En Istmina, Chocó, Noticias Caracol llegó hasta la casa de Yanfry, el pequeño de 3 años que, con su tierna y cálida personalidad, se robó el corazón de millones de internautas.El niño de pestañas largas y galante, con su pulcritud, espontaneidad y ternura, conquistó a millones de usuarios en redes sociales de todo el mundo.Con su inseparable mejor amigo recorre las calles de Istmina. Él es Bernardo Díaz, su tío. Yanfry sueña con ser policía y adora a los dinosaurios. En sus grabaciones muestra la cotidianidad de Istmina en Chocó.“Yo quiero ser policía de monstruos”, comenta el pequeño influenciador.El polémico comentario de Gustavo Bolívar sobre Yanfry, el famoso niño de TikTok“El día de Yanfry es muy agitado, él corre mucho, todo lo pregunta. Es muy juguetón, comelón, es extrovertido, alegre”, expresó Tatiana Medina, madre del niño.Pero para ella no todo es color de rosa. El hipotiroidismo que padece su hijo le preocupa, asegura que su pequeño necesita medicamentos especiales."Él no crece como un niño normal, sufre de hipoglicemia, cuando tiene hipoglicemia tiene convulsiones, y toca aplicarle hormonas todos los días", agregó su mamá.Pese a las dificultades, Yanfry es el ‘rayito de sol’ para su familia y los habitantes de su barrio.“Este niño nos enseña muchas cosas. De verdad hay mucho que aprender de él, sé que el día de mañana va a tener un buen futuro”, añadió Rocío Díaz Perea, tía de Yanfry.Bernardo asegura que su sobrino será en el futuro un “fragmento” para el país. Por su parte, la madre del pequeño agregó que su interés siempre ha sido inculcarle buenos valores a Yanfry para que más adelante pueda servir a la sociedad.
“Lo que más temor me da es no lograr el sueño, este sueño que tengo de aliviarme, de sanarme”. Lo dice Catalina García, una paisa de 43 años que enfrenta una feroz batalla contra el cáncer de seno.Catalina fue diagnosticada con metástasis en los ganglios. Desde hace dos años trabaja por conseguir los recursos necesarios para poder viajar a Estados Unidos, donde se desarrolla un tratamiento especial contra su enfermedad.“Nos encontramos en Houston una clínica donde hacen un tratamiento basado en tu propio sistema inmune. Un día dijimos: listo ya, ese es el tratamiento. Pero ese mismo día dijimos: con qué nos vamos a ir, es demasiado costoso y no tenemos el dinero”, cuenta la valiente mujer.Los días van contando, pero no a su favor: las recaídas cada vez son peores. Sin embargo, sus ganas de recuperar el aliento para ver crecer a sus hijas la hicieron crear un emprendimiento de venta de vestidos, para pagar el tratamiento que según ella la sanaría.“Yo tengo que vender muchos vestidos para lograr mi meta, pero pues voy a arrancar por esto, me parece una delicia y arranque con una tienda que se llama la tienda de Monsa y vida. O necesitaría a 300 mil personas que nos donen un dólar”, afirma.Magia, gracia y poder son las palabras que llegan al corazón de su esposo cuando habla de Catalina, además del ímpetu con el que ve cómo lucha por la vida.“Gracias por los tres hijos que nos trajo acá a este universo, por la energía que tiene para sacar las cosas adelante y más por el entorno que crea en cada cosa que se involucra y pone la mano”, manifiesta Sergio Alonso Valencia.Dicen que las oraciones de los niños son las más escuchadas. Catalina tiene tres, que antes de dormir y durante el día rezan para que su madre salga adelante.“Mi mamá significa mi vida, mi esperanza, mi corazón, significa todo lo que yo soy, porque ella fue quien me creo en este mundo”, señala Monserrat, una de las pequeñas.Catalina reitera que si 300 mil personas le donan un dólar o le compran de a un vestido, ella podría recobrar su vitalidad, llevar a sus hijos al colegio de nuevo, acompañarlos por muchos más años y, por qué no, verlos formar una familia como la que hoy ella tiene.
En Estados Unidos se conoció el texto del acuerdo judicial que permite la deportación del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso a Italia. Allí queda claro que, al día de hoy, la administración del presidente Donald Trump se compromete a llevarla a cabo a más tardar el 4 de septiembre.A cambio de esto, la defensa de Mancuso asegura que retirará los cargos presentados en contra del fiscal William Barr y otros funcionarios, por lo que considera una detención ilegal del excomandante de las autodefensas, quien lleva más de 150 días en custodia de autoridades migratorias.En dicho documento se aclara, además, que, si se pretende deportar a Mancuso a otro país distinto a Italia, se debe enviar una notificación con 14 días de anticipación.Sin embargo, teniendo en cuenta que la fecha límite para la deportación es el 4 de septiembre, virtualmente, el gobierno del presidente Iván Duque no tiene tiempo para tramitar la solicitud de extradición a Colombia.En síntesis, al día de hoy, hay un documento firmado y avalado por un juez de los Estados Unidos en el que gobierno del presidente Trump se compromete que deportará a Mancuso a Italia, país del que tiene nacionalidad, en la fecha límite establecida.
Melba Ligia Pedraza es profesora de música y, pese a su discapacidad visual, lleva 20 años enseñándole a varias generaciones que los sueños sí se hacen realidad. Desde muy temprano, Melba Ligia llega al colegio en el que trabaja hace cinco años. Todos los días, como si fuera el primero, revisa cada detalle y cada material, pues quiere tener todo listo para recibir a sus estudiantes en la clase de Educación Artística. Melba es la única profesora en condición de discapacidad visual del Instituto Empresarial Gabriela Mistral de Floridablanca, municipio del departamento de Santander. "Este colegio lo amo mucho, porque es un colegio en el que hice parte de mi primaria", dice. Las primeras palabras no son para realizarles pruebas de conocimiento o explicarles lo que van a aprender, son palabras llenas de amor. “Ella siempre se da cuenta de todo, si comemos, si hablamos y desde dónde hablamos, del rincón, del frente o al lado de ella. Ella es muy exigente", afirma Carol Peña, estudiante de Melba Ligia. Para sus estudiantes, Melba es un gran ejemplo, pues, como dice Carol, “ella no puede ver y cumplió los sueños de ser profesora" y eso motiva a “cumplir los sueños de uno”. Y para sus compañeros y jefes, Melba es una mujer de admirar. “A mí me dejaba descrestado, porque me enseñó cómo, a través del tacto, podía determinar el color de los colores. Ella puede determinar la diferencia de los colores, cuáles son los más suaves, más cálidos", afirma Rodolfo Blanco, rector del Instituto Gabriela Mistral. Esta mujer oriunda de Los Santos, Santander, asegura que, aunque perdió la vista, la visión para enseñarles a las nuevas generaciones a soñar sigue intacta. "Unos pupitres, cuando están vacíos, pues no son nada, pero, cuando están llenos de niños, me dan alegría, ganas de hacer las cosas y ser mejor. Quiero ser transformadora en la vida de muchas personas", comenta la docente. Melba hace parte de una familia de 14 hermanos, nueve de los cuales presentan una condición de discapacidad visual. "El doctor me decía que, en mil personas, una se presentaba con el problema de retinosis pigmentosa, que es lo que tenemos. A mi mamá le tocaron nueve hijos”, sostiene Blanca Lizeth Pedraza, hermana de Melba. "Para mí es una bendición tenerlas a ellas como hermanas, son talentosas, son seres maravillosos", agrega, por su parte, Martha Pedraza. Sin embargo, esta condición no pudo limitar los sueños de la familia de Melba. Varios de ellos desarrollaron sus talentos en la música. "Mi papá cultivó siempre eso en nosotros, como la música, y mis hermanos mayores, Manuelito y Jaime, también son músicos empíricos", señala Melba Ligia. "Nosotras somos muy bendecidas por la gente, se acercan y nos dicen que cantamos lindo, como ángeles", asegura Nancy Yaneth Pedraza, otra de las hermanas de Melba. "Ha sido para nosotras tres una unión muy grande, porque, a pesar de que con todos los hermanos nos queremos mucho, nosotras somos muy unidas", puntualiza Blanca Lizeth. Cantan, conversan, recuerdan, ríen y sueñan, siempre juntas, y la música es uno de los tantos lazos que las unen. Melba toca el teclado y marca el ritmo para cada una de las canciones que ensayan y con las que cautivan. Melba Ligia sostiene que esto es el resultado de “tener claro lo que uno quiere ser en la vida, tenerlo muy claro". Considera que nació con una virtud especial y su condición visual se convirtió en una gran oportunidad para aprender todo el tiempo. "Siempre, desde que uno tenga vida, hay que aprender. Cuando uno deja de aprender, ese día ese uno se muere”, Melba Ligia, quien confiesa que montar bicicleta es aún una asignatura pendiente. No obstante, con cada pedalazo, esta mujer reafirma esa disciplina inquebrantable. Cada ocho días sale a practicar, con Guillermo Prada Peña, un amigo de la familia. "Melba es una tenaz, porque se le mide a todo. No hay obstáculos para ella. Uno, teniendo los cinco sentidos, se siente menos", dice el hombre Talentosa, disciplinada y apasionada, así es Melba, quien día a día se esfuerza para demostrarle al mundo que las limitaciones solo están en la mente.
Daniel Sanabria recibió una flauta traversa de manos del violinista, quien lo invitó a tocar en su natal Holanda. "Tú vas a ser un gran flautista y luego, cuando toques muy bien la flauta, vienes a Maastricht y tocarás con nosotros", le dijo Rieu al menor al obsequiarle el instrumento. El niño, muy emocionado, agradeció al violinista y director el regalo, que le permitirá reemplazar una de plástico con la que aprende música. "Tú tocaste frente a la audiencia con tu flauta y eso fue fantástico", recordó el maestro de Maastricht. Después de recibir el regalo, el niño colombiano interpretó con su antigua flauta un fragmento de la canción "Colombia tierra querida" frente a Rieu y otros miembros de la orquesta que lo observaban con detenimiento. Con ese mismo instrumento el niño se convirtió el pasado viernes en protagonista inesperado del segundo concierto de Rieu al interpretar entre el público canciones populares latinoamericanas durante una interrupción de hora y media del espectáculo debido a una falla técnica. Mientras se resolvía el problema técnico, que según explicó Rieu es la primera vez que le sucede en 30 años que lleva presentándose en todo el mundo, volvió al escenario con su orquesta e invitó al niño a acompañarlos. El pequeño subió entonces a la tarima acompañado por su madre y el maestro holandés lo tomó de la mano y lo condujo al centro del escenario entre aplausos del público y de los propios músicos. Enseguida, Rieu dirigió a la orquesta, toda de pie y sin micrófonos, en la interpretación de "Cielito lindo", con el niño a su lado acompañándolos con la flauta. "Fue chévere (bonito) porque yo lo escucho en el computador y me gusta mucho su música", dijo a Efe en su momento el pequeño sobre la "inolvidable experiencia" de tocar al lado del artista de Maastricht. Rieu, que goza de enorme popularidad en Colombia, también puso sus manos en la estrella de la fama del Movistar Arena y dará este domingo su cuarto y último concierto en Bogotá, todos con lleno completo. Vea también: Un niño, su flauta y una audiencia cómplice: hubo magia en el concierto de André Rieu
Se llama Cristian Byfield, tiene 31 años y ha visitado 72 países. Ahora le pagan por hacer lo que más le gusta: conocer el mundo. Al ver sus vídeos y fotos en redes sociales, muchos se preguntan ¿cómo hace Cristian para poder pasarse la vida de paseo? Y la respuesta es sencilla: es uno de los influencers más poderosos de Colombia. En Instagram tiene 233.000 seguidores. Gracias a eso, son decenas las marcas y agencias de turismo o gubernamentales que patrocinan sus viajes. “Yo llevo viviendo cómo instagramer tres años y medio. He tenido unos 40 proyectos. Hay marcas que patrocinan un post, hay marcas que te patrocinan el año entero”, cuenta Cristian. Pero no siempre fue así. Cristian estudio Ingeniería Industrial y trabajó los primeros años de su vida laboral vestido de saco y corbata en una compañía de banca de inversión en Bogotá. Hasta que un día, cansado de ver que el trabajo le consumía su tiempo y lo hacía perder momentos valiosos, decidió cambiar su vida. Renunció a su cargo e hizo algo que en ese momento parecía una locura; invirtió la plata que había ahorrado con el objetivo de pagar maestría en boletos para poder darle la vuelta al mundo. Así comenzó la historia. “Lloré de felicidad la primera vez que me iban a empezar a pagar por lo que me apasionaba, que eran los viajes”, confiesa. Sus herramientas de trabajo son una cámara fotográfica, una GoPro y en ocasiones un dron con el que graba videos en los que, por ejemplo, reúne a personas para cantar y bailar. En esos encuentros, donde la alegría es evidente, Cristián adoptó el nombre del coleccionista de sonrisas, pues sus fotos de gente sonriente han sido expuestas en varios hoteles en Colombia y Europa. Hoy no solo comparte sus viajes, sino también su filosofía de vida, en especial el no temer a atreverse a cambiar.
Su pasión por esta planta nació a los 10 años y ahora lucha por preservarla en el país. Cientos de personas visitan este terreno en San Antonio de Tequendama.
Daniel Espitia, Iván Espitia y Elio Hernández luchan con su puño para que este oficio perdure a pesar de la tecnología. Lucrecia era el nombre de la profesora que hace más de 60 años le enseñó en Moniquirá, Boyacá, a Daniel Espitia los poemas de José Asunción Silva y lo animó, como dice él, a “escribir bonito" y de paso le dio las herramientas para ganarse dignamente la vida. Las letras de Daniel han viajado por el mundo, “Luxemburgo, Francia, España, Estados Unidos, Panamá, México, esos son los países donde más he mandado invitaciones”, dice con orgullo. Sabe hacer más de 200 tipos de letras y está consciente que el suyo es un arte cada vez menos común. Elio Hernández es otro de los artistas que persevera con el oficio de la caligrafía. De su puño y letra llegaron tarjetas de invitación al papa emérito Benedicto XVI. Aunque este arte nació en China, alcanzó su auge con el latín de la Edad Media y con textos religiosos. Gracias a esto, Elio sacó adelante a sus tres hijas.
En Boyacá está la sede donde este colombiano enseña la filosofía de este arte marcial. Su misión es formar campeones que ya han ganado más de 200 medallas.Desde los 2 años practica este deporte y llegó a ganar 37 campeonatos nacionales de Taekwondo.Pero fue en Boyacá donde encontró su destino al crear el CIARTKD (Centro Internacional de Alto Rendimiento de Taekwondo).Antes de cumplir ese sueño, entrenaba en una cancha de tejo “donde me daba el agua a los tobillos, me tocaba todos los días sacar el agua”.Campeonas como María Helena Álvarez, Doris ‘Xena’ Patiño y Andrea Ramírez Vargas destacan la labor de René Forero y dicen que sin él no habrían logrado lo conseguido hasta ahora.Y en ese centro de Boyacá se han preparado deportistas que han dejado en alto la bandera tricolor en prácticamente todos los escenarios donde compite el taekwondo, es decir Olimpiadas, Juegos Bolivarianos, Suramericanos, Centroamericanos, Panamericanos y Mundiales.
Tras vivir más de 60 años fuera de Colombia, volvió a su tierra para enseñar lo que aprendió al lado de grandes como Celia Cruz, Chucho Valdés y Tito Puente.