Mientras en Europa hay países que buscan reducir cupos en algunas de las ligas e intentar hacerlas más atractivas y competitivas, acá en Colombia le apostamos a premiar la mediocridad, lo fácil, lo injusto; regalando 2 casillas a los equipos tradicionales que por capricho de la Dimayor jugarán el cuadrangular de ascenso y estarán este año en la máxima categoría del Fútbol Profesional Colombiano. El argumento es que equipos como Alianza Petrolera, Patriotas o Uniautónoma, atentan contra el espectáculo, pienso yo que desmeritando la gran labor administrativa que han venido realizando sus dueños. Acá critican el porqué ascendió Jaguares, pero ninguno entra a evaluar la razón por la que los equipos tradicionales siguen en la B. Siempre me ha parecido injusto y siempre he creído que un equipo “chico” asciende por el esfuerzo, dedicación e inversión en su proyecto, mientras que los “grandes” que se van a la B, son por pura y física falta de criterio en sus modelos de mercado. Además de robar, por supuesto. ¿Acaso la Dimayor quién cree que son, a quién le ganaron para entrar en la feria que rifaba 2 ascensos? Injusto además con el resto de equipos de la B, hasta infame con aquellos que vienen realizando grandes administraciones pero que en lo deportivo no se ha logrado el objetivo. (Me recuerda cuando en el barrio los muchachos grandes no dejaban jugar a los chicos porque “estamos completos” decían) Era evidente que este tipo de inventos iba a traer como consecuencia alguna tragedia, y este no fue la excepción. Sin embargo, quiero felicitar a los equipos que lo asumieron con mucho profesionalismo y que, ya entrando en gastos, los mínimo por hacer era dejar la vida por ganarse el cupo en la A. La mano de Lazaga Todo lo bueno que se diga de este Cúcuta Deportivo entorno a su fútbol, refuerzos, trabajo y táctica, es verdad, es merecido, un equipo que para mi gusto y el de muchos, fue el que mejor se reforzó para estos cuadrangulares. Pero dejémonos de pendejadas, y quiero aclarar que esto no tiene absolutamente nada que ver ni con el trabajo, ni con los hinchas del Cúcuta Deportivo, pero lo de Lazaga es algo de tramposos, de miserables, de traicioneros. Uno como hombre debe tener el peso testicular necesario para reconocer sus errores, mientras haya gente que obre de manera correcta, el que no lo haga, se convierte en ladrón. No estoy diciendo que el Cúcuta ascendió por esa mano, porque adivino no soy y no voy a entrar en el juego de que eso le cambiaba el trámite al partido o no, además que eso no lo sabe nadie. Esto va más allá, esto es repudiable. Hace poco leí un libro precioso de Jorge Valdano donde decía: “La mano de Dios. Símbolo de eufemismos que empleamos para disfrazar conductas difíciles de defender desde un plano ético” ¿Qué hubiera pasado si Lazaga sacaba al árbitro del error? Seguramente los hinchas del Cúcuta no se lo hubieran perdonado nunca. ¿O definitivamente una acción de tal magnitud iba a contribuir a un fútbol colombiano limpio y un país mejor? Eso lo dejo a la interpretación de cada uno. Lazaga en sus últimas declaraciones anunció que asumiría su falta como un “profesional”, también denunció amenazas en su contra y hasta dijo que rescindiría su contrato si la situación continuaba caliente. Él, al igual que muchos tramposos que hay el fútbol es un simple resultado del sistema, del medio, del entorno que patrocina estas barbaridades. Esto va muy lejos, es muy triste y de corazón lo siento mucho por los hinchas del Deportes Quindío, a los del Cúcuta solo me resta felicitarlos e invitarlos a repudiar esta acción que lastimosamente manchó el ascenso. Todos estamos esperando que este acto tenga sus consecuencias, ojalá esto vaya ante FIFA y se asuma con la seriedad que requiere, porque no se trata de que hoy ascendió el rojo y descendió el verde, mañana le puede pasar al equipo de sus amores. ¡Es el fútbol, estúpidos! Twitter: @FelipeLuceroG
Actualizado: enero 25, 2017 11:58 a. m.