Los adultos usan a los pequeños hasta altas horas de la noche para hacer que los transeúntes se conduelan y les den dinero.
Los semáforos son los puntos estratégicos de estos padres de familia para que los niños vendan dulces y pidan limosnas.
El 2018, cerca de 232 menores fueron puestos a disposición de las autoridades, quienes advierten que aquellos padres que sean reiterativos en esta situación podrían perder la custodia de sus hijos o ser condenados hasta a 5 años de cárcel.