Valentina Álvarez cumplía al pie de la letra la cuarentena en Bogotá. Tras varios días en su casa tuvo que salir a una emergencia médica. “Cuando regresé a mi casa tuve dos o tres días de aproximaciones o de ataques de pánico, sintiendo que todo lo que tocaba estaba contaminado”.
Además, empezó a sentir el virus aun estando en su casa. “El temor es al COVID-19, a contaminarme a que las superficies que yo toque estén contaminadas y de alguna manera me pueda contagiar”.
Sin saberlo, ella estaba padeciendo el síndrome de la cabaña. “Las personas están reaccionando con pensamientos y con ideas que tiene que ver con el miedo a salir o el miedo a volver a las actividades que antes realizaban”, explica la psicóloga Carolina Guzmán.
Según otros profesionales, con la cuarentena, a sus consultorios han llegado más pacientes con estos síntomas, por lo que recomiendan “salir a la puerta, salir al andén del vecino saludar a las demás personas teniendo siempre una distancia".
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Si experimenta tristeza, llanto constante o miedo, y que esto se prolongue, lo mejor es consultar al médico.
El síndrome de la cabaña es un estado que se supera, entre otras estrategias, acercándose al exterior de forma progresiva y cumpliendo con las medidas sanitarias.