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¿Conoce las señales que indican que su gato está viejo?

Aprenda a detectar los signos que revelan los gatos cuando están envejeciendo y cómo tener los cuidados adecuados durante esa edad para que vivan mejor.

Gato
Los gatos pueden vivir más de 15 años -
Julia Volk/pexels

Los gatos son animales longevos que pueden vivir más de 15 años, pero eso no significa que no envejezcan. Al igual que los humanos, los felinos sufren cambios físicos y mentales con el paso del tiempo, que afectan su salud y su comportamiento. De esa manera, es importante reconocer las señales que indican si su mascota está envejeciendo para poder adaptar sus cuidados y mejorar su calidad de vida.

¿Cuáles son las señales para saber si su gato está envejeciendo?


Expertos en el tema recomiendan tener presente las señales que note en su gato para así poderle brindar los cuidados adecuados de manera inmediata.

Cambios en el pelaje
El pelo de los gatos mayores puede perder brillo, grosor y elasticidad, y volverse más seco, quebradizo y enredado. También aparecen canas, sobre todo en la cara y las patas. Estos cambios se deben a una menor producción de sebo y una menor capacidad de acicalarse.

Pérdida de peso
Los gatos viejos pueden adelgazar por varias razones como una menor ingesta de alimento, peor absorción de nutrientes, mayor pérdida de masa muscular o la presencia de enfermedades como la diabetes, hipertiroidismo o cáncer.

Problemas dentales
Los gatos mayores son más propensos a sufrir enfermedades bucales como el sarro, gingivitis, estomatitis o pérdida de dientes. Estos problemas pueden causar dolor, inflamación, sangrado, mal aliento e infecciones y dificultad al masticar su alimentación.

Problemas articulares
Estos animales pueden desarrollar artrosis, que es el desgaste del cartílago que recubre las articulaciones. Provoca dolor, inflamación, rigidez y pérdida de movilidad y afecta sobre todo a las patas, columna y cadera. Los gatos con esta enfermedad pueden tener dificultad para saltar, caminar, subir escaleras o usar el arenero.

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Pérdida de sentidos

P

ueden experimentar una disminución o una pérdida de la vista, oído, olfato y gusto, debido al deterioro de los órganos y los nervios sensoriales. Esto afecta su orientación, equilibrio, apetito, comunicación y seguridad.

Cambios de comportamiento
Pueden mostrar cambios en su personalidad, humor, actividad y hábitos, debido al envejecimiento cerebral, estrés, dolor o enfermedades como el síndrome de disfunción cognitiva, que es similar al alzhéimer humano.

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Algunos de estos cambios son mayor somnolencia, menor interés por el juego, mayor irritabilidad, menor tolerancia, mayor dependencia, menor higiene, mayor vocalización, desorientación, confusión o agresividad.

Si observa alguna de estas señales en su gato, lo más recomendable es que lo lleve al veterinario para que le haga un chequeo completo y le diagnostique cualquier problema de salud. Así podrá recibir el tratamiento adecuado y prevenir complicaciones.

Además, debe proporcionarle a su gato viejo unos cuidados especiales como:

  • Ofrecerle una alimentación de calidad, adaptada a sus necesidades nutricionales, su estado de salud y su capacidad de masticar. Puede optar por alimentos húmedos, blandos o triturados, y complementarlos con suplementos vitamínicos o minerales si el veterinario lo indica.
  • Mantenerlo hidratado, ofreciéndole agua fresca y limpia en varios recipientes, al igual que estar estimulando su consumo con fuentes, juguetes o premios. También puede humedecer su comida o darle caldos o infusiones.
  • Cuidar su higiene, cepillando su pelo con frecuencia para evitar nudos y bolas de pelo, limpiando sus ojos, sus oídos y su boca con productos específicos y cortando sus uñas si es necesario. También debe mantener limpio su arenero, su cama y sus juguetes.
  • Facilitar su descanso, proporcionándole un lugar cómodo, cálido, tranquilo y seguro donde pueda dormir y relajarse. Use mantas, cojines, camas térmicas o calefactores para mantenerlo abrigado.
  • Estimular su actividad jugando con él de forma suave y moderada, ofreciéndole juguetes, rascadores, escondites o plataformas que le permitan ejercitar su cuerpo y mente. También puede sacarlo al exterior con una correa o un arnés, siempre con precaución y supervisión.
  • Brindándole cariño, atención y compañía, respetando su espacio y su ritmo, evitando los cambios bruscos en su rutina o en su entorno. Debe hablarle con voz suave, acariciarlo con delicadeza, premiarlo con golosinas o masajes. Haga que se sienta querido y seguro.

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