Que las Torres Gemelas fueron derribadas por extraterrestres, que no eran aviones sino misiles, que la ultraderecha estadounidense planeó todo para cambiar el orden mundial e imponer el miedo como regla... diez años después del histórico 11 de septiembre de 2001 las siempre polémicas teorías de la conspiración vuelven a estar de moda y yo, que tal vez por vivir solo en un apartamento con dos gatas, no tener novias, leer mucho y ver demasiada televisión me he vuelto un malpensado, tengo la mía; pero no sobre lo que pasó en Nueva York, sino sobre lo que está pasando en el fútbol colombiano. ¿A nadie se le hizo extraño que Julio Comesaña llegara a la Selección y el Deportivo Pereira no dijera nada? Es decir, hablamos del principal candidato al descenso, un equipo que hizo una apuesta brutal en cuanto a contrataciones y que se la jugó toda con el uruguayo para tratar de salvar un año desastroso, ¡un club que al día de hoy tiene una desventaja de 11 puntos frente al América y 14 con Itagüí! Pero en la capital de Risaralda nadie dijo nada: al Pereira se le llevaron al DT, le desbarataron el proceso en un momento dramático, y fue como si se les hubiese olvidado pagar el recibo del teléfono: no pasó nada. En una figura muy parecida, Jorge Luis Pinto dejó al Junior para irse a la selección de Costa Rica y no sólo hubo una reacción tremenda, sino que la Federación de ese país le pagó una indemnización al equipo barranquillero. ¿Alguien sabe si la Federación Colombiana de Fútbol le pagó algo al conjunto matecaña? No, no le pagó porque Comesaña renunció. Pero igual... es raro, ¿no? Es decir, queda la sensación de que o al Pereira se lo va a comer el tigre y a sus dirigentes no les importa tener el estadio más bonito del país en la B, o que hay algo más ahí y por eso quedaron tan tranquilos. Ese "algo" más es un rumor que viene creciendo como la espuma de una cerveza fría bien servida en un vaso largo. Hace un par de meses, cuando desde Argentina apareció esa abominable idea de hacer un torneo con todos los equipos de primera y segunda división, muchos dirigentes en Colombia levantaron las cejas con esa misma admiración que los llevó a importar, vía Buenos Aires, el sistema del descenso por promedio y los campeonatos semestrales. La idea de un torneo con 20 equipos empezó a sonar... Claro, ¿cómo no iba a sonar? No sólo el Pereira parece totalmente condenado al descenso, sino que el América es el primer candidato a jugar su permanencia en primera división con el subcampeón de la B en la promoción. Un torneo de 20 equipos en el 2012 automáticamente los salvaría a los dos y permitiría el ascenso de los dos mejores del Torneo Postobón, en donde viejos conocidos de la A como Pasto, Bucaramanga, Unión Magdalena, Centauros y Cortuluá, o eternos aspirantes a ella como Patriotas, Rionegro, Bogotá y Valledupar, tendrían mejores opciones de estar en la fiesta grande. Ojo, no sería la primera vez que la Dimayor hace eso. En el 2001 Bucaramanga perdió la categoría, pero esta entidad decidió que en el 2002 se pasara de 16 a 18 clubes. Quindío ganó su ascenso en franca lid, así que muy a las carreras, en enero de 2002, la dirigencia del fútbol colombiano decidió organizar un triangular entre sus tres socios en la B: Cúcuta, Unión Magdalena y el leopardo descendido. La cosa fue tan improvisada, que al cuadro motilón le tocó armar un equipo de emergencia para ir a disputar el triangular en Cartagena. Unión ascendió con dos victorias 2-0, y el Bucaramanga se quedó con el segundo lugar después de empatar 0-0 con su eterno rival y mantenerlo en la B tras una definición por penales. De esta forma, arbitraria por demás, la primera división del fútbol colombiano pasó de tener 16 a 18 clubes en 2002, año en el que además, vea usted, pasamos de tener un campeón anual a tener dos. Por si le interesa, ese 2002 comenzó la presidencia de Luis Bedoya en la Dimayor (que casualmente aumentó ese año su cantidad de electores) y el presidente del Atlético Bucaramanga era Reynaldo Amaya, quien (¡ah cosas!) fue miembro del comité ejecutivo de la Federación entre 2006 y 2010, durante la primera administración de Bedoya al frente del rector del fútbol nacional. Sí, piense lo que quiera... Yo ahora, por ejemplo, estoy pensando en que a final de año nos van a salir con una decisión "sorpresa" en la que se va a dar la "buena" noticia de que el fútbol colombiano, (y acá cito imaginariamente el discurso que va a dar Bedoya o Jesurún, o los dos) "siguiendo el ejemplo de la grandes ligas del mundo como España, Inglaterra, Italia y Argentina (mira tú, ¡qué sorpresa!), va a pasar de 18 a 20 clubes". El argumento de estos señores, siempre de corbata y últimamente con el bigote cada vez más en discusión, será "el estímulo a la competitividad y el hecho de que el objetivo de la Dimayor quiere que el fútbol de primera se vea en más y más canchas del país", pero claro, nadie dirá que la decisión se toma para salvar al América y al Pereira (al que ahora le están quitando al técnico sin mayor trauma por parte del club), y para aumentar la cuota de votos que sostiene a los que mandan en el fútbol de este país. Porque para los que no lo sepan, a los dirigentes los eligen los clubes, y si a los clubes de la B les ofreces dos cupos en la A, te aseguras una buena cantidad de votos, aparte de los dos de los equipos a los que salvaste de llegar a ella... pero claro, es sólo la teoría de la conspiración de un tipo muy malpensado como yo, nada más. Y recuerde que vivo solo con dos gatas, no tengo novia, leo mucho y veo demasiada televisión... Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad
Actualizado: enero 25, 2017 12:02 p. m.