A sus 16 años, la sueca se convirtió en la portavoz de una generación a la que le preocupa el cambio climático.
Greta Thunberg
primero fue noticia con su huelga en solitario contra el calentamiento global fuera del Parlamento de Suecia el año pasado, que poco después extendió a los márgenes de la cumbre sobre el clima en la ONU.
Un año después, seguida por una multitud de medios y simpatizantes fue la protagonista de la conferencia, lanzando en su discurso un indignado reclamo a los líderes mundiales: "¿Cómo se atreven?".
"No podemos seguir viviendo como si no hubiera un mañana, porque hay un mañana. Eso es todo lo que estamos diciendo", dijo Thunberg a Time, que colocó a la joven en su portada con el título "El poder de la juventud".
La revista entrevistó a Thunberg a bordo del velero que la llevó de Estados Unidos de vuelta a Europa, después de un frenético viaje de 11 semanas por América del Norte a varias ciudades de Estados Unidos y Canadá.
Thunberg ha llevado su mensaje directo -"escucha a los científicos"- a los líderes globales, acusándolos de inacción frente a la crisis climática.
La activista sueca estaba en Madrid cuando se anunció el premio, en un foro climático de la ONU que busca salvar al mundo del calentamiento global.
"La política de la acción climática está tan arraigada y es tan compleja como el fenómeno mismo, y Thunberg no tiene una solución mágica", escribió Time en la entrevista.
"Pero ella ha logrado crear un cambio de actitud global, transformando millones de vagas ansiedades de mitad de la noche en un movimiento mundial que exige un cambio urgente".
"Ella ofreció un llamamiento moral a quienes están dispuestos a actuar, y avergonzó a quienes no lo hicieron".
"Quiero que entren en pánico"
A los pocos meses de lanzar su solitaria "huelga de los viernes" fuera del parlamento sueco, Thunberg encabezó las manifestaciones mundiales de los jóvenes y exigió la acción ambiental de los líderes mundiales.
"Quiero que entren en pánico", dijo a los presidentes ejecutivos y líderes del mundo en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en enero de 2019.
"Quiero que sientan el miedo que yo siento todos los días. Y luego quiero que actúen".
Sus palabras se propagaron en internet como un incendio.
Hija de una madre cantante de ópera y un padre actor convertido en productor, Thunberg se ha enfrentado a severas críticas, la más reciente la del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que la tildó de "mocosa". También ha sido objeto de distintas teorías conspirativas que circulan en línea.
Algunos se burlan de su juventud o intentan desacreditarla debido a su síndrome de Asperger, un diagnóstico que nunca ha ocultado.
Thunberg "no opera en el mismo registro emocional que muchas de las personas que conoce", escribió la revista Time.
"No le gustan las multitudes; ignora la charla trivial; y habla en oraciones directas y sencillas. No puede ser halagada o distraída", y según la revista, "estas mismas cualidades la han ayudado a convertirse en una sensación global".
Thunberg dice que está desconcertada por algunas de las reacciones hostiles hacia ella.
"Honestamente, no entiendo por qué los adultos elegirían pasar su tiempo burlándose y amenazando a adolescentes y niños por promover la ciencia cuando en cambio podrían hacer algo bueno en cambio", escribió en Twitter en septiembre. "Ser diferente no es una enfermedad".
También insistió que "no ha recibido dinero" por su activismo.
Y con 12 millones de seguidores en su cuenta de Instagram, Twitter y Facebook, continúa acumulando simpatizantes de alto perfil, desde Barack Obama hasta el Dalai Lama y Arnold Schwarzenegger.