Un tribunal de Hong Kong sentenció a seis años de prisión a una mujer por haber torturado a su trabajadora doméstica durante seis meses, un caso que ha desatado la indignación popular por la brutalidad de las agresiones físicas y psicológicas.
Ley Wan-tung, de 44 años, también fue multada con 15.000 dólares de Hong Kong (1.900 dólares, 1.700 euros) por los malos tratos cometidos en 2013.
La sentencia ha puesto en "pie de guerra" a muchas de las 300.000 inmigrantes del sector por los abusos que sufren y que piden una reforma urgente de la legislación local.
"No reforma, no justicia", "Acabar con la esclavitud ya", se escuchaba a las puertas del tribunal donde decenas de empleadas domésticas esperaban la sentencia.
"Estoy contenta de que vaya a la cárcel, pero no satisfecha con la condena, no es suficiente. Lo que he vivido se podría haber evitado si no estuviéramos forzadas a vivir en las casas para las que trabajamos", declaró la joven indonesia víctima de las torturas, Erwiana Sulistyaningsih a la salida del juzgado.
Según quedó probado, la empleadora golpeó y torturó a la joven, de 23 años, le negó el salario y le limitó la dieta a pan, arroz y medio litro de agua al día durante los seis meses que vivió en Hong Kong durante 2013.
El caso ha servido para exponer el malestar de miles de empleadas domésticas sobre la legislación vigente en Hong Kong acerca del sistema de contratación y residencia en la ciudad.
También ha movilizado a países cercanos, como Birmania (Myanmar), que canceló de forma fulminante el acuerdo con Hong Kong para enviar trabajadoras domésticas a la ciudad china por falta de garantías de que fueran a ser tratadas justamente.
La regulación de Hong Kong estipula el salario mínimo (ahora en 530 dólares mensuales), los días de descanso -uno a la semana y diez más de vacaciones anuales-, su régimen de residencia en la ciudad -en la vivienda de quienes les contratan- y un plazo máximo de dos semanas para permanecer en Hong Kong si pierden su empleo.
Son estos dos últimos puntos los que critican cada vez más organizaciones de empleadas domésticas, en su mayoría filipinas e indonesias, al considerar que el sistema vigente las trata como esclavas modernas.
"Vivir en casa de quien te contrata te somete a estar a su disposición 24 horas al día, es casi imposible regular dónde empieza y acaba tu trabajo", dijo a Efe Loraine, empleada doméstica filipina que lleva 23 años en Hong Kong y desde hace diez lidera una de las organizaciones que asesora a sus compatriotas sobre sus derechos.
Según Loraine, "las experiencias como las que sufrió Erwiana son más comunes de lo que recogen los titulare".
El Gobierno de Hong Kong ha reiterado su negativa a levantar la regla que las obliga a vivir como internas, que entró en vigor en 2003, al argumentar que si no podrían ejercer trabajos en sus ratos libres que perjudiquen a los ciudadanos locales.
Muchas de las mujeres que llegan a Hong Kong para trabajar como empleadas domésticas lo hacen sin conocer las condiciones de sus contratos.
En gran parte porque las agencias mediadoras las traen con engaños y se aprovechan de la ligereza de controles oficiales, dijeron a Efe Reiko Harima, directora del Centro de Inmigrantes Asiáticos, y Sringatin, directora de la Unión de Trabajadores Inmigrantes Indonesios, ambas en Hong Kong.
"Son muchas las agencias que retienen sus pasaportes una vez que están en Hong Kong y firman por ellas préstamos bancarios que las obligan a trabajar durante meses sin apenas cobrar hasta que saldan sus deudas, frente a la mirada pasiva de gobiernos como el indonesio o el hongkonés", denunció Sringatin (originaria de Java, donde la tradición es no usar apellido).
Updated: febrero 27, 2015 10:42 a. m.