Héctor Ramírez teme al coronavirus, pero está comprometido con su misión de llevar comida a miles. Noticias Caracol lo acompañó en una entrega.
Héctor lleva más de 15 años manejando. Recuerda que se enamoró de las tractomulas cuando un amigo lo invitó a un viaje en una de estas.
Pero manejar, por estos días, no es lo mismo con el coronavirus esparciéndose por ahí. Por eso antes de arrancar habla con su mamá.
“Dios me lo bendiga, mijo, el señor me lo guarde y me lo cuide”, dice ella. Y él responde: “la quiero mucho, mamá”.
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Ya en carretera, sale del Eje Cafetero con rumbo a Bogotá. Esta vez transporta toneladas de azúcar.
En el camino es clave una pausa para el proceso de desinfección permanente: la manija, el volante y cada rincón que pueda albergar el virus.
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Luego de atravesar La Línea y manejar muchos kilómetros cae la noche, por lo que detenerse en un hotel de paso es necesario.
Llega el segundo día y Héctor continúa su recorrido. En esta oportunidad lo recoge una de las caravanas de la Policía, encargada de cuidar a estos transportadores. Aquí lo primordial es la seguridad del conductor y la carga, dicen las autoridades.
Estos acompañamientos se realizan en todas las carreteras del país. En varios puntos les ofrecen, además, lavamanos y elementos de bioseguridad.
Tras 14 horas de recorrido, Héctor llega a su destino. El trabajo es duro, pero él tiene clara su misión.
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“A mis compañeros: muchachos, hay que seguir, hay que luchar, es nuestro país es nuestra gente y hay que hacerle hasta dónde podamos”, dice.
Héctor Ramírez teme al COVID-19, pero está comprometido con su misión de llevar comida a miles. Noticias Caracol lo acompañó en un viaje.
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