El papa Francisco pidió este jueves en el Congreso de Estados Unidos "no dar nunca la espalda a los vecinos", en alusión a los millones de inmigrantes cuyos derechos -dijo- "no siempre fueron respetados".
"Les hablo como hijo de inmigrantes", recordó el pontífice, quien aludió a los extranjeros que en tiempos pasados, "bastantes convulsos y sangrientos", llegaron a lo que hoy es Estados Unidos, pero afirmó: "es difícil enjuiciar el pasado con los criterios del presente".
"Cuando el extranjero nos interpela, no podemos cometer los pecados y los errores del pasado. Debemos elegir la posibilidad de vivir ahora en el mundo más noble y justo posible", agregó.
Y eso se debe hacer "mientras formamos las nuevas generaciones, con una educación que no puede dar nunca la espalda a los 'vecinos', a todo lo que nos rodea".
"Construir una nación nos lleva a pensarnos siempre en relación con otros, saliendo de la lógica de enemigo para pasar a la lógica de la recíproca subsidiaridad, dando lo mejor de nosotros. Confío que lo haremos", dijo el papa en su defensa de la acogida a los inmigrantes.
"Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros", recordó el Papa argentino al aludir al pasado común que comparte con muchos de los congresistas ante los que pronunció su discurso.
"Nuestro mundo está afrontando una crisis de refugiados sin precedentes desde los tiempos de la II Guerra Mundial. Lo que representa grandes desafíos y decisiones difíciles de tomar", alertó Jorge Mario Bergoglio.
"A lo que se suma, en este continente -dijo Bergoglio- las miles de personas que se ven obligadas a viajar hacia el norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades".
CONSTRUIR PUENTES
El papa Francisco afirmó ante el Congreso de los Estados Unidos que su "deber es construir puentes" y reconoció los "esfuerzos que se han realizado en los últimos meses" para superar lo que denominó "diferencias históricas".
"Cuando países que han estado en conflicto retoman el camino del diálogo (...) se abren nuevos horizontes para todos", dijo el pontífice, quien esta semana visitó Cuba tras la reanudación de relaciones de ese país con Estados Unidos, en la que el Vaticano ha contribuido decisivamente.
Francisco, el primer papa que interviene ante el Congreso de Estados Unidos, reunido en solemne sesión conjunta, valoró que estos acercamientos entre países han requerido y requieren "coraje, audacia, lo cual no significa falta de responsabilidad".
"Un buen político es aquel que, teniendo en mente los intereses de todos, toma el momento con un espíritu abierto y pragmático. Un buen político opta siempre por generar procesos más que por ocupar espacios", añadió Bergoglio, quien tomó una cita de su exhortación apostólica "Evangelii gaudium".
El papa consideró en su discurso, pronunciado en inglés, que "ser un agente de diálogo y de paz significa estar verdaderamente determinado a atenuar y, en último término, a acabar con los muchos conflictos armados que afligen nuestro mundo".
Y a continuación se preguntó: "¿Por qué las armas letales son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible sobre los individuos y la sociedad? Tristemente, la respuesta que todos conocemos es simplemente por dinero".
Denunció que se trata de "un dinero impregnado de sangre, y muchas veces de sangre inocente", y recalcó: "Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas".
"ABOLICIÓN MUNDIAL DE LA PENA DE MUERTE"
El papa Francisco abogó en el Congreso de Estados Unidos por la "abolición mundial de la pena de muerte" porque "una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación".
"Estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad solo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito", añadió.
El pontífice recordó en el contexto de su petición para acabar en el mundo con la pena capital que "el parámetro que usemos para los demás será el parámetro que el tiempo usará con nosotros".
"La regla de oro nos recuerda la responsabilidad que tenemos de custodiar y defender la vida humana en todas las etapas de su desarrollo", agregó Jorge Mario Bergoglio en relación con la pena de muerte, que sigue vigente en Estados Unidos.
El papa pronunció un discurso en el que utilizó como referencias cuatro personalidades de la historia estadounidense, el expresidente Abraham Lincoln, el Premio Nobel de la paz Martin Luther King, la fundadora del Movimiento de Trabajadores Católicos, Dorothy Day, y el monje cisterciense Thomas Merton.
"NINGUNA RELIGIÓN ES INMUNE AL EXTREMISMO IDEOLÓGICO"
El papa Francisco advirtió ante el Congreso de Estados Unidos de que "ninguna religión es inmune a diversas formas de aberración individual o de extremismo ideológico".
"Combatir la violencia perpetrada bajo el nombre de una religión, una ideología, o un sistema económico y, al mismo tiempo, proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar", agregó.
El papa constató en su intervención que "el mundo es cada vez más un lugar de conflictos violentos, de odio nocivo, de sangrienta atrocidad, cometida incluso en el nombre de Dios y de la religión".
"El mundo contemporáneo con sus heridas, que sangran en tantos hermanos nuestros, nos convoca a afrontar todas las polarizaciones que pretenden dividirlo en dos bandos", dijo Jorge Mario Bergoglio.
"Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior. Copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar", añadió el primer papa latinoamericano.