: @ivanlievano

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