El río Magdalena arrasó con cultivos y animales. En la zona no se han registrado torrenciales aguaceros, pero el afluente proviene del interior del país.
Agricultores y ganaderos en Ponedera, que rogaban al cielo por una gota de agua, viven ahora la peor pesadilla por el exceso del líquido.
Decenas de campesinos habían sembrado sus cultivos cerca del río para evitar el desabastecimiento y el traslado les salió caro.
“Uno espera la creciente, que uno llama la creciente mayera, pero todavía no. No es para que hubiéramos tenido esta pérdida así tan grande’’, afirmó Carlos Vizcaíno, afectado por la inundación.
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Los damnificados hicieron un llamado a autoridades locales y nacionales para que les ayuden a mitigar el daño.