Es el más religioso de todos los emiratos y un importante destino turístico por sus museos islámicos, mezquitas y mercados al aire libre.
Es, además, el más conservador de todos: aquí aplica la llamada ley de decencia que pretende, entre otras cosas, que hombres y mujeres se vistan de manera discreta y está prohibido el alcohol.
Sharjah es famoso también por sus mercados de especies, perfumes y ropa colorida que sus mujeres visten debajo de sus mantas negras.