Conozca el día a día de esta fuerte mujer que, a pesar de su labor, siempre tiene amor para sus tres hijos.
Su esposo, el sargento primero Rolando Silva, también un paracaidista, cuenta que ese amor de Érica por las alturas nació en un momento muy difícil para ambos. “La inspiración fue algo negativo porque yo sufrí un accidente en un salto de paracaidismo, gracias a ella me recuperé de una factura, ella siempre me alentó”, cuenta.
La sargento primero no solo aprendió a saltar, sino que se convirtió en la primera suboficial entrenadora de paracaidistas en el Ejército colombiano.