Así se vive en Panamá el éxodo de venezolanos que buscan huir de las condiciones de su país

Aunque quieran trabajar, la falta de documentos no se los permite. Quienes encuentran una labor, lo hacen en campos para los que no se prepararon.

Gabriela Maita es una joven venezolana que vende batidos en ciudad de Panamá. Llegó hace 3 años a ese país, pero hasta hace año y medio logró residencia. Llegó a laborar sin permiso de trabajo y ahora que lo tiene no le sirve para lo que quiere.

“En mi caso soy enfermera, soy licenciada en enfermería, especialista en cuidados intensivos y me ha tocado trabajar de todo”, afirma.

Otro caso es el de Adriana Rincón, quien está a cargo del periódico El Venezolano, en Panamá. Por su labor asegura que de sus paisanos hay unos 100 mil con residencia, pero que enfrentan el mismo obstáculo: falta de trabajo.

Afirma que “el venezolano acá, a diferencia de lo que está ocurriendo en Colombia y en Brasil, no necesita que le den el dinero, que le den alimento. Lo que necesita son oportunidades de trabajo”.

Desde octubre de 2017 el gobierno de Panamá impuso la solicitud de visas a los venezolanos, logrando que el ingreso de esos nacionales se redujera a más de la mitad. Everardo Herrera, de Migración, dice que “en la actualidad ha bajado un 55% la cantidad de llegadas de ciudadanos venezolanos”.

Revela, además, que “para octubre del año pasado la llegada de venezolanos estaba en 244 mil y hasta octubre este año ha bajado a 109 mil”.

Una noticia positiva en medio del drama de los venezolanos es que esta vez podrán compartir con sus familiares hasta el cuarto grado de consanguinidad durante las fiestas de fin de año. El pasado 22 de octubre el gobierno panameño expidió un decreto que permite la reagrupación familiar en casos especiales como el nacimiento de un nieto o la Navidad.