El incidente ocurrió en la aldea Chaotun, del distrito central de Nantou, y el protagonista, apellidado Chien, no recuerda exactamente cómo acabó ahí: en algunas declaraciones a los medios señaló que pudo caerse estando borracho, y en otras que quizá algunos amigos le tiraron allí en broma.
Cuatro días después de caerse, unos visitantes del cementerio oyeron unos ruidos y llamaron a la policía, que acudió junto a los bomberos y encontraron a Chien dentro de la tumba.
La fosa no estaba tapada con tierra, pero sí con una pesada plancha de madera que el hombre no consiguió levantar durante su encierro, por más que lo intentó.
En el interior, Chien sufrió heridas y picaduras de insectos y sobrevivió gracias a una bolsa de plástico con la que pudo recoger su orina y bebérsela, según la policía.
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El incidente ha dejado atónita a la sociedad taiwanesa y la policía investiga cómo llegó Chien a la fosa y quedó encerrado en la tumba, que ya había sido usada pero estaba abierta como parte de operaciones de limpieza del cementerio.