Solo la tercera parte de los 499.000 postulados cumple con los requisitos. Algunos fallan al presentarse en varias cajas de compensación al tiempo.
El sistema de protección al cesante no es nuevo, recalca la directora de Asocajas, Adriana Guillén.
Aunque desde 2012 funciona, es evidente que por el impacto económico de la pandemia por el COVID-19 muchas personas se están quedando sin empleo y buscan acogerse a este beneficio, que representa $1.755.606 por un lapso de tres meses.
“Son personas que venían siendo trabajadores formales y que quedan desvinculados de sus empleos. Se han acercado muchas personas que son ocupadas, pero en el sector informal y nunca habían estado vinculados a una caja de compensación familiar. Uno de los requisitos es que su empleador haya cotizado con el trabajador durante doce meses anteriores o doce meses de manera discontinua dentro de los últimos cinco años”, explica la funcionaria.
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A la fecha, dice la funcionaria, se han recibido 499.000 solicitudes, de las cuales solo 144.000 cumplen con los requisitos.
Sobre las razones para que ciertas personas no sean tenidas en cuenta a la hora de aplicar explica que algunas ya han adquirido la ayuda antes. “Si ya lo recibieron en los últimos tres años, no pueden acceder nuevamente”, recalcó.
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También se conocen casos de quienes se postulan a varias cajas de compensación distintas, aunque solo se puede con la que se haya estado afiliado en el cargo más reciente.
Además del $1.755.606, las cajas de compensación deben cubrir la seguridad social de esas personas por seis meses.
La forma de aplicar al sistema de protección al cesante es definida según la caja de compensación. Algunas tienen formularios por internet, otras lo hacen vía telefónica y, en algunos casos, se asignan citas.
Actualmente se han entregado 50.000 subsidios por un valor de $155.000 millones y se espera sumar otras 200.000.
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