La evacuación de los menores y su entrenador de fútbol, atrapados en una cueva, se anuncia complicada y se barajan varias opciones.
¿Una salida rápida?
Los socorristas estiman que la evacuación a partir de este martes es poco probable, pero están atentos a la evaluación que hagan los médicos-buzos destacados junto a ellos en la gruta.
La primera etapa es hacerles recuperar las fuerzas, puesto que los chicos no comen desde hace días. Pero su alimentación debe ser progresiva para evitar las náuseas, según los socorristas.
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Después, serán entrenados para recorrer más de cuatro kilómetros de estrechas galerías, varias de las mismas inundadas por lo que serán equipados con tanques de oxígeno.
"Hacer submarinismo en las grutas es algo muy técnico y peligroso, sobre todo para buzos debutantes. Por lo tanto, quizás sea mejor asistirlos en la gruta hasta que puedan salir por otros medios", analiza desde Estados Unidos Anmar Mirza, coordinador de la Comisión nacional estadounidense de salvamento subterráneo.
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Un buzo experimentado necesita seis horas para recorrer esa distancia, advierten los socorristas.
¿Otra vía de salida?
Los socorristas han encontrado numerosos pozos en la vertical de la gruta. Y en los últimos días, se ha desbrozado parte del bosque cercano a uno de ellos para permitir el aterrizaje de helicópteros ante la posibilidad de realizar la evacuación por aire. Pero, hasta ahora no se ha comprobado que alguno de estos pozos esté conectado con la parte de la gruta donde se encuentran los niños.
La vía privilegiada sigue siendo la entrada principal de la gruta, donde especialistas, sobre todo japoneses, trabajan para hacer drenar el agua. Cuanto más baje el agua, menor será la distancia que tendrán que recorrer los niños con equipos de buceo.
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Sin embargo, cuanto más tiempo pase el riesgo de nuevas inundaciones es mayor en este periodo del monzón en el sureste asiático.
¿Los niños están mentalmente preparados?
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Además de las condiciones físicas, su estado psicológico es fundamental para la evacuación: inmergerse en un agua barrosa que han visto poco a poco aumentar alrededor suyo no es algo fácil.
Además, como es frecuente en Asia del sureste, en particular en las zonas rurales, los tailandeses no saben nadar.
En las imágenes filmadas por los rescatistas el lunes de noche, los niños, que han adelgazado, no ceden ante el pánico.
"Se encuentran mentalmente estables, lo que está bien (...) El entrenador ha tenido la presencia de ánimo para mantenerlos juntos formando una piña", lo que ha tenido un efecto tranquilizador, analiza el buzo belga Ben Reymenants, quien participa en las operaciones de salvamento.
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La práctica de la meditación es muy común en este país budista, por lo que pudo ayudar a los niños a que no cunda el pánico durante las largas jornadas de espera.
En contexto:
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Rescate de doce niños y su entrenador en Tailandia podría tardar hasta cuatro meses