Para la época de los hechos, Arevalo se desempeñaba como comandante de la estación de Policía de Suba, mientras Vivas como subcomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.
Este miércoles serán presentados en una audiencia para legalizar su captura y solicitar su medida de aseguramiento.
A los oficiales se les imputarán los delitos de falsedad en documento, fraude procesal, porte ilegal de armas y favorecimiento de homicidio.
La muerte del joven grafitero ocurrió el 19 de agosto de 2011, en el norte de Bogotá.
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