Un joven de 20 años fue secuestrado en el municipio de Lebrija, Santander, el 18 de agosto de 2020. Su familia fue alertada luego de que su padre recibiera una llamada telefónica en la que los captores exigían una suma de dinero a cambio de su liberación. Sin embargo, nadie comprendía por qué alguien atentaría contra Nicolás Ayala, un joven que no tenía enemigos. El Rastro conoció el caso en 2024.“Me llaman y me dicen que tienen secuestrado a Nicolás. Yo no sabía qué pasaba, no entendía nada”, recordó Carlos Ayala, padre del joven secuestrado. En un principio pensó que se trataba de una falsa alarma, pero comenzó a preocuparse cuando Nicolás no respondió a las llamadas ni mensajes a su celular. Fue entonces cuando comprendió que algo grave estaba ocurriendo.“El hombre manifestó haber recibido una llamada en la que le aseguraban tener retenido a su hijo. El secuestrador se identificó como ‘Comandante Juaco’ de las Águilas Negras”, afirmó el intendente Misael Espitia.Tras la investigación, la Policía confirmó que Nicolás era un joven trabajador, responsable y sin antecedentes judiciales. Por el contrario, era una persona muy querida en la comunidad y apreciada por todos los que lo conocían.El día de la desapariciónNicolás Ayala trabajaba como conductor de un motocarro perteneciente a una empresa conocida por su padre. Ese día salió, como de costumbre, a cumplir con su jornada laboral. Sin embargo, horas más tarde, Juan Manuel Morales, administrador de la empresa, recibió una llamada de un desconocido que le informó que el vehículo había sido encontrado abandonado en una calle cercana a un colegio, sin rastro del conductor.Hasta ese lugar llegaron los familiares, amigos y el jefe de Nicolás, quienes notaron con preocupación que dentro del motocarro estaban los dos teléfonos móviles de la víctima. Las autoridades iniciaron una intensa búsqueda: rastrearon las llamadas extorsivas, recolectaron testimonios de personas cercanas y comenzaron a identificar posibles lugares clave para la investigación.“Realizamos el rastreo del número desde el cual se hizo la llamada para informar al padre que Nicolás estaba secuestrado. Hallamos que la ubicación de esa llamada había sido cerca del peaje de Lebrija, lo que establecía que sí estaba por el sector”, dijo el intendente.Las autoridades descartaron que se tratara de un grupo armado, debido al monto exigido por el rescate. Según los investigadores, todo apuntaba a que los responsables solo buscaban sacar un provecho económico de la víctima.“Me llamaron y me dijeron que si no les daban $120 millones me mataban a mi hijo. Yo le dije: ‘no entiendo por qué usted secuestra a un hijo de un camionero, por qué eligió a mi hijo si yo no tengo dinero, yo solo gano para comer’”, reveló Carlos Ayala.Pistas claves en la investigaciónMediante una indagación selectiva en la base de datos, el Gaula logró identificar las tarjetas SIM vinculadas a los dispositivos desde los cuales se realizaron las llamadas extorsivas. La investigación permitió establecer que una de las líneas pertenecía a Ricardo Jaimes Garavito.Este individuo era conocido por la familia de Nicolás Ayala, ya que Carlos había alquilado en el pasado uno de los pisos de su casa a la hermana de Ricardo, Yaneth Jaimes, y a su hijo Yesid Sanabria, un joven de la misma edad que Nicolás y amigo cercano desde la infancia.Una vez las autoridades lograron ubicar la vivienda de Ricardo Jaimes, se percataron de que el hombre contaba con dos vehículos que utilizaba con frecuencia para movilizarse: una minivan y una motocicleta de color verde.Tras un arduo análisis de las cámaras de seguridad, las autoridades lograron trazar los recorridos de los sospechosos y obtener pistas clave sobre el posible paradero de Nicolás. Mientras tanto, Carlos, su padre, hacía hasta lo imposible por reunir el dinero exigido por los secuestradores, pero solo logró recolectar 25 millones de pesos, una suma muy por debajo del monto solicitado.Cuatro días después del secuestro, Carlos volvió a recibir una llamada en donde le dijeron que “de aquí en adelante lo que le pase a su hijo, si él muere es por culpa suya, por su negligencia y por no cumplir con la palabra”. En el intento de negociar bajaron la suma a $80 millones.Abrumador videoCarlos les pidió a los secuestradores una prueba de vida de su hijo. En respuesta, le enviaron un video en el que Nicolás, visiblemente angustiado y con lágrimas en el rostro, suplicaba a su padre que hiciera todo lo posible por salvarlo.Con esa evidencia, las autoridades concluyeron que el joven se encontraba en una zona boscosa, por lo que la búsqueda se trasladó a las afueras del municipio de Lebrija.A través del análisis de cámaras de seguridad, la Policía logró identificar el lugar desde donde se realizaban las llamadas extorsivas. También confirmaron que la persona que conducía la motocicleta verde era Ricardo Jaimes. Sin embargo, aún quedaba por resolver un interrogante clave: ¿quién estaba encargado de vigilar a Nicolás?Las autoridades comenzaron a investigar a Yesid Sanabria, amigo de infancia de Nicolás. A través del análisis de los registros telefónicos asociados a su línea, lograron establecer que, días antes del secuestro, Yesid había realizado un recorrido desde Barbosa hacia Bucaramanga y luego hasta Lebrija. Este desplazamiento levantó sospechas y sugirió que posiblemente había llegado para colaborar con Ricardo en la ejecución del secuestro.El 15 de octubre de 2020 se llevó a cabo la captura de Ricardo Jaimes y su sobrino Yesid Sanabria. Durante los allanamientos a sus viviendas, las autoridades encontraron varios teléfonos celulares, múltiples SIM cards y las llaves del motocarro con el que trabajaba Nicolás Ayala, evidencias que los vinculaban directamente con el secuestro. Pero, ¿dónde estaba Nicolás?Ricardo Jaimes reveló la ubicación de Nicolás, lo que permitió a las autoridades desplazarse hasta una zona rural en las afueras de Lebrija. Allí encontraron el cuerpo sin vida del joven.Tanto Ricardo como su sobrino Yesid Sanabria fueron condenados a 28 años y 6 meses de prisión por los delitos de secuestro extorsivo y homicidio. Cumplen su condena en la cárcel de Palogordo, en Santander.
Hay historias que parecen sacadas de una película de terror, pero son reales. La de Jazmín Mosquera es una de ellas. Su testimonio estremece por la brutalidad de los hechos y por la fuerza con la que logró sobrevivir. El 7 de abril de 2013, en Buenaventura, Valle del Cauca, su exnovio y la nueva pareja de este intentaron asesinarla y enterrarla viva. Pero Jazmín, con heridas graves y sin fuerzas, logró engañarlos fingiendo estar muerta. Séptimo Día escuchó su testimonio en el 2018.Jazmín conoció a Jefferson Ricardo Angulo cuando ambos cursaban décimo grado. La relación, en un principio, parecía estable. Vivieron juntos durante seis años, tiempo en el que ella creyó haber encontrado al hombre de su vida.“Para mí Jefferson era el hombre de mi vida. Cuando nos conocimos ambos estábamos en décimo, en el colegio era todo bien, era un buen muchacho”, relató.Pero todo cambió en 2012, cuando Jefferson perdió su empleo y comenzó a trabajar como taxista. Las llegadas tarde, las discusiones constantes y la desconfianza empezaron a deteriorar la relación.“Habíamos tenido muchos problemas, ya esa situación era insostenible. Eso se convirtió en una rutina para él hasta que yo dije no más... Un día le dije que se fuera de la casa porque una relación así no me servía”, afirmó.Aunque la relación terminó, Jefferson no aceptó la ruptura. La llamaba insistentemente, incluso contactaba a su madre para hablar con ella. Durante un año, Jazmín tuvo el acoso constante de su expareja.El inicio de una nueva vidaCon la esperanza de empezar de nuevo, Jazmín compró un tiquete para Panamá. Quería alejarse de todo y ayudar económicamente a su familia. Pero una semana antes de su partida, Jefferson la invitó a cenar. Ella aceptó, sin imaginar que esa decisión cambiaría su vida para siempre.“Llegamos al sitio donde él me había invitado a comer y, cuando él se detiene, una señora se acerca al taxi y le pregunta si puede llevarla. Yo le digo ‘vamos’ porque no tenía ninguna desconfianza en él”.Lo que parecía una noche tranquila se convirtió en una pesadilla. La mujer que subió al taxi era Doris Constanza, la nueva pareja de Jefferson, pero en ese momento, Jazmín no lo sabía. En cuestión de segundos, Jazmín fue atacada.“Cuando él dice que ya vamos a llegar, siento que ella me agarra con una toalla e intenta ahorcarme. Luego, Jefferson le pregunta ‘¿Dónde está el cuchillo?’”, recordó la mujer.El ataque y la decisión de fingir su muerteJazmín fue herida con un arma cortopunzante y arrastrada por una zona boscosa. Estaba débil, sin fuerzas para defenderse. En medio del horror, tomó una decisión desesperada: fingir estar muerta.“Yo dije ‘me tengo que hacer la muerta’ para que ellos vean qué van a hacer conmigo, pero si yo estaba asustada, ellos también estaban asustados”, contó.Jefferson y Doris, creyendo que estaba muerta, se alejaron para buscar una pala y enterrarla. Fue entonces cuando Jazmín, con las pocas fuerzas que le quedaban, logró moverse.“Cuando ellos se van, intento levantarme, pero no puedo. Vuelvo a intentarlo hasta que logro salir”, añadió.Con heridas graves, Jazmín se arrastró hasta un río y se escondió detrás de un árbol caído. Pasó la noche allí, sola, sangrando, temblando de miedo y frío. No podía moverse porque temía ser descubierta. “Toda la noche yo duré debajo de ese árbol”.Al amanecer, decidió salir del río y una pareja de campesinos la encontró y la llevó al hospital. Su estado era crítico. Los médicos no creían que pudiera sobrevivir.“Yo ya no podía respirar más. Yo ya me entregué a la mano de los médicos para que ellos me salvaran porque yo ya no tenía más fuerzas para seguir luchando”, recordó.La búsqueda de justicia de JazmínMientras Jazmín luchaba por su vida, su familia denunció el ataque. La Policía inició una investigación para dar con los responsables. La mujer que participó en el intento de homicidio fue identificada como Doris Constanza, una profesora de preescolar mayor de 40 años.Fue capturada y aceptó los cargos de homicidio en grado de tentativa. La Fiscalía le otorgó una rebaja de pena por no tener antecedentes y ser madre cabeza de familia. Fue condenada a 15 años de prisión.Jefferson Ricardo Angulo, el principal agresor, estaba prófugo de la justicia en 2018 cuando fue emitido el programa de Séptimo Día. Las autoridades creían que había salido del país de manera ilegal.Jazmín sobrevivió a la brutal agresión, pero pasa sus días con miedo de salir a la calle tras lo sucedido. Su valentía le permitió escapar de la muerte.
Entre 2008 y 2017, una serie de asesinatos aterrorizó a la comunidad de Caños Negros, una vereda cercana a Villavicencio, Meta. Dos mujeres que lograron sobrevivir fueron clave para identificar al responsable, conocido como el monstruo de Caños Negros. El Rastro investigó el caso en 2018.El monstruo de Caños Negros fue identificado por las autoridades como Rubén Villalobos Herrera. Trabajaba como conductor de motocarguero en una empresa local y aprovechaba su oficio para ofrecer el servicio a mujeres, a quienes luego desviaba de la ruta hacia zonas apartadas, donde cometía los crímenes.La mayoría de las víctimas eran mujeres adultas. Aunque las autoridades confirmaron 11 asesinatos, dos mujeres lograron escapar y sus testimonios fueron fundamentales para identificar y capturar al responsable.Testimonio sobrevivienteEl 12 de septiembre de 2016, Teresa, de 68 años, vivió una tragedia después de haber estado inconsciente durante tres días en una zona boscosa de la vereda Caños Negros. La mujer no recordaba por qué estaba ahí. Tenía graves heridas en la cabeza y no tenía la ropa puesta.Teresa logró ponerse de pie y caminó durante 20 minutos hasta una avenida principal, donde pidió ayuda. Fue trasladada de inmediato al hospital más cercano, mientras las autoridades iniciaban la investigación. “Estaba golpeada y presentaba un fuerte trauma en la cabeza. Al parecer, tenía indicios de abuso sexual”, declaró la intendenta de la Policía de Villavicencio, Carolina Hernández.La mujer les contó a las autoridades que viajaba en bus y se pasó del lugar donde debía bajarse. Al descender, se dio cuenta de que no tenía dinero para regresar a casa. En ese momento, En ese momento, pasó un motocarguero que se ofreció a llevarla y tomó la vía que conduce a Caños Negros. Sin embargo, en el trayecto se desvió hacia una finca, donde la golpeó brutalmente hasta dejarla inconsciente.“Ese era el único caso que conocía hasta ese momento en el que una persona de 68 años había sido agredida sexualmente. Medicina Legal determinó que ella fue muy posiblemente abusada después de haber perdido la consciencia”, reveló el investigador Jairo Gutiérrez.Teresa proporcionó a las autoridades un retrato hablado de su agresor. Con esta información, las autoridades iniciaron una búsqueda para dar con el presunto responsable de los hechos.Investigación reveló otros crímenesLa Policía revisó más de 2.000 casos de abuso sexual contra mujeres ocurridos en Villavicencio durante ese periodo. En el proceso, se identificaron varios casos con un patrón similar: mujeres adultas, golpeadas con un objeto contundente, con la ropa rasgada y aparentes signos de violencia sexual. Todos los hechos habían ocurrido en la vereda de Caños Negros.En ese momento, el agresor aún no había sido capturado. Sin embargo, las autoridades encontraron una descripción física proporcionada por otra víctima sobreviviente. Lo más impactante fue que coincidía plenamente con la que había dado Teresa. “En ese momento nos damos cuenta de que estamos enfrentados a una misma persona que nos ha hecho tres ataques sexuales”, dijo el investigador.Otro ataque daría con el señaladoEl 23 de marzo de 2017, seis meses después del ataque a Teresa, Yineth fue víctima de abuso. Según Yineth, el hombre la obligó a subirse a su motocarguero y la llevó a un río cercano a la vereda Caños Negros. “Él me dijo que me quitara toda la ropa...Me decía muchas groserías...Cuando me agaché a recoger mi ropa, él me lanzó al río. Pensaba en mi familia, no quería morir”, contó Yineth a El Rastro.La mujer, que tenía dos meses de embarazo, denunció lo ocurrido ante la Policía después de sobrevivir al ataque. Todo indicaba que el agresor era el mismo responsable de los casos anteriormente mencionados. Para los investigadores, tanto el método de abordaje como las lesiones coincidían y apuntaban a un mismo autor.Así cayó el Monstruo de Caños NegrosTras el análisis de las cámaras de seguridad, los agentes obtuvieron más información sobre el motocaguero en el que fue vista Yaneth. Un mes después de ese suceso, la Policía encontró el cuerpo sin vida de Elvia Casas, una mujer de 78 años que se encontraba desaparecida.Debido a las similitudes en la forma en que fue hallado el cuerpo, las autoridades concluyeron que estaban frente a un “asesino en serie”, por lo que el tiempo para dar con su paradero se volvió crucial.“Medicina Legal reporta que en el lugar de los hechos se habían encontrado restos óseos desde 2014”, aseguró Jairo Gutiérrez. Sin embargo, debido a su avanzado estado de descomposición, no pudieron ser identificados.El día de la desaparición de Elvia, un testigo resultó clave para identificar al responsable. Aseguró haberla visto subir a un motocarguero y reconoció al conductor: se trataba de Rubén Villalobos.A través de una fotografía, tanto las víctimas como el testigo que aseguró haber visto a Elvia con el agresor identificaron al sujeto. Con esta evidencia, las autoridades solicitaron una orden de captura contra Rubén Villalobos, quien insistía en su inocencia. Asimismo, los investigadores encontraron rastros de sangre en su motocarguero, lo que lo incriminaba aún más.Rubén nunca reveló la verdad completa sobre sus crímenes, pero sí confesó haber asesinado a dos mujeres y haber cometido abusos sexuales contra Teresa en 2016 y Yineth en 2017.En mayo de 2018, un año después de su captura, el Juzgado Primero Penal del Circuito de Villavicencio condenó a Rubén Villalobos, conocido como el monstruo de Caños Negros, a 32 años de prisión. El sujeto cumple su condena en la cárcel distrital de Villavicencio.Además, las autoridades establecieron que el hombre abordaba a sus víctimas con la excusa de ofrecerles un servicio gratuito de transporte. Luego de cometer los crímenes, se descubrió que también realizaba actos de necrofilia, lo que agravó aún más la brutalidad de sus acciones.El Rastro intentó contactarlo para conocer su versión de los hechos, pero se negó a dar declaraciones. Para Teresa y Yineth, la condena no fue suficiente ante el daño irreversible que les causó a ellas, a sus familias y a otras víctimas.
Durante años, el departamento del Cesar fue escenario de una serie de crímenes que parecían no tener explicación. Jóvenes mototaxistas desaparecían sin dejar rastro, y cuando sus cuerpos eran hallados, la escena era siempre la misma: sogas, nudos complejos y una muerte por asfixia. Detrás de estos asesinatos estaba Luis Gregorio Ramírez, un hombre que convirtió su conocimiento sobre amarres en una herramienta de tortura y muerte. Su historia, marcada por patrones repetitivos y una crueldad excesiva, lo convirtió en uno de los homicidas más temidos del país: el monstruo de la soga. El Rastro investigó a este asesino serial en el 2021.En noviembre de 2007, la muerte de un joven con una carta de despedida fue catalogada como suicidio. Sin embargo, algo no cuadraba. La familia del fallecido negó que tuviera problemas emocionales o económicos. No había antecedentes que justificaran una decisión tan drástica. La escena, aunque aparentemente clara, escondía un detalle que más tarde sería clave: los nudos.“Familia, perdónenme, ya no vuelvo a causarles más problemas”, decía la nota encontrada junto al cuerpo. Pero los investigadores no hallaron pruebas concluyentes de que el joven se hubiera quitado la vida. Años después, este caso sería reabierto.El patrón de los nudos: ¿una firma?Fue en 2010 cuando las autoridades comenzaron a notar un patrón. “Empiezan a aparecer varios casos con características similares. Lo que nos llevó a enrutar que se trataba de un patrón que era utilizado en todos los casos porque en las escenas se encontraba el mismo tipo de amarre”, explicó Juan Carlos Sánchez, investigador criminal.Los cuerpos, en su mayoría de hombres entre los 17 y 35 años, eran hallados atados con sogas atadas de una forma muy particular. Las víctimas compartían un perfil: todos eran mototaxistas, de baja estatura y peso, lo que facilitaba su sometimiento. Los nudos no eran improvisados; eran elaborados con precisión, conectando cuello, muñecas y tobillos de tal forma que cualquier intento de liberación provocaba una asfixia automática.El dolor de las familiasPara los familiares, el dolor no solo era la pérdida, sino la forma en que murieron sus seres queridos. “A él lo encontraron amarrado, lo encontraron con una soga en la parte del cuello, estaba amarrado con las manos atrás”, relató un familiar. Otro agregó: “Quedó en una posición como dos con las manos atrás, empezaba en el cuello, en las manos y en las piernas y en las piernas terminaba, era una clase de nudo raro”.Uno de los casos más recordados fue el de Carlos Alberto Ramírez Algarín, de 27 años. Su hermano Álex contó que Carlos había desaparecido el 6 de febrero de 2010. “Era un muchacho que no se metía en problemas... Decidió hacer mototaxi para pagarse la carrera. Yo lo había invitado a una fiesta, pero él nunca llegó”.Cinco días después, su cuerpo fue hallado en una zona rural. “El cuerpo estaba en descomposición, tenía pertenencias de él y al lado había unos platos desechables con comida, un rosario y nos preguntamos ‘¿quién pudo haberle hecho esto?’”.Un asesino en serieLos crímenes del monstruo de la soga no se limitaron al Cesar. Pronto, cuerpos con las mismas características comenzaron a aparecer en departamentos como Santander y Magdalena. La Policía Nacional, al ver la magnitud del caso, conformó un grupo especial de investigación. El patrón era claro: hombres jóvenes, asesinados con el mismo tipo de nudos.“En todos los cuerpos de inspección se halló como patrón que utilizaba una fibra o soga delgada para hacer los nudos. Había un nudo ubicado en la parte del cuello que estaba conectado al nudo de los pies y había otro nudo que estaba amarrado a los miembros superiores, sus manos. Las personas, al tratar de soltarse y bajar los pies templaba la fibra lo que hacía que el nudo del cuello se apretara y esto le causaría la muerte”, explicaron las autoridades a El Rastro.La firma del asesinoLos nudos eran más que un método: eran la firma del asesino. Desde niño, Luis Gregorio Ramírez había aprendido a hacer nudos, una habilidad que perfeccionó con el tiempo y que aplicó con gran precisión en cada uno de sus crímenes. Esta técnica fue clave para vincular los casos y perfilar al asesino.Dos elementos fueron fundamentales para dar con el paradero del asesino: las pertenencias de las víctimas y sus motocicletas. En 2012, una llamada desde el celular de una de las víctimas, John Jairo, encendió las alarmas. La línea estaba activa en Medellín. A través de interceptaciones telefónicas, se identificó al usuario del número: Luis Gregorio Ramírez.Ramírez ya tenía antecedentes por desplazamiento forzado y hurto agravado. Fue capturado el 13 de diciembre de 2012 en Santa Marta. En su vivienda, las autoridades encontraron documentos de identidad, licencias de conducción y cascos de las víctimas. “Este tipo de accesorios que guardaba el homicida los utilizaba como trofeos de cada uno de sus crímenes. Algo que le satisfacía, porque con ello recordaba una a una de sus víctimas”, explicó el investigador Sánchez.La condena a El monstruo de la sogaEn octubre de 2016, un juez de Valledupar lo condenó a 30 años de prisión por seis de los asesinatos. Sin embargo, la gravedad de sus crímenes y la cantidad de víctimas llevó a que la pena se extendiera a 60 años, la máxima permitida. Su historial delictivo superaba los 80 años de condena.
Aprovechándose de los feligreses, un sujeto habría estafado a 219 personas en los municipios de Chocó, Valle del Cauca y Nariño. Este hombre, al parecer, tenía planeada toda una fachada en donde les ofrecía un puesto de trabajo a las víctimas y les pedía dinero a cambio.El señalado estafador fue identificado como Carlos Arley Hurtado Valencia, alias Meiker, quien, además de estafar a los ciudadanos, se habría hecho pasar como sacerdote de una iglesia.De acuerdo con las investigaciones, Hurtado habría utilizado su apariencia de religioso adscrito a la Diócesis de Istmina, Chocó, el Plan de Alimentación Escolar (PAE, y otras organizaciones que brindan asistencia humanitaria.Las autoridades pudieron establecer que este hombre, presuntamente, contactó por medio de teléfono a los ciudadanos y les ofreció empleos como empacadores a cambio de un salario de 1’700.000 pesos mensuales.Se robó más de 90 millones de pesosEn las llamadas, aparentemente, alias Meiker solicitaba a los interesados entre 340.000 y 370.000 pesos, argumentando que el pago garantizaría el empleo y la afiliación a la seguridad social.A través de esta artimaña, el supuesto estafador logró apropiarse ilegalmente de más de 90 millones de pesos entre los años 2023 y 2025.En cada caso documentado, tras recibir el dinero, bloqueó los números telefónicos de las víctimas, impidiendo que lo contactaran o localizaran de nuevo para exigirle respuestas en torno al empleo que les había ofrecido.Según la Fiscalía, Carlos Arley Hurtado fue detenido en la ciudad de Medellín por agentes del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI). Posteriormente, un fiscal de la Seccional Chocó lo presentó ante un juez de control de garantías, imputándole el delito de estafa agravada.El señalado delincuente aceptó los cargos que le imputó la Fiscalía y el juez de control de garantías le impuso medida de seguramiento en centro carcelario mientras se esclarecen los hechos y se define su responsabilidad.Las autoridades en Colombia han advertido a la ciudadanía sobre los riesgos de entregar dinero a cambio de promesas de empleo, una práctica ilegal que se ha convertido en una estrategia común de estafadores. Estos delincuentes suelen ofrecer supuestas vacantes laborales y, bajo el argumento de cubrir costos administrativos, seguridad social o uniformes, exigen pagos anticipados a los aspirantes. Sin embargo, una vez reciben el dinero, desaparecen o bloquean cualquier tipo de contacto, dejando a las víctimas sin empleo y sin posibilidad de recuperar su inversión.Para evitar ser víctima de estos fraudes, las autoridades recomiendan verificar la autenticidad de las ofertas laborales directamente con las empresas y desconfiar de cualquier solicitud de pago previa. Destacan que ninguna entidad legal exige dinero para acceder a un puesto de trabajo y que las contrataciones legítimas deben cumplir con procesos claros y transparentes.Además, instan a los ciudadanos a denunciar estos casos ante las autoridades competentes para prevenir más engaños y evitar que otras personas sean afectadas. La mejor forma de protegerse es la información: estar alerta y reconocer las señales de fraude es clave para evitar caer en estas trampas y fortalecer la seguridad laboral en el país.(Lea también: Por esta razón, exnovia de David Nocua habría decidido asesinar al menor junto a su cómplice en Usme)CAMILO ROJAS, PERIODISTA NOTICIAS CARACOLX: RojasCamoCorreo: wcrojasb@caracoltv.com.coInstagram: Milografias
América sacó un valioso empate 1-1 del Atanasio Girardot en un duro partido contra Independiente Medellín, todo tras un error grosero del arquero uruguayo Washington Aguerre, en el tiempo de adición. Eso sí, más allá del buen resultado en territorio antioqueño hay preocupación por la lesión de Juan Fernando Quintero.La máxima figura del equipo ‘escarlata’ tuvo una noche llena de emociones, siendo titular y visitando al equipo de sus amores, el DIM, pero no fue bien recibido por una parte de la hinchada, que no le perdona que ha jugado en Junior y América, antes que volver al ‘poderoso’.Por eso, antes de finalizar el primer tiempo Juan Fernando Quintero se disponía a cobrar un tiro de esquina y ahí varios seguidores del Independiente Medellín le dijeron de todo y también le enviaron objetos cerca a él.Y en una de esas ‘Juanfer’ decidió, como Álvaro Montero hace algunas semanas en Manizales, recoger algo que le lanzaron, lo tomó con sus manos, luego lo observó e hizo un gesto de sorpresa antes de que finalizaran los 45 minutos iniciales.Por supuesto, esto en redes también tuvo repercusión ya que el arquero de Millonarios le pusieron una sanción de dos fechas por las monedas que recogió del piso cuando se disponía a salir hacia el camerino en el estadio Palogrande.Más allá de eso, el partido continuó y Juan Fernando Quintero salió lesionado del compromiso contra el Medellín y hay alarmas prendidas, no solo en América de Cali, sino también en la Selección Colombia.Juan Fernando Quintero recogió objeto que le lanzaron hinchas del Medellín:
La inseguridad en Transmilenio no tiene freno y en esta oportunidad, de manera increíble, un ladrón quedó grabado robando a un ciudadano mientras un par de jóvenes mujeres hacían un video para subir a sus rede sociales.En el video se ve a las dos jóvenes grabando un TikTok con una canción de fondo, mientras un ciudadano se encontraba sentado escuchando música en sus audífonos inalámbricos.El ladrón aprovechó la parada del articulado y que la ventana donde estaba la víctima estaba abierta. El conductor del bus de Transmilenio cerró las puertas, arrancó y el delincuente metió la mano y le arrebató los audífonos al pasajero.La reacción de la víctima fue mirar hacia atrás asustado, pero el bus ya estaba en movimiento y el delincuente consiguió su cometido.Pelea en estación de TransmilenioEn la misma semana, otro hecho ocurrido al interior de una estación de Transmilenio y que quedó grabado por ciudadanos se volvió tema de conversación en redes sociales, pues un grupo de dos hombres y tres mujeres terminaron a los golpes.En un video que se volvió viral en redes sociales, se observa a dos hombres rodeados por tres mujeres, intercambiando miradas desafiantes mientras una de ellas les pide que mantengan la calma.Para evitar una confrontación, las mujeres intentaron sujetar a los hombres por los brazos. Sin embargo, uno de ellos lanzó una patada, haciendo que el otro cayera al suelo, aunque se reincorporó de inmediato.Simultáneamente, dos de las mujeres involucradas en la disputa se enfrentaron al agresor, quien vestía chaqueta negra y jean claro. Una de ellas cayó al suelo y se levantó rápidamente, mientras la otra recibió un golpe que la derribó. La primera mujer, tras levantarse nuevamente, intentó confrontar al hombre, quien la golpeó en el pecho y la lanzó al piso otra vez.En medio del conflicto, la segunda joven se puso frente al agresor y le increpó con palabras desafiantes. Entonces, el otro hombre involucrado desde el inicio sacó un cuchillo y amenazó con usarlo. No obstante, las dos mujeres que lo defendían lograron llevarlo a un articulado para retirarse del lugar.El altercado ocurrió ante la mirada atónita de los pasajeros, quienes vieron su tranquilidad interrumpida por la disputa. Hasta el momento, ni las autoridades de Bogotá ni la empresa Transmilenio han emitido pronunciamientos sobre el incidente, y se desconoce el estado de los implicados.Estaciones de Transmilenio más inseguras:Según el Concejo de Bogotá, las estaciones de TransMilenio con mayores problemas de seguridad incluyen Av. Jiménez con Calle 13, Av. Jiménez con Caracas, Estación Ricaurte, Portal Tunal, Estación Calle 100 y Portal del Norte.Datos de la Policía Metropolitana de Bogotá revelan que, durante el año pasado, se reportaron 2.282 casos de hurto a personas en el sistema de transporte público. Además, cifras del Concejo señalan que en 2024 se registraron 4.573 robos de celulares en TransMilenio, de los cuales 2.002 ocurrieron dentro de los articulados y 683 en los buses del SITP. En total, el 59% de los hurtos de celulares sucedieron dentro de los vehículos del sistema de transporte.Otro aspecto preocupante es el aumento de lesiones en estaciones y portales. La concejal Diana Diago informó que en 2024 se contabilizaron 173 casos, la cifra más alta de los últimos cinco años.(Lea también: Por esta razón, exnovia de David Nocua habría decidido asesinar al menor junto a su cómplice en Usme)CAMILO ROJAS, PERIODISTA NOTICIAS CARACOLX: RojasCamoCorreo: wcrojasb@caracoltv.com.coInstagram: Milografias
El Giro de Italia 2025 tuvo una última jornada muy emotiva desde el comienzo, ya que se realizó un minuto de silencio en el punto de salida que estuvo encabezado por el Visma Lease a Bike, equipo del virtual campeón Simon Yates. El momento solemne se dio por el fallecimiento de la esposa de Rober Gesink, ciclista que se retiró hace unos meses y que tuvo grandes presentaciones en las grandes vueltas y fue un referente del equipo neerlandés.La noticia fue confirmada por el mismo Gesink, quien le dedicó unas sentidas palabras a su pareja. "Vivirás en nuestros corazones para siempre. Gracias por todo el amor que nos diste, por tu hermosa sonrisa que iluminó cada habitación. Se me rompe el corazón que tenemos que seguir adelante sin ti, pero sobre todo, estoy muy orgulloso de ser tu marido", se lee en el posteo de Instagram.Sin embargo, el minuto de silencio no fue el único detalle que tuvieron en la corsa rosa. El equipo y la organización presentaron una maglia rosa firmada por los corredores del Visma y con una frase: "Con Daisy en mente".Palmarés de Robert Gesink2006Circuito Montañés, más 1 etapaSettimana Ciclistica Lombarda, más 1 etapa20071 etapa de la Vuelta a Bélgica20081 etapa del Tour de California2009Giro d'Emilia20101 etapa de la Vuelta a SuizaGran Premio de MontrealGiro d'Emilia2011Tour de Omán, más 2 etapas2012Tour de California, más 1 etapa2013Gran Premio de Quebec20161 etapa de la Vuelta a España20173.º en el Campeonato de los Países Bajos Contrarreloj
El colombiano Sebastián Montoya -hijo del espectacular expiloto de F1 y de IndyCar Juan Pablo Montoya- concluyó segundo este domingo la prueba de la Fórmula 2 disputada en el circuito de Montmeló (Barcelona), en el marco del Gran Premio de España de Fórmula Uno, que ganó el británico Arvid Lindblad y que el español Pepe Martín concluyó sexto.Montoya (Prema Racing) acabó a tres décimas del británico Arvid Lindblad (Campos Racing), que cubrió las 37 vueltas que se dieron este domingo a la pista del Circuit de Barcelona-Catalunya en un tiempo ganador de 58 minutos, 49 segundos y 191 milésimas.El neerlandés Richard Verschoor (MP Motorsport) acabó tercero, a seis décimas de Lindblad, mientras que el barcelonés Martí (Campos Racing) fue sexto, a un segundo y medio del ganadorEl irlandés Alexander Dune (Rodin Motorsport), que acabó quinto, mantuvo el liderato del campeonato de F2, con 87 puntos, tres más que Verschoor.