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Gol Caracol Dimayor

Dimayor

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    El técnico de Boyacá Chico fue sancionado por la Dimayor con suspensión de cinco fechas y una multa económica por los alegatos alevosos a las decisiones arbitrales de Francisco Peñuela, en el partido del domingo pasado ante Nacional.

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    La Dimayor decidió a su favor y en segunda instancia el pleito con el Deportivo Independiente Medellín por la inscripción a destiempo del jugador Luis Fernando Mosquera. Además, el ‘poderoso' deberá pagar más de cinco millones de pesos en multa.

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    La Dimayor decidió una vez más abrir la jornada futbolera un viernes, con el encuentro Cúcuta-Santa Fe. El sábado se verán cinco partidos y el domingo tres. Conozca la programación.

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    La comisión disciplinaria de la Dimayor se reunirá con los apoderados del futbolista antioqueño para dar a conocer el resultado de la primera apelación, presentada hace una semana. La intención del Deportes Tolima es anular por completo la sanción de un año.

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    La Dimayor informó que desde este lunes y durante 12 meses el delantero del Deportes Tolima no podrá desarrollar actividad deportiva alguna, luego de que resultara positivo en una prueba antidopaje del torneo anterior. También deberá pagar una multa de $5´356.000.

  • Gol Caracol

    Que las Torres Gemelas fueron derribadas por extraterrestres, que no eran aviones sino misiles, que la ultraderecha estadounidense planeó todo para cambiar el orden mundial e imponer el miedo como regla... diez años después del histórico 11 de septiembre de 2001 las siempre polémicas teorías de la conspiración vuelven a estar de moda y yo, que tal vez por vivir solo en un apartamento con dos gatas, no tener novias, leer mucho y ver demasiada televisión me he vuelto un malpensado, tengo la mía; pero no sobre lo que pasó en Nueva York, sino sobre lo que está pasando en el fútbol colombiano. ¿A nadie se le hizo extraño que Julio Comesaña llegara a la Selección y el Deportivo Pereira no dijera nada? Es decir, hablamos del principal candidato al descenso, un equipo que hizo una apuesta brutal en cuanto a contrataciones y que se la jugó toda con el uruguayo para tratar de salvar un año desastroso, ¡un club que al día de hoy tiene una desventaja de 11 puntos frente al América y 14 con Itagüí! Pero en la capital de Risaralda nadie dijo nada: al Pereira se le llevaron al DT, le desbarataron el proceso en un momento dramático, y fue como si se les hubiese olvidado pagar el recibo del teléfono: no pasó nada. En una figura muy parecida, Jorge Luis Pinto dejó al Junior para irse a la selección de Costa Rica y no sólo hubo una reacción tremenda, sino que la Federación de ese país le pagó una indemnización al equipo barranquillero. ¿Alguien sabe si la Federación Colombiana de Fútbol le pagó algo al conjunto matecaña? No, no le pagó porque Comesaña renunció. Pero igual... es raro, ¿no? Es decir, queda la sensación de que o al Pereira se lo va a comer el tigre y a sus dirigentes no les importa tener el estadio más bonito del país en la B, o que hay algo más ahí y por eso quedaron tan tranquilos. Ese "algo" más es un rumor que viene creciendo como la espuma de una cerveza fría bien servida en un vaso largo. Hace un par de meses, cuando desde Argentina apareció esa abominable idea de hacer un torneo con todos los equipos de primera y segunda división, muchos dirigentes en Colombia levantaron las cejas con esa misma admiración que los llevó a importar, vía Buenos Aires, el sistema del descenso por promedio y los campeonatos semestrales. La idea de un torneo con 20 equipos empezó a sonar... Claro, ¿cómo no iba a sonar? No sólo el Pereira parece totalmente condenado al descenso, sino que el América es el primer candidato a jugar su permanencia en primera división con el subcampeón de la B en la promoción. Un torneo de 20 equipos en el 2012 automáticamente los salvaría a los dos y permitiría el ascenso de los dos mejores del Torneo Postobón, en donde viejos conocidos de la A como Pasto, Bucaramanga, Unión Magdalena, Centauros y Cortuluá, o eternos aspirantes a ella como Patriotas, Rionegro, Bogotá y Valledupar, tendrían mejores opciones de estar en la fiesta grande. Ojo, no sería la primera vez que la Dimayor hace eso. En el 2001 Bucaramanga perdió la categoría, pero esta entidad decidió que en el 2002 se pasara de 16 a 18 clubes. Quindío ganó su ascenso en franca lid, así que muy a las carreras, en enero de 2002, la dirigencia del fútbol colombiano decidió organizar un triangular entre sus tres socios en la B: Cúcuta, Unión Magdalena y el leopardo descendido. La cosa fue tan improvisada, que al cuadro motilón le tocó armar un equipo de emergencia para ir a disputar el triangular en Cartagena. Unión ascendió con dos victorias 2-0, y el Bucaramanga se quedó con el segundo lugar después de empatar 0-0 con su eterno rival y mantenerlo en la B tras una definición por penales. De esta forma, arbitraria por demás, la primera división del fútbol colombiano pasó de tener 16 a 18 clubes en 2002, año en el que además, vea usted, pasamos de tener un campeón anual a tener dos. Por si le interesa, ese 2002 comenzó la presidencia de Luis Bedoya en la Dimayor (que casualmente aumentó ese año su cantidad de electores) y el presidente del Atlético Bucaramanga era Reynaldo Amaya, quien (¡ah cosas!) fue miembro del comité ejecutivo de la Federación entre 2006 y 2010, durante la primera administración de Bedoya al frente del rector del fútbol nacional. Sí, piense lo que quiera... Yo ahora, por ejemplo, estoy pensando en que a final de año nos van a salir con una decisión "sorpresa" en la que se va a dar la "buena" noticia de que el fútbol colombiano, (y acá cito imaginariamente el discurso que va a dar Bedoya o Jesurún, o los dos) "siguiendo el ejemplo de la grandes ligas del mundo como España, Inglaterra, Italia y Argentina (mira tú, ¡qué sorpresa!), va a pasar de 18 a 20 clubes". El argumento de estos señores, siempre de corbata y últimamente con el bigote cada vez más en discusión, será "el estímulo a la competitividad y el hecho de que el objetivo de la Dimayor quiere que el fútbol de primera se vea en más y más canchas del país", pero claro, nadie dirá que la decisión se toma para salvar al América y al Pereira (al que ahora le están quitando al técnico sin mayor trauma por parte del club), y para aumentar la cuota de votos que sostiene a los que mandan en el fútbol de este país. Porque para los que no lo sepan, a los dirigentes los eligen los clubes, y si a los clubes de la B les ofreces dos cupos en la A, te aseguras una buena cantidad de votos, aparte de los dos de los equipos a los que salvaste de llegar a ella... pero claro, es sólo la teoría de la conspiración de un tipo muy malpensado como yo, nada más. Y recuerde que vivo solo con dos gatas, no tengo novia, leo mucho y veo demasiada televisión... Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad

  • Gol Caracol

    Varias motos se acercaban peligrosamente al bus, todas con un conductor y un pasajero armado con un machete, un cuchillo o una varilla. El chofer aceleraba y trataba de evitar el acecho de los bicentauros motorizados que, sin embargo, amenazaban con saltar al interior de su vehículo mientras los pasajeros del mismo los insultaban con todo tipo de improperios y mostraban sus propias armas dispuestos a la batalla. No, no es una escena de una película apocalítica (aunque juro haber visto algo similar en alguna de las de Mad Max), es lo que está pasando en la carreteras de Colombia entre las llamadas barras bravas. El sábado pasado era la primera prueba de fuego para la apuesta de implantar una cultura futbolística en los estadios del país. En el Pascual Guerrero, uno de los escenarios remodelados para el Mundial-Sub 20 (aunque ojo, ¡sin terminar!), se disputaba uno de los grandes clásicos del país, América-Nacional, un juego de 24 estrellas, muchas finales, rivalidad histórica y tres barras bravas en el mismo espacio y sin vallas de contención: Barón Rojo y Disturbio Rojo del América (aunque sin buenas relaciones) y Los del Sur de Nacional (con el problema de sus divisiones regionales internas). No lo voy a negar, yo tenía mis dudas y esperaba lo peor, sobre todo porque el partido estuvo muy emotivo y uno no sabe cómo puedan reaccionar estos personajes con la remontada escarlata en tres minutos o con la goleada final a favor del verde. Sin embargo, las cámaras no mostraron nada, no hubo problemas, el operativo policial en el estadio fue un éxito y me dije a mi mismo: "mira tú, sí se puede...". Cuál no sería mi sorpresa cuando el domingo me enteré de que la noche fue una pesadilla, pero no en el estadio: ahí adentro no pasó nada y extrañamente las autoridades muestran eso como un triunfo cuando fuera de él, especialmente en la carretera que sale de Cali, lo que se vivió fue una batalla asquerosa que dejó varios hinchas heridos, uno de ellos, de Nacional, por arma de fuego. Claro, como la vaina no quedó en el registro de las cámaras y como ya es costumbre (lo que es aún más patético), nadie dijo nada. Además, a fin de cuentas el operativo en el estadio había sido un éxito, ¿no? Pero yo me pregunto de qué éxito hablan cuando hay heridos, hay bala y hay terror en las carreteras del país con escenas como la que describí en el primer párrafo que no, aunque usted no lo crea no es ficticia: pasó. Porque resulta que el problema no fue el cacareado de las vallas en los estadios, el lío va mucho más allá de eso. Que las autoridades crean que controlar a las barras bravas en los estadios es la solución contra la violencia que ronda nuestro fútbol, es como pensar que el poder viajar a tu finca en carro significa el final de la guerrilla... Lo peor es que van tres fechas, ¡una semana de campeonato!, y la cosa asusta: los barristas del Huila y Millonarios se enfrentaron después de la primera fecha y hubo un muerto. Los de Quindío emboscaron (porque sí, los tales barras bravas emboscan al mejor estilo de guerra de guerrillas) a los de Santa Fe llegando a Armenia, casualmente iban pasando por ahí los del América rumbo a Pereira y la cosa terminó en batalla campal. Está la pelea ya mencionada entre los de Nacional y los del rojo caleño, y existen las silenciosas denuncias de los pueblos de las carreteras del país, que nunca llegan a los grandes medios pero que hablan de saqueos al comercio, daños varios, atracos... Las carreteras de Colombia se convirtieron hace años en territorio de guerra para las barras bravas y las autoridades parecen no hacer nada. Las policiales porque mientras no pase nada en el estadio, que es en donde están las cámaras, va a parecer que hacen su trabajo (y hasta la Fifa los destaca por ello); y las deportivas porque en su extraño mundo creen que su responsabilidad pasa sólo por lo que suceda en el estadio. ¿Cuántos casos van de hechos de violencia en las puertas de los escenarios, a media cuadra, en la propia entrada, y la Dimayor no sanciona a nadie porque el hecho no fue adentro? Es ridículo... pero es obvio. Es decir, hablamos de los dirigentes del fútbol colombiano, los únicos dueños de una gallina que da huevos de oro capaces de matarla para hacer un sancocho. El 5 y 8 de octubre de 2008 se realizó con toda pompa en Medellín el "I Encuentro Nacional para la Seguridad y la Convivencia en el Fútbol Colombiano", organizado por las Alcaldías de Bogotá, Cali y la capital de Antioquia. A mi me invitaron para ser moderador de la tercera mesa de trabajo, en la que estarían las barras bravas, pero mientras avanzaba el evento me di cuenta de por qué es que fracasa cualquier plan o propuesta para tratar de encontrar una solución a este problema. En las primeras discusiones participaron políticos, periodistas, dirigentes de fútbol y todos se aplaudieron unos a otros; los auditorios estaban llenos, se tomaban fotos, se grababan las propuestas, 'Pacho' Santos estaba feliz... pero cuando llegó el último evento de la jornada, el momento de que se escuchara lo que tenían que decir los representantes de las barras bravas, no había nadie: los políticos seguían dándose palmaditas en la espalda, los periodistas ya tenían su nota y los dirigentes seguramente estaban tomando whisky con varios de los representantes de los dos primeros grupos. ¿Cómo quieren controlarlos si ni siquiera se esfuerzan en escucharlos, en saber qué piensan, en entender su comportamiento o ver qué alternativas proponen? Pero bueno, al menos en estos tres partidos de la Liga Postobón II no ha pasado nada los estadios y no se han extrañado las vallas. Eso sí, siguiendo la lógica de los que toman las decisiones en este país, tocará llamar a los obreros que trabajaron en la remodelación de los estadios mundialistas para que nos digan dónde están y las pongamos en la carreteras... PD1. Estoy convencido de que en el Cauca no hay hinchas de Millonarios. Es decir, ¿qué hincha del azul sería capaz de votar por Juan Carlos López, candidato a la gobernación de ese departamento y ex presidente del club? Es más, ¿qué habitante de la Colombia futbolística, aparte de Paché Andrade (por supuesto), cree que López es capaz de dirigir a un departamento si fue un desastre administrativamente al frente de un club? PD2. Las salidas en falso del alcalde de Cali en cuanto al fútbol son cada vez más frecuentes. Ya no se trata sólo de sus promesas sin cumplir en el tema de la democratización del América; en la última semana dijo que el mal estado de la cancha del Pascual Guerrero se debía a que el Cali jugó ahí frente al Once Caldas (claro, que él autorizara que en el estadio se celebrara durante tres días el festival musical Petronio Alvarez no tuvo nada, absolutamente nada qué ver...), y luego dijo que el tablero electrónico no se utilizó en el América-Nacional porque RCN no autorizó, cosa que desde ese canal refutaron a viva voz. Cómo es de fácil echarle la culpa a otros en vez de asumir responsabilidades, ¿no? PD3. Hablando de asumir responsabilidades, toca poner la cara: en Caracol no vamos a transmitir el Colombia-Jamaica de este martes. Una vez más el prime-time, esta vez estelarizado por 'Yo me llamo', le gana al fútbol... Sígame en Twitter: https://twitter.com/PinoCalad

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    El pasado 13 de julio la Dimayor les envió una carta a sus afiliados, en la que se les recordó que si no estaban a paz y salvo con sus trabajadores no podían participar de los certámenes organizados por dicha institución. Sin embargo, la Liga Postobón II inició con equipos morosos.

  • Gol Caracol

    En una asamblea extraordinaria, que se realizó este martes, se determinó que el torneo colombiano no comenzará el 24 de agosto como se tenía previsto sino que se postergó su comienzo para el 27 y 28 de este mismo mes.

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    El director de la Acolfutpro le denunció al Golcaracol.com en exclusiva que en la asamblea de la Dimayor del pasado viernes se acordó evitar que los jugadores que queden en libertad firmen con otro club sin el aval del anterior. La primera víctima fue Martín Morales.

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