El partido entre Junior y Bucaramanga terminó caliente en Barranquilla este lunes festivo y todo por un vibrante final, ya que los locales ganaron 2-1 con dos goles de penalti agónicos de Stiven Rodríguez. Los jugadores 'leopardos' no estaban de acuerdo con lo sancionado por parte del árbitro José Ortiz Novoa, los ánimos se caldearon y hubo rencilla con futbolistas y miembros del cuerpo técnico de los 'tiburones'.
Al 90+7, a los 'curramberos' le sancionaron un tiro penalti a favor que enfureció a la visita, especialmente al delantero Luciano Pons y al extremo Kevin Londoño. "Reclamaban, alegaban y salieron corriendo al banco del Junior. Parecía ser un conflicto con Jefferson Martínez", contó el periodista Carlos Toncel, de Gol Caracol, quien estuvo en el escenario deportivo de la capital atlanticense.
La pelea no cesó y continuó en el túnel que dirige a los camerinos. "Hubo disputas y desencuentros hasta en el 'gusano'. Los futbolistas del Junior se devolvieron como despidiéndose de los aficionados, pero en realidad fue para no cruzarse con los del Bucaramanga", agregó Toncel.
Además de eso, el árbitro Ortiz también se quedó junto a sus asistentes en el terreno de juego, mientras que los aficionados desde las gradas estaban con rechiflas, especialmente contra los futbolistas visitantes.